
Segunda parte de la entrevista al secretario general del Partido Comunista de España, PCE, sobre la crisis venezolana y la situación política tanto en España, como en el resto de Europa
Redacción política
Sin renunciar a sus principios republicanos y de izquierda, hoy el Partido Comunista de España, PCE, e Izquierda Unida, IU confluyen en la plataforma político-electoral de Unidas Podemos, junto a la novedosa “máquina de guerra electoral” llamada Podemos. Enrique Santiago es el secretario general del PCE, cargo por el que han pasado notables personajes políticos de España como Dolores Ibárruri o Julio Anguita.
En esta segunda parte de la entrevista, a Santiago comenta su lectura sobre la situación que vive Venezuela, el surgimiento del neofascismo en Europa y los retos que tiene la izquierda en el convulsionado proceso político español.
Venezuela
–El país vecino pasa por un momento difícil ¿Cuál es su lectura de lo que está pasando con el proceso venezolano?
–La campaña contra Venezuela se viene preparando desde hace mucho tiempo, no deberíamos sorprendernos. Primero se empieza con el bloqueo comercial, económico y mediático, que genera unos problemas económicos innegables en la sociedad, y que son mediatizados como problemas generados por el Gobierno revolucionario. Esto pasa a una segunda estrategia, que es convertir esta economía bloqueada y asediada, como un caso de crisis humanitaria que justificaría una intervención extranjera. Es el libreto.
–Parece como si se estuviera violando todo el Derecho Internacional ¿Qué opiniones le generan a usted está anómala situación?
–Cualquier intervención política o militar de la comunidad internacional en la soberanía de un Estado, según la carta de las Naciones Unidas, necesita de una resolución del Consejo de Seguridad que hoy no existe. Ni siquiera la Organización de Estados Americanos, OEA, ha emitido una resolución al respecto. La actuación y agresión permanente contra Venezuela por parte de Iván Duque, Sebastián Piñera, Mauricio Macri y Jair Bolsonaro en América Latina, como del señor Donald Trump en los Estados Unidos, no tiene ningún sustento en el Derecho Internacional.
Creo que la comunidad internacional tiene que darse cuenta del show que se organizó el pasado 23 de febrero. Ese show se organizó en esa fecha que se cumplían los 30 días de la autoproclamación del señor Juan Guaidó y según el artículo de la constitución venezolana esgrime el diputado opositor para proclamarse como presidente, se establece que en esos 30 días tenía que convocar elecciones. Según ese artículo 233, el señor Guaidó ya no es presidente encargado de nada porque no ha podido convocar las elecciones. No hay argumento para continuar con esta pantomima.
¿Qué queda? La intervención militar y ese es el grave riesgo de este momento, lo cual sería una irresponsabilidad convertir América Latina en un escenario de guerra. A mí me sorprende que la sociedad colombiana no sea consciente y trate la crisis con Venezuela de una manera tan frívola, porque sin lugar a dudas, sería el pueblo colombiano uno de los más afectados ante una confrontación militar.
Europa
–El mundo entero está viviendo un resurgimiento agresivo de las fuerzas reaccionarias representadas en propuestas de extrema derecha ¿Cuál es la lectura que se tiene de este neofascismo desde Europa?
–El problema es la hegemonía en el discurso. En España, los últimos años ha existido un incremento de las posiciones conservadoras de la sociedad, que tiene una explicación muy clara: la crisis independentista en Catalunya. Frente a eso, existe una regresión a posiciones reaccionarias de miedo al futuro.
La ultraderecha en España tiene diferencias con las posiciones reaccionarias del resto de Europa que surge por causas socioeconómicas. El fascismo en Europa se está regando en sectores populares, por ejemplo el caso de Francia es el más emblemático con el Frente Nacional de Le Pen arraigado en los nichos de votación del Partido Comunista, o el ejemplo de Italia donde ha desaparecido la izquierda y su lugar lo han ocupado fuerzas fascistas como La Liga.
Esas ultraderechas europeas están combatiendo el neoliberalismo. Se oponen a la deslocalización industrial, los tratados de libre comercio, que lleguen trabajadores del extranjero. Digamos que son posiciones trampa, que en situaciones de crisis económica y pérdida de la calidad de vida de las clases trabajadoras, pues seducen con este discurso no complejo y que satisface sus situaciones de empleo. Convertir a los pobres en sus adversarios, ya que el enemigo es el trabajador de la maquila en Centroamérica o el trabajador agrario de Marruecos. En España la ultraderecha es distinta, es nacionalista, reforzándose por la crisis territorial y el modelo de Estado.
España
–Desde el PCE e IU ¿Cuál es la estrategia para frenar este neofascismo?
–Mientras no haya acuerdos de los sectores democráticos para frenar las políticas neoliberales, no vamos a combatir de frente al fascismo. Mientras los países supuestamente democráticos, mantengan constitucionalizados los principios económicos del neoliberalismo, el fascismo aumentará cada día más, porque cuando el Estado renuncia a garantizar los derechos de la gente, las personas que se sienten agredidas confían en las posiciones populistas de la ultraderecha.
–¿Hay crisis de la convergencia Unidas Podemos de cara al proceso electoral de abril?
–En España ha pasado algo que el sistema capitalista no puede permitir, que es una crisis de legitimidad del régimen donde se estaba disputando la posibilidad de poner en marcha un Bloque Histórico que pudiera llevar adelante políticas transformadoras. Ahora mismo en esta legislatura, por primera vez, el bloque de fuerzas alternativas está igualado, y la posibilidad de un gobierno de centro-izquierda parte por la idea de convergencia. Esto permitió sacar a Mariano Rajoy del Gobierno y el acuerdo de presupuesto general del Estado, que supuso un cambio en la orientación de las políticas económicas y sociales de los últimos 25 años.
Por supuesto que el sistema no está cruzado de brazos generando una reacción. En primer lugar, romper la unidad del bloque que podría ser hegemónico en torno a Unidas Podemos, explicado por el tema de Iñigó Errejón y la alcaldesa de Madrid. Esto no es nuevo ni catastrófico.
En segundo lugar, están las responsabilidades propias. Desde el Partido e Izquierda Unida, hemos analizado, y creemos que hemos desatendido la tarea de organizar y estabilizar todo el movimiento social de protesta y contestación al sistema que implosionó después del 15 de mayo de 2011. Necesitamos organizar a millones de personas que por primera vez se quieren vincular a un proceso político.
Desde el Partido Comunista de España tenemos el compromiso de poner toda nuestra capacidad política y organizativa de estabilizar el espacio de Unidas Podemos y convergencias, proyectando un nuevo movimiento político que vaya más allá de las necesarias alianzas electorales.