
Con el apoyo de la iniciativa Frutos de Paz, colectivo que comercializa productos de excombatientes de las FARC, dos mujeres lanzaron una cerveza aromática que reivindica la diversidad sexual y el emprendimiento popular
Claudia Patricia Ríos
Epifanía, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, RAE, significa momento en el que ocurre una revelación, en el que se manifiesta algo importante e indescriptible. Y eso fue lo que sucedió en la vida de Anyelin Pérez cuando un día cualquiera, en medio de una pandemia y con muchas circunstancias adversas, tuvo la visión de crear una cerveza artesanal con la que pudiera hacer historia.
“Hacia finales del mes de marzo y en medio de las circunstancias actuales por las que atraviesa el mundo, me encontré trabajando en un proyecto que me emociona y me ha traído grandes aprendizajes: Frutos de Paz, un colectivo de hombres y mujeres emprendedores, valientes que le están apostando decididamente a la reconciliación de este país a partir de la comercialización de productos de pequeños productores, bajo el modelo de economía solidaria. Dentro de los productos que más se están comercializando son las cervezas artesanales. En medio de ese ambiente, de degustar diferentes clases de cervezas, de conocer maestros y maestras cerveceras, de oír hablar de las polas constantemente, tuve mi mejor epifanía; algo en mi mente y en mi corazón se despertó y gritó: quiero elaborar una cerveza artesanal única, que esté dedicada a la comunidad LGBTI”, dice Anyelin.

Investigación
Para esta ingeniera industrial, quien además de ser barranquillera radicada en Bogotá desde hace varios años, es emprendedora, feminista e irreverente, el proyecto se convirtió en un reto que no estaba dispuesta a posponer. “Empecé a investigar y a conocer más del tema, a entender por qué la cerveza es una bebida universal que ha estado presente en la vida de todas las civilizaciones, la historia habla que aproximadamente 6.000 años antes de Cristo ya se registraba la producción de bebidas fermentadas de diferentes cereales, generalmente trigo, malta y cebada”.
Anyelin Pérez se interesó en identificar la presencia de la mujer en la producción de la cerveza. Encontró que en todas las civilizaciones fueron las mujeres, nombradas alewives o brewsters quienes tenían la responsabilidad de producir esta bebida. “Ellas en sus cocinas se encargaban de todo, casi siempre, acompañadas de gatos, que eran los responsables de alejar a los roedores de los cereales utilizados; como dato curioso y muy significativo para mí, cuando empezaban el proceso de cocción colgaban una escoba en la puerta de su casa para informar que se encontraban en producción y así luego poder comercializarla. En los años treinta con los procesos de industrialización las mujeres fueron relegadas de esta actividad y las cervecerías se convirtieron en espacios masculinos. Toda esta historia instaló más en mi mente la idea de querer convertirme en maestra cervecera. Fue en ese momento qué invité a ‘Odo’ (Odoskha) mi actual socia, a hacer parte del proyecto. Ella sin preguntar mucho, solo me dijo, -De una-«.
La sociedad
“Yo hace algunos años había tocado el tema de elaborar cervezas artesanales, pero quizá no era el momento. En esta oportunidad cuando Anyelin me lo propuso la verdad lo sentí fácil y le dije sí; creo que no fui muy consciente de la dimensión de lo que estaba emprendiendo. Sin embargo, en este momento cuando llevamos varios, muchos litros de cervezas elaboradas y vendidas, me siento muy feliz de poder ser parte de Epifanía y agradezco por todos los momentos que he tenido que pasar”, reflexiona Odoskha.
Ella es amante de los gatos, de los caballos, de la velocidad, izquierdista o mamerta por convicción, no escatima ninguna oportunidad para promover y vender la cerveza, su discurso convence hasta al más escéptico, con mucha regularidad se le escucha la frase “saca al gay que está dentro de ti”, una invitación que seguramente es una exhortación a que nos atrevamos a probar algo nuevo y a que todos y todas, o mejor “todes”, hagamos respetar todo aquello por lo que a veces somos discriminados, pero que es parte de nuestras creencias o identidad.
Para estas dos emprendedoras, una costeña y la otra cachaca, ningún emprendimiento de este tipo nace sin un trasfondo social. “Cuando pensamos que Epifanía puede ser un camino a través del cual podamos transitar y hablar de temas como inclusión, derechos vulnerados, aceptación, incluso construcción de paz; sentimos una gran alegría. Vivir nuestras verdades nos hace más felices, y es un reto poder aportar en la consolidación de realidades más inclusivas en donde se pueda normalizar y no violentar y estigmatizar la diferencia. Nos interesa mucho poder empoderar a nuestra comunidad, siempre muy vulnerada y excluida; esperamos que muy pronto estemos disponiendo de una parte de nuestras ganancias para sacar adelante proyectos que permitan que muchos de nosotres podamos mejorar y dignificar nuestra vida”, concluye Anyelin.
Una cerveza disruptiva
Pero hablemos de Epifanía, la cerveza. Esta refrescante y aromática bebida luce y brilla por sus ingredientes, su sabor, su color y su aroma. “Estamos seguras que probarla es una experiencia multisensorial”, dice ‘Odo’ con orgullo.
Es muy aromática, porque contiene cardamomo y nuez moscada, dos de las especias más finas y exóticas del mundo de los condimentos. No es filtrada, por lo que los sedimentos del trigo en fermentación hacen que en ella permanezcan los probióticos de las levaduras y cereales que la convierten en una cerveza con alto contenido proteínico, es decir Epifanía es buena para la salud, a pesar de sus 5.5 grados de alcohol.
En estos siete meses de producir la cerveza Epifanía han sido muchos los comentarios realizados por las personas que la han probado, este quizá es el que resume la experiencia: “Epifanía es fuerte, refrescante, aromática, excitante, disruptiva; es diferente a todas las propuestas de cervezas artesanales que hay en el mercado”. Por eso, a Epifanía solo se le conoce probándola, degustándola y dejándose llevar por todos sus encantos y sabores.
Emprendimiento
Pero sin lugar a engaños, más allá de la cerveza, de la bebida, de todo lo que en sí representa Epifanía, este emprendimiento de mujeres, quizá brujas como las primeras maestras; es también un homenaje al momento de liberación de millones de gays, lesbianas, bisexuales, pansexuales, transgéneros; es un grito de reconocimiento a ese momento en el que se asume y se entiende que se es diferentes, y que no es una fase que pronto va a pasar, sino es el momento más importante de la vida de quien lo transita, en el que se adquiere una nueva y verdadera dimensión; aceptar que se es diverso y que de esa manera se debe vivir con honestidad y esperanza, siempre buscando la felicidad.
Quien escribe esta nota ha sido partícipe de todo el proceso de ideación, creación y producción de Epifanía, y con este texto sencillo pero sentido, da fe de todo lo que hay detrás de la iniciativa. Hay dos mujeres íntegras, rebeldes, honestas, sinceras, emprendedoras, auténticas y valientes a quienes el universo les ha regalado lo más grande que puede tener un ser humano, un gran y bondadoso corazón, por eso Epifanía también sabe a amor y pasión.
Anyelin y Odoskha representan a miles y miles de hombres y mujeres diversos que no se cansan de buscar la autenticidad en medio de un mundo, la mayoría de las veces hostil contra las personas que sueñan con la transformación. También es un homenaje también a otras mujeres y otros hombres que han creído en este proyecto y hoy son figuras importantes en la sombra.
¡Vamos por muchas Epifanías!
Les presento a: Epifanía.
Cerveza hecha por mujeres LGBTI. pic.twitter.com/wIDcWE2T0G
— Paula (@Paularisti__) August 3, 2020
Hoy lanzamos Epifanía: una cerveza aromática, un deleite para los sentidos, de cardamomo y nuez moscada, con 6.4 grados de alcohol, hecha por mujeres, una cerveza aberrada, lésbica y gay, desde su concepción. La primera cerveza LGBTI en Colombia. pic.twitter.com/6DoDBoS832
— César Jerez (@CesarJerezM) August 1, 2020
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