Entrampamiento a la paz

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El exfiscal Néstor Humberto Martínez Neira ha demostrado nerviosismo y hostilidad en su defensa

Las evidencias expuestas tanto por investigaciones periodísticas como por la bancada de oposición permiten inferir que sí hubo complot contra la paz, y que la DEA orquestó el operativo ilícito. Sin embargo, el país aún no conoce la verdad en el caso ‘Santrich’

Redacción Política

Las revelaciones hechas en semanas pasadas por el diario El Espectador han ocasionado un verdadero terremoto político. La existencia de 24 mil audios que no entregó la Fiscalía General de la Nación a la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, en el caso ‘Santrich’ han puesto al exfiscal Néstor Humberto Martínez Neira en una desesperada posición de defensa.

El debate en la Comisión Primera del Senado de la República realizado el pasado 27 de noviembre por los senadores Gustavo Petro, Iván Cepeda, Antonio Sanguino y Roy Barreras, demostró en ocho horas que el proceso falso por narcotráfico en contra de ‘Jesús Santrich’ tuvo como propósito atacar tanto al proceso como al acuerdo final de paz.

La presencia e intervención de Martínez Neira en el debate, así como varias salidas en medios de comunicación y un artículo firmado en la edición dominical en el diario El Tiempo (periódico cuyo dueño es su cliente Luis Carlos Sarmiento Angulo), han demostrado el nerviosismo y la hostilidad que ha asumido la defensa del exfiscal frente al polémico proceso.

Aunque el país no conoce aún la verdad de los acontecimientos en uno de los casos más importantes de los últimos años, las evidencias permiten inferir algunas conclusiones preliminares del complot contra la paz orquestado por buena parte de las instituciones extranjeras y nacionales, así como de representantes connotados del Establecimiento.

Si hubo entrampamiento

Tanto los audios revelados que responden a las interceptaciones hechas a Marlon Marín, así como la operación de entrega controlada de cocaína del 1 de noviembre de 2017 en Bogotá, y finalmente el débil proceso contra el exnegociador de paz y hoy disidente de las FARC ‘Jesús Santrich’, evidencian que la intención no fue otra que entrampar a un sector incómodo de la antigua insurgencia, atacar a la JEP y deslegitimar el acuerdo final.

Lo que se demostró, tanto en la publicación de El Espectador como en el debate de control político, es que la DEA y la Fiscalía, principales promotores de la operación tramposa, establecieron un modus operandi para enlodar a dos importantes negociadores del acuerdo de paz.

Los conspiradores fabricaron un caso de narcotráfico que terminara en extradición. Para ello se valieron de un eslabón descompuesto de las FARC, Marlon Marín, cuyo parentesco familiar con ‘Iván Márquez’, su involucramiento con asuntos relacionados a la reincorporación y una vida dedicada a la corrupción y la estafa, eran útiles para lograr el propósito. Armando Gómez, colaborador de la DEA, y Fabio Simón Younes, personaje del que poco se sabe salvo que le fue negada su entrada a la JEP por no pertenecer a las FARC, complementan la operación falsa de tráfico de drogas. Para perfeccionar el caso, la DEA también confeccionó un artificial Cartel de Sinaloa compuesto por agentes mexicanos cuya única empresa era lograr consumar el procedimiento ilícito.

En primera instancia y de manera desperada, el entrampamiento intentó construir material probatorio que incriminara a ‘Santrich’ e ‘Iván Márquez’. Los audios, que corresponden a las interceptaciones a Marín, evidencian que el operativo intentó por todos los medios que los exnegociadores de paz pasaran al teléfono para así tener pruebas reales de un posible procedimiento de narcotráfico. No lo lograron.

Al ver la desconfianza de ‘Santrich’ y ‘Márquez’ frente a una irregular propuesta que se presentaba como proyecto productivo, el entrampamiento procedió a una entrega controlada de cocaína que se realizó el 1 de noviembre de 2017 en un hotel en Bogotá, que entre otras cosas es un operativo que no tiene registro en audio y en video.

Aún no queda clara la procedencia del estupefaciente, si fue entregada por la Fiscalía o fue comprada por la DEA, pero lo que queda comprobado es que no fue ‘Jesús Santrich’ quien proporcionó los cinco kilos del alcaloide, tal y como Marlon Marín dijo en Estados Unidos como supuesto testigo protegido de la DEA.

Es en este procedimiento donde Néstor Humberto Martínez entra en contradicciones, porque en 2018 aceptó ante el medio de comunicación RCN Radio que existió la entrega controlada por parte de la Fiscalía mientras hoy niega rotundamente la participación directa del ente acusador en el operativo.

A esto se le suma la manipulación de pruebas que fueron entregadas a los medios de comunicación, materiales que se presentaron como escandalosos ante la opinión pública, pero que ante un análisis mínimo queda absolutamente claro que existió edición tanto del video como de los audios con el único propósito de enlodar a ‘Santrich’ con la operación de narcotráfico.

DEA vs DEA

La segunda conclusión que se infiere es que el complot contra la paz estuvo orientado y dirigido por la DEA. Por años el Establecimiento colombiano y los Estados Unidos construyeron un relato que condenaba a las FARC como una “narcoguerrilla”. Con el proceso de paz en curso, la agencia estadounidense antidrogas se propuso de manera ilícita construir un caso que confirmara a como diera lugar esa tesis.

Desde un principio, y aún hoy, los principales contradictores del proceso de paz construyeron un libreto para deslegitimar los diálogos en La Habana. Narcotráfico, reclutamiento de menores, incumplimiento en la entrega de bienes, expansión de los cultivos de uso ilícito y disidencias, se fueron convirtiendo en el “caballito de batalla” para desvirtuar la voluntad de paz de las FARC.

Para lograr ese propósito, la Fiscalía General de la Nación y su representante Néstor Humberto Martínez se alinearon a la estrategia ilícita de la DEA, demostrando una vergonzosa sumisión a las instituciones estadounidenses y una clara violación al principio de soberanía nacional.

También queda claro que el falso Cartel de Sinaloa, Marlon Marín, Armando Gómez y Fabio Simón Younes eran colaboradores de la DEA. Es decir, si el material probatorio entregado contra ‘Santrich’ en este momento generara una condena por narcotráfico, determinaría que la DEA y la Fiscalía, y no ‘Jesús Santrich’, traficaron cinco kilos de cocaína el día 1 de noviembre de 2017.

Esto confirmaría un secreto a voces en la política internacional: La DEA es el principal cartel de narcotráfico que existe en el mundo.

Fracturar a las FARC y al proceso de paz

La última conclusión que deja este caso es que el complot dejó seriamente fracturadas a las FARC y al proceso de paz. Si bien la gran mayoría de excombatientes mantiene su compromiso con el acuerdo firmado y con el proceso de reincorporación, el entrampamiento le hizo daño a la antigua guerrilla, hoy atomizada en el partido de la rosa y las múltiples disidencias.

Por un lado, agudizó las contradicciones internas en las FARC, que existían de tiempo atrás pero que con su aterrizaje a la vida política abierta y legal se hicieron públicas. Es decir, lo que no logró el Establecimiento en la confrontación armada, lo logró con este falso caso de narcotráfico.

Y por el otro, el entrampamiento configuró un escenario de desconfianza y perfidia cuya nefasta consecuencia es la reedición de la lucha armada por un importante sector de las FARC bajo el sello de la Segunda Marquetalia. Sin lugar a duda el rearme es uno de los golpes más serios al proceso de paz y una de las principales victorias del entrampamiento.

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