El entorno político-sindical de las mujeres

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Mujer trabajadora. Foto Bernardo Peña Olaya, Escuela Nacional Sindical.

La violencia patriarcal y la vulneración de los derechos de las mujeres son problemas presentes desde hace siglos. Varias generaciones de mujeres han venido luchando contra estas formas de agresión, pues, el hecho de no tener derechos sociales, culturales, económicos y políticos hace parte de la historia que es necesario reescribir

Martha Alejandra Wilches Pulido

Han surgido avances significativos en la consolidación de los derechos, fruto de la concientización, indignación y sobre todo, de la movilización y participación activa de mujeres decididas. Derechos adquiridos importantes como: jornada laboral de ocho horas, educación, derecho al voto, a la propiedad privada, a la protección durante el embarazo, a ejercer una profesión, a las leyes contra las violencias de género. Todo ello en pro de condiciones dignas, igualdad de oportunidades y un entorno libre de violencias.

Sin embargo, debido a la cultura patriarcal en nuestra sociedad, la violencia de género persiste, atentando, no solo contra la integridad física, sino emocional y psicológica de las mujeres. Esto impacta directamente en el libre desarrollo de la personalidad y la libertad de expresión y repercute también en la baja o nula participación en los diferentes escenarios sociales y políticos, manteniendo el ciclo de dominio patriarcal.

Precisamente, por esa violencia sistemática surge la necesidad de visibilizar y generar acciones concretas y conjuntas a nivel mundial contra esta grave situación. Es así como el 17 de diciembre de 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas designa el 25 de noviembre para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fecha con alto contenido histórico, puesto que 39 años atrás fueron brutalmente asesinadas las hermanas Mirabal, en 1960, tres activistas políticas de la República Dominicana durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo.

Sin embargo, para erradicar la violencia machista en todos los ámbitos, debemos empezar a reconocer la invisibilización y normalización de esta a través de herramientas tradicionales usadas en los espacios patriarcales, tanto públicos como privados (ej. el hogar, el trabajo, los sindicatos, partidos políticos, las empresas, las instituciones del Estado, etc.).

La estrategia de instrumentalización

Una de estas formas de violencia es la instrumentalización de las mujeres, que consiste en el posicionamiento de las que no representan los ideales de las reivindicaciones de género, ni de la clase trabajadora, en los diferentes escenarios políticos y sociales, por el contrario, se dedican a practicar y promover las mismas lógicas patriarcales que tradicionalmente han generado opresión, con el fin de desdibujar el verdadero papel de la mujer en la sociedad y mostrarlo como si fuese un progreso en la igualdad de género.

Solo falta ver quién es la Vicepresidenta de Colombia para entender el tema. La participación política del sector femenino en los diferentes escenarios de construcción colectiva es medular, puesto que allí se empiezan a construir los verdaderos espacios incluyentes y de cambios. Por eso, en muchos sindicatos y escenarios políticos del país se pretende someter y reducir esta participación.

La Violencia en el entorno sindical y político

“… Todas las voces recogidas afirmaron que en el sistema sindicalista-patriarcal no se tiene en cuenta a las mujeres para la toma de decisiones y que las juntas directivas de los sindicatos han sido siempre un fortín masculino al cual ellas han estado ingresando con mucha dificultad…” (Reyes Cárdenas y Saavedra Restrepo. 2005. P. 126.).

Este aparte del texto describe la situación histórica de la participación política de las mujeres, en este caso, en el movimiento sindical, donde han sido doblemente discriminadas por estar en una sociedad colombiana machista y crecientemente anti-sindicalista.

Según López E,1 de La Universidad de Antioquía, este tipo de violencia política se puede caracterizar así:

La víctima es señalada por su actividad política o sindical con la firme intención de disciplinar o eliminar sus reivindicaciones sociopolíticas y laborales.

Es una violencia sistemática y generalizada.

Es una violencia histórica del mismo modelo económico y cultural.

Y por último, es disciplinante e instrumental, puesto que busca alcanzar la transformación, asimilación o cooptación del rol y perfil sindical, como una forma de regulación y control político del quehacer sindical, que pretenden el cambio de las posturas políticas e ideológicas.

Es decir, el machismo reinante del país, pretende mantener diezmada la participación femenina en los espacios de toma de decisiones de las organizaciones sindicales, sociales y políticas.

La violencia de género, definitivamente, es una problemática que nos compete a todas y todos, se debe trabajar en unidad de acción para eliminar cualquier tipo de violencia hacia la mujer, se debe continuar con la generación de espacios de formación y de sensibilización, orientados a generar y propiciar nuevas políticas que brinden garantías y protección a los derechos de las mujeres para promover una sociedad justa, de oportunidades y equitativa con entornos de respeto, oportunidades y conocimiento. Además, es necesario motivar el respaldo y acompañamiento de las nuevas masculinidades con el fin de eliminar todos aquellos actos y comentarios sexistas que promueven las diferentes formas de violencia.

Ante un contexto histórico machista y opresor, en el cual se busca implantar o mantener las estructuras de dominio y subordinación del modelo patriarcal en los diferentes escenarios, sólo falta comprender los hechos que nos preceden y tomar la determinación para decir: ¡Tu violencia patriarcal no define mis ideales!

1 López, E. (2015) Violencia y Mujeres en el Movimiento Sindical cuando las expresiones de la violencia política se basan en el género. Tesis de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.