Esclavitud en el mercado de la salud

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Cuidadoras de enfermos crónicos de una IPS deben soportar jornadas laborales de 24 horas, con contratos de prestación de servicios y unas mesadas miserables

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino

Laura Herrera* es una mujer de 38 años de edad que trabaja a domicilio como cuidadora de pacientes con enfermedades crónicas, en Ibagué. Cada día, recibe su turno a las siete de la mañana, cuando su compañera le entrega un informe del estado del paciente que asistirá. Pero antes, debe dejar preparada la alimentación para todo el día para sus pequeños hijos, quienes se quedan solos en casa, y el almuerzo que va a consumir. Al preguntarle por qué no lleva algo para cenar, responde: “Porque no nos han pagado el mes de noviembre”.

Su trabajo consiste en estar todo el tiempo atendiendo a un enfermo: “Debo estar pendiente de su baño, de su cambio de pañal, de todos sus movimientos, su comida, sus medicamentos. Debo estar con él si se levantó, si se sentó, si se acostó, si está durmiendo, si no duerme, si tiene sueño, si ronca, todo…”

Tiene 10 años de experiencia atendiendo a pacientes con enfermedades crónicas con edades entre 15 y 90 años, y para llegar a él debió hacer cursos de primeros auxilios y de Reanimación Cardio Pulmonar, RCP, en el Sena. Trabaja para la IPS Best Home Care, BHC, (Mejor cuidado en el hogar) que le vende sus servicios de enfermería y cuidadores a EPS en varias ciudades del país.

Laura es madre soltera de dos niños pequeños que debe dejar solos durante 24 horas que dura su turno. No puede pagar para que los cuiden, aunque algunas veces cuenta con familiares que le ayudan.

Jornada inhumana

Su forma de contratación es por prestación de servicios, es decir, tiene que pagar su salud, pensión y riesgos laborales: “Nos contratan pero así. Trabajo un día sí y un día no, con turnos de 24 horas seguidas, sin descanso. Si el mes trae 31 días me pagan un millón 100 mil, y de ahí debo sacar 258 mil, no sé en cuánto habrá quedado este año. Al pagar eso me pagan el mes vencido pero con 40 días de atraso, o sea que ahorita luego del 7 de enero me pagan lo de noviembre. Además, desde hace tres años no nos aumentan en el salario. El trabajo nos dura mientras haya pacientes”.

Por el no incremento en las mesadas, las trabajadoras ya enviaron una carta a la sede central de BHC en Bogotá exigiendo un reajuste. Laura sabe que el valor que pagan las EPS a la IPS por el trabajo que ellas realizan, es muy superior a los salarios que reciben.

Como si fuera poco, durante el turno deben reportar periódicamente el estado del paciente en una plataforma, pero si por algún motivo no lo hacen a la hora indicada, les descuentan el valor de media jornada laboral. Abuso por el que se han retirado varias trabajadoras. “Para cumplir nos toca pagar datos o que las familias donde estamos nos presten el wifi, pero si por algún motivo no podemos informar a tiempo, nos descuentan”, explica la cuidadora.

Sabe que hay otras IPS donde los turnos son de ocho horas y son tres cuidadoras diarias por domicilio o por paciente. “Allá las cuidadoras están contratadas directamente, no tienen que pagar salud ni nada y ganan millón cien mil”.

Laura ya acomodó sus actividades y responsabilidades familiares y personales al día que le queda de descanso o intermedio. Es consciente de que por el cansancio en las extensas jornadas, la calidad en el servicio no es la misma en las últimas horas del turno.

“También depende de las familias que a uno le toquen, algunas le ponen una silla a uno para estar cerca al paciente, otras no. Estuve con una paciente de 15 años y a mí tocaba en el suelo, y son cosas que hay que aguantar. Algunas veces se pide cambio de paciente por los abusos de la familia, nos gritan o nos ponen a cocinar y eso no nos corresponde”, expresa la trabajadora.

Cuenta que las condiciones son tan inhumanas que a una compañera de trabajo se le murió la mamá el 29 de diciembre, informó a la empresa que no podía trabajar el siguiente día, pero el primero de enero debió estar en su puesto de trabajo y el turno que no hizo se lo descontaron.

Violación de la ley

Sobre el tema de las extensas jornadas laborales, el abogado, especialista en derecho laboral, Nicolás Escandón, dijo a VOZ: “Esas visiones de lo que debe ser una jornada laboral están siendo constantemente denunciadas porque son sobreexplotación. Y el trabajo de cuidadora tiene las reglas del Código Sustantivo de Trabajo, CST, de los compromisos de Colombia con la Organización Internacional del Trabajo, OIT, y con los derechos económicos y sociales establecidos en la Convención Americana de Derechos Humanos. Además, hay que tener en cuenta que es un trabajo que realizan más que todo mujeres”.

El profesional del derecho comenta que no se hace una inspección seria sobre el cuidado que realizan las profesionales de la salud: “El Estado debe proveer todos los medios para que ese trabajo sea realizado en condiciones de calidad, y es ahí donde la salud como mercancía genera afectaciones a los pacientes”.

El abogado argumenta que hay empresas que utilizan disfraces como los contratos de prestación de servicios para esconder una verdadera relación laboral, lo que es una violación de las normas laborales que debe tener sanciones de parte del Ministerio de Trabajo.

“Sobre las prestaciones sociales y las garantías de seguridad, la trabajadora tiene la posibilidad de denunciar ante la justicia ordinaria su caso, porque lo cierto es que si ellas están cumpliendo un tiempo, si hay subordinación y control ya que no se pueden despegar del paciente por 24 horas, hay elementos para que eso sea un contrato realidad”, argumenta Nicolás Escandón.

La calidad del servicio

Por otra parte, el dirigente nacional del sindicato de trabajadores de la salud, Anthoc, Yesid Camacho, sobre el caso de Laura y de miles de trabajadores en condiciones similares, dijo que el modelo de salud se basa en la intermediación de los servicios por parte de las EPS y en la explotación inmisericorde de los trabajadores.

“Como los contratos de prestación de servicios no tienen horario, los empleadores los utilizan para explotar y eso repercute en la calidad de servicio que se le presta a un paciente, porque alguien que no ha dormido en 24 o en 16 horas, no está en capacidad mental ni física de prestar un adecuado servicio. Por eso, insistimos en formalizar los empleos para establecer garantías laborales a los trabajadores y de esa manera los servicios sean de mejor calidad”, explica el dirigente sindical.

Las sentencias C – 614 de 2009 y C – 171 de 2012 de la Corte Constitucional ordenan que las actividades permanentes de la prestación de servicios de salud deben estar en las plantas de personal, pero las empresas de salud no las cumplen. “Además, desafortunadamente la justicia en estos casos está fallando con indemnizaciones pírricas que no compensan en nada la explotación que les han hecho a los trabajadores”, concluye Yesid Camacho.

VOZ intentó comunicarse con las directivas de la IPS para que explicaran los porqués de su proceder. Respondieron que hablaría la coordinadora nacional, aunque finalmente expresaron que las directivas no habían iniciado sus labores en 2020 y que no se pronunciarían.

Mientras tanto, Laura y miles de mujeres en condiciones similares deben aguantar las humillantes condiciones impuestas, a cambio de garantizar un plato de comida en su casa.

* Nombre cambiado a petición de la entrevistada.