La opinión pública no para de debatir las consecuencias que ha generado la radicación de la mal llamada “Ley de Financiamiento” que no es otra cosa que la Reforma Tributaria del gobierno de Duque y su partido el Centro Democrático.
El trabajo sucio en el Gobierno lo hace el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, responsable de los bonos de agua, y quien sin recato alguno, se ha encargado de construir una estratagema tributaria para imponer una reforma regresiva, cuya columna vertebral es la ampliación de la base gravable del IVA. Es decir que paguen más impuestos los colombianos de a pie.
La estratagema empieza con el anuncio del desfinanciamiento del Presupuesto General de la Nación vigencia 2019 de 14 billones de pesos, de los cuales 13,2 son reducciones a recursos de capital, principalmente constituidos por dineros provenientes de deuda pública, que estaban autorizados en los instrumentos de planificación del Estado, pero que por una “loable” decisión política de este Gobierno, no se toma ese endeudamiento y se presenta como un faltante.
A partir de allí, presentan la propuesta de ampliar la base gravable del IVA a casi la totalidad de la canasta familiar, incluyendo los alimentos básicos que consumimos cotidianamente, con una tarifa inicial de 18% llegando en 2021 a 17%, generando un incierto mecanismo de “devolución” del impuesto a los más vulnerables de la población, siempre que estén bancarizados. Con esta fórmula, plantean recaudar 1,1 puntos del PIB, cerca de 8 billones de pesos. La mitad de lo que se robaron en Reficar.
Con el IVA para los alimentos, se incrementa el costo de vida de los trabajadores colombianos, reduciendo su capacidad adquisitiva, desincentivando el consumo y abriendo grandes brechas para la elusión y la evasión de impuestos, sin contar las consecuencias negativas que se generan en el mercado interno.
A modo de ejemplo, una libra de arroz, con el IVA del 18% incrementaría su valor en $403, una libra de papa en $196, un pan subiría $36 y una libra de carne de res subiría $2505. Será Carrasquilla el ministro que pasará a la historia como el que gravó el desayuno y el almuerzo de los colombianos.
El Gobierno nacional defiende esta propuesta diciendo que “la amplia lista de bienes exentos y excluidos de IVA, (…) beneficia en mayor medida a los hogares de ingresos más altos”. En otras palabras, plantea como negativos los beneficios tributarios para el caso del IVA, que se le cobra por igual a ricos y pobres, pero paralelamente cierra cualquier posibilidad de discusión sobre los beneficios tributarios para los ricos y las grandes empresas; y para rematar, les otorga tres beneficios adicionales en esta reforma.
Una muestra más de su doble moral. Además, dicen que uno de los objetivos de la reforma es “avanzar hacia una estructura tributaria más progresiva y eficiente” mediante la devolución incierta del IVA, con la cual los primeros ganadores son los bancos, ya que, por su altruista intermediación, los pobres recibirán la generosa devolución gubernamental.
Finalmente, es claro que el gobierno de Duque y Carrasquilla pretende seguir engañando al pueblo, le corresponde a la bancada de oposición del Congreso de la República presentar una ponencia alternativa y derrotar con argumentos la intentona del Gobierno por asaltar los bolsillos de los colombianos.
Y desde la movilización social, la calle, parar esta nefasta reforma tributaria, de la cual solo se benefician los poderosos y hace mucho más gravosa la cotidianidad de los humildes. Urge llenar las plazas del país para que, al unísono, el pueblo colombiano proclame su rechazo al engaño y derrote la reforma tributaria.