François Houtart: Un internacionalista excepcional

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François Houtart.

Nacido en cuna noble, en Bruselas, fue criado en la fe cristiana. Esa vocación lo llevó al sacerdocio, que ejerció hasta su muerte. En su camino pastoral encontró el marxismo, y se comprometió con las luchas de los pueblos. Cuatro meses antes de morir, estuvo en Colombia y conversó con los líderes de las FARC

Ricardo Arenales

Considerado como uno de los intelectuales cristianos de mayor solidez en su formación humanística y en su compromiso social, el sacerdote belga François Houtart, murió en la madrugada del pasado 6 de junio, en capital ecuatoriana, donde residió en los últimos años.

Houtart fue criado en el espíritu de la fe cristiana, que lo condujo desde muy joven al sacerdocio. Su formación humanística lo llevó a comprender muy pronto la importancia del marxismo como ciencia social, como instrumento ideológico y de práctica social al servicio de la liberación de los pueblos, y la necesidad del pensamiento revolucionario, para lograr un mundo de justicia y de equidad. En este sentido, como intelectual, como sacerdote, como sociólogo y como revolucionario, su elaboración teórica y su práctica, fueron de una coherencia impecable.

En el proceso de elaboración de su pensamiento como teólogo, alguna vez afirmó: “Debemos encontrar un nuevo paradigma de vida frente al paradigma de muerte. El paradigma del bien común de la humanidad”.

Había nacido en Bruselas en 1925. Ordenado sacerdote en 1949, recibió una licenciatura y un doctorado en Sociología en la Universidad de Lovaina, a donde años más tarde regresó como docente y fue profesor del sacerdote colombiano Camilo Torres Restrepo, convertido después en guerrillero.

Desde joven, Houtart se destacó como una de las voces que reclamó la renovación de la iglesia y se comprometió con lo que se denominó la opción por los pobres, una corriente ideológica, que más tarde se expresó con nitidez en la Conferencia Episcopal Latinoamericana, Celam, de Medellín, en el marco del Concilio Vaticano II, donde elaboró un trabajo en el que sistematizó la propuesta de la iglesia latinoamericana, presentada como documento de trabajo en la apertura del concilio.

Consecuente con su compromiso social, desde los años 50 del siglo pasado, acompañó las luchas de los pueblos por su liberación nacional. Promovió la solidaridad con el Movimiento de los Sin Tierra, y el Partido de los Trabajadores, en Brasil; mostró su compromiso con la revolución cubana y varias veces viajó a La Habana, donde intercambió opiniones con el líder histórico de las Revolución, Fidel Castro.

En su papel como internacionalista, viajó con frecuencia a Vietnam, a Sri Lanka, a los pueblos de África. Abonó los surcos de las semillas de los de abajo. Buscó mensajes de esperanza para los pueblos de la tierra y los entregó en sus trabajos sobre el papel de la ciencia, en la reflexión filosófica, en la teología de la liberación.

Con los gobiernos progresistas

Publicó alrededor de 70 libros, además de artículos, ponencias y su labor docente en varias universidades y centros de investigación social. Entre sus textos escritos se destacan: Iglesia y revolución, Sociología de la religión, Deslegitimar al capitalismo, Reconstruir la esperanza, y El cambio social en América Latina. Entre otros.

En los últimos años de su vida, acompañó el proceso de los gobiernos progresistas de América Latina, conversó con los dirigentes de la revolución bolivariana, en Venezuela; de los procesos de cambio en Bolivia, Ecuador, Brasil. Viajó durante muchas veces a Managua, y acompañó el proceso de la revolución sandinista. Esta toma de posición no fue incondicional. En muchas ocasiones criticó errores en la conducción de estos procesos, el desenfoque de políticas extractivistas que dañan la población nativa, en la negligencia para impulsar procesos de industrialización, como en Venezuela.

Por consiguiente, no fue ajeno al largo y tortuoso proceso de búsqueda de la paz en Colombia y las negociaciones entre la insurgencia y el actual gobierno. Entre el 24 y el 27 de abril pasado, dos meses antes de su fallecimiento, visitó por última vez a Colombia, donde dictó varias conferencias. En Bogotá, se reunió con uno de los negociadores de las FARC en el proceso de La Habana y le preguntó, cómo iban a hacer para que su nuevo partido político, no terminara siendo un partido socialdemócrata.