Filbo 2019: La cosmovisión de las escritoras afrocolombianas

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Yesenia Escobar, escritora afrocolombiana

16 mujeres negras, palenqueras y raizales estarán en la Feria del Libro de Bogotá, Filbo 2019, haciendo visibles sus contribuciones a la literatura oral y escrita afrocolombiana

Renata Cabrales
@RENATARELATA 

“Mujeres afro narran su territorio” es una iniciativa del Ministerio de Cultura, que hará parte de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Filbo, en la cual participarán 16 escritoras afro de todo el país. Asimismo, las escritoras participarán en diferentes ponencias y conversatorios. El proyecto busca principalmente, hacer visibles las propuestas narrativas de las escritoras afro, que por mucho tiempo permanecieron a la sombra del canon literario oficial.

Los espacios seleccionados para esa propuesta especial son: “Mujer afro en las urbes colombianas”, “La marca de África”, “Escritura afrofémina: desobediencia, resistencia y autoafirmación” y “literatura de género en el postconflicto”, entre otros.

Cátedra de estudios afrocolombianos

En una conversación con VOZ, la poeta y cuentista afrofeminista colombiana y maestra en literatura de la Universidad Nacional, Yesenia Escobar Espitia, habla sobre la iniciativa de hacer visible a las escritoras afrocolombianas y asimismo, del lanzamiento de su segundo libro de cuento infantil: ¿En dónde estás Masmelo? ¡Ven pronto a jugar!

En cuanto al tema de la literatura afro, afirma Escobar que: “En el año 2010, que fue la publicación de la biblioteca afrocolombiana, cambió el panorama para este tipo de literatura. Esta biblioteca no fue una iniciativa institucional en sí, pues como sabemos, ha sido una lucha de las comunidades, incluso antes de la constitución de 1991”. Los resultados de la biblioteca se han visto representados dentro de la implementación de la Cátedra de estudios afrocolombianos que procura que se conozca todo ese legado cultural, económico, político, social etc. Asimismo, continúa la poeta: “En el 2010, la primera ministra afro, Paula Moreno, se esmeró porque hubiese una primera casa de la cultura en Buenaventura y que se consolidara esa biblioteca de literatura afrocolombiana para hacerla visible y, efectivamente lo hizo”.

La presencia de las escritoras

En cuanto a la visibilización de los aportes de las escritoras afrocolombianas a la biblioteca de literatura afro, argumenta Escobar que: “Se incluyó la antología de mujeres poetas afrocolombianas, que aunque ha sido muy cuestionada y criticada por supuesta falta de rigor en la publicación, sí ha sido un referente importante dentro del tema de escritoras afrodescendientes”.

Pero el hecho de que la antología de mujeres poetas afrocolombianas sea un referente, no significa que sea el primero, porque antes hubo una antología de escritoras del pacífico:  Negras somos, que es la más reconocida, recopilada por Giomar Cuesta con Apidama Ediciones y con Ocampo Samorano, que es su esposo, y quien, durante su estadía en Nigeria, se dio cuenta de que había la necesidad de explorar este tipo de literatura: “Fue así como ellos empezaron con lo del Museo Rayo, a realizar el trabajo de compilación, y a llamar a las mujeres negras mayores “Las almas negras”, frente a ese tema de literatura, para que narraran y contaran su poesía en dicho museo”, afirma Escobar.

El papel del Ministerio de Cultura

A partir de esas antologías y del trabajo de Giomar Cuesta, Mary Grueso Romero y María Teresa Ramírez, escritoras del Museo Rayo, el cual comenzó a abrir ese espacio a las mujeres afro, fue muy importante empezar a gestar escenarios propios de encuentros para promover la poesía afro y para las publicaciones. Está por ejemplo, el trabajo que ha venido haciendo la profesora Luz Malpica con la colección de Asere, que es un trabajo enfocado en la cátedra de estudios afrocolombianos en primaria y bachillerato y, aunque ella no es afro, su esposo y sus hijas lo son, y al ver la discriminación que estas padecían empezó a escribir cuentos con los cuales empezar a derrotar el racismo en las escuelas.

Según Escobar: “A partir de ahí comenzó ese proceso de visibilización de la escritura afro. En este gobierno, en el cual la Ministra de Cultura, Carmen Vásquez, también  afrodescendiente,  otra vez se le da espacio a las escritoras afro, entonces, es importante mirar el tema de la institucionalidad, porque cuando llega una mujer negra a un cargo de estos es cuando se vuelve a tener en cuenta este tipo de escritura, porque si no es así, el tema se mira de soslayo, no se le da la importancia que amerita”.

Su última obra

¿En Dónde estás Masmelo? ¡Ven pronto a jugar! es un proyecto de Yesenia Escobar que nació hace cuatro años, y según ella: “Masmelo está basada en una historia real, es sobre el hijo de una compañera y su gata mermelada. Digamos que la narración toma a estos dos personajes, pero yo los transformé, en lugar de una gata es un gato llamado Masmelo y en lugar de un niño una niña, y tiene mucho que ver con una línea de literatura infantil, que busca retratar en diferentes escenarios las vidas de niñas negras”.

Sobre su trabajo anterior, Escobar comenta que: “Previamente, tengo un libro infantil que  es reconocido porque hace parte de la caja de herramientas para la Cátedra de estudios de afrocolombianos, publicado por la Secretaría de Educción en el 2012, y se trata del cuento Mamá Avó, cuya protagonista es una niña afrodescendiente y su abuela, quien le cuenta muchas historias, en este caso, la historia de Benkos Biojó, como una forma de reforzar esa identidad que tiene que ver con la belleza del cabello afro”.

En su segundo libro de literatura infantil que es ¿En Dónde estás Masmelo? ¡Ven pronto a jugar!, Escobar narra la historia de Valentina, una niña afro, citadina, que también busca romper con ese estereotipo que es creer que los niños y las niñas afro están solamente en los territorios rurales y se oculta esa historia de los niños afrobogotanos, afrobarranquilleros o afropereiranos. Entonces, cuando hay un niño afro en una ciudad como Bogotá se piensa que es de la costa, lo cual significa Cartagena o cualquier pueblo de Bolívar o del Pacífico, sobre todo algún pueblo chocoano: “La idea es que Valentina represente a esos niños y niñas que están en la ciudad y que tienen vidas de niños citadinos”, concluye la poeta feminista afrocolombiana.

Portada de su último cuento.