“Estamos al borde del abismo”

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António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas

Los científicos del clima dicen que no es demasiado tarde para mantener vivo el objetivo de 1,5 grados del Acuerdo Climático de París. Pero el tiempo se acorta rápidamente. Es necesaria una reducción del 45 por ciento de las emisiones para 2030

Alberto Acevedo

El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, inauguró oficialmente, el 21 de septiembre pasado, el periodo de sesiones de la 76 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, que congregó a los líderes del mundo y a connotados representantes de la academia, la ciencia y de la sociedad.

El funcionario hizo una desgarradora radiografía de los peligros que afronta el mundo en la actualidad, desde el punto de vista del cambio climático, la lucha contra la pandemia del coronavirus, la lucha por salvaguardar la paz y por superar brechas que se interponen al desarrollo armonioso de los pueblos. “Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado. Estamos al borde de un abismo y avanzamos en la dirección equivocada”, dijo Guterres, que quiso con su exhortación emocionada concitar la solidaridad de quienes tienen en sus manos los destinos de la humanidad.

El secretario general dividió su discurso en seis ejes temáticos, en los cuales llamó a superar sendas brechas sociales, como requisito para aliviar las desigualdades e inequidades en el mundo y salvar a la actual generación de la hecatombe. Se refirió a salvar la brecha por la paz; la brecha climática; la brecha entre ricos y pobres, la brecha de género; para restablecer la confianza y reanimar la esperanza, salvar la brecha digital; y, por último, salvar la brecha entre generaciones.

Derechos humanos bajo fuego

Dijo el secretario general: “Estoy aquí para dar una señal de alarma: el mundo debe despertar. Estamos al borde de un abismo y avanzamos en la dirección equivocada. Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado. O más dividido. Nos enfrentamos a la mayor cascada de crisis de nuestras vidas. La pandemia de covid-19 ha sobredimensionado desigualdades flagrantes. La crisis climática está golpeando al planeta.

“La agitación de Afganistán a Etiopía a Yemen y más allá ha frustrado la paz. Una oleada de desconfianza y desinformación polariza a las personas y paraliza a las sociedades. Los derechos humanos están bajo fuego. La ciencia está bajo ataque. Y las salvavidas económicas para los más vulnerables llegan muy poco y demasiado tarde, si es que llegan. Falta la solidaridad en la acción, justo cuando más la necesitamos.

“Quizás una imagen cuenta la historia de nuestro tiempo. La imagen que hemos visto de algunas partes del mundo de las vacunas covid-19 en la basura. Caducas y sin usar. Por un lado, vemos las vacunas desarrolladas en un tiempo récord: una victoria de la ciencia y el ingenio humano. Por otro lado, vemos ese triunfo deshecho por la tragedia de la falta de voluntad política, el egoísmo y la desconfianza. Un superávit en algunos países. Estantes vacíos en otros”.

Peor de lo que pensábamos

Uno de los aspectos sobre los cuales Guterres centró su discurso, fue el del acelerado proceso de calentamiento global. Su llamado estuvo precedido de un informe de agencias de la ONU, conocido en Ginebra a mediados de septiembre pasado en el que se señala que la reducción temporal de las emisiones de carbono provocada por cuarentenas y cierres a causa del covid-19, no frenó el implacable avance del cambio climático y el planeta va camino a un peligroso sobrecalentamiento.

“Hemos llegado a un punto de inflexión sobre la necesidad de la acción climática. La alteración de nuestro clima y nuestro planeta ya es peor de lo que pensábamos, y está avanzando más rápido de lo previsto”, asegura el informe.

En este sentido, el secretario general fue enfático en la apertura de la Asamblea General: “Las campanas de alarma climática también están sonando en un punto álgido. El reciente informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático fue un código rojo para la humanidad. Vemos las señales de advertencia en todos los continentes y regiones. Temperaturas abrasadoras. Impactante pérdida de biodiversidad. Aire, agua y espacios naturales contaminados. Y desastres relacionados con el clima en todo momento.

Condenados al infierno

“Como vimos recientemente, ni siquiera esta ciudad, la capital financiera del mundo, es inmune. Los científicos del clima nos dicen que no es demasiado tarde para mantener vivo el objetivo de 1,5 grados del Acuerdo Climático de París. Pero la ventana se cierra rápidamente. Necesitamos una reducción del 45 por ciento en las emisiones para 2030. Sin embargo, un informe reciente de la ONU dejó en claro que, con los compromisos climáticos nacionales actuales, las emisiones aumentarán en un 16 por ciento para 2030. Eso nos condenaría a un infierno de aumentos de temperatura de al menos 2,7 grados por encima de los niveles preindustriales”.

Guterres también llamó a superar la brecha entre ricos y pobres: “Eso comienza por poner fin a la pandemia para todos, en todas partes. Necesitamos urgentemente un plan mundial de vacunación para al menos duplicar la producción de vacunas y garantizar que las vacunas lleguen al setenta por ciento de la población mundial en la primera mitad de 2022.

“Este plan podría ser implementado por un grupo de trabajo de emergencia compuesto por productores de vacunas actuales y potenciales, la Organización Mundial de la Salud, socios de ACT-Accelerator e instituciones financieras internacionales, que trabajen con compañías farmacéuticas. No tenemos tiempo que perder. Una recuperación desigual está profundizando las desigualdades. Las economías avanzadas están invirtiendo casi el 28 por ciento de su Producto Interno Bruto en la recuperación económica. Para los países de ingresos medianos, esa cifra se reduce al 6,5 por ciento”, precisó el secretario general.