José Ramón Llanos
Las actuaciones del Gobierno cada día, desde la perspectiva humana, desconciertan. Se entiende que su tendencia ha sido resolver todo mediante apariciones televisivas, también, que sus decisiones favorables al empresariado son producto de la sistemática e implacable presión de esa clase para apoderarse de la mayor riqueza posible, de la creada colectivamente.
Esas razones explican que haya decidido levantar la cuarentena parcialmente, aunque la evolución de la curva de los contagiados y fallecidos por el Covid-19, en lugar de aplanarse, lo que acusa es un aumento de contagiados y fallecidos como lo muestran los siguientes datos.
El 25 de marzo, cuando había 470 infectados y cuatro fallecidos se inició una cuarentena relativamente efectiva, sin embargo, 33 días después ya había 5.944 infectados y 269 fallecidos. Como se ve es una manera insólita de aplanamiento de una curva. Pero sucede que el 3 de mayo la cantidad de afectados y muertos se había multiplicado al pasar de 470 a 7285 y de cuatro a 324.
En vez de aplanamiento de la curva, lo que hay es un apilamiento, dos pilas, una de muertos y otra de afectados. Una se multiplicó 15,5 veces y la otra 81 veces.
Sucede que una semana después de la apertura, la curva en lugar de aplanarse, sigue aumentando el número de afectados y fallecidos: el 3 de mayo, ya van en Colombia infectados y muertos, 7668 y 324 respectivamente. Con la población confinada la pandemia incrementó los infectados en 1550% y los muertos en 810%. Es fácil suponer que un mes después de la apertura, el incremento de infectados y fallecidos debe ser mucho mayor.
Estos resultados inesperados y negativos del confinamiento, debían haber exigido un redoblamiento de los controles para hacer más efectiva la medida. Pero no lo hizo a pesar de la advertencia de Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud, OMS: “… levantar las restricciones demasiado rápidamente podría conducir a un rebrote mortal. El reflujo [del Covid-19] puede ser tan peligroso como su propagación si no se gestiona de forma adecuada”.
En consecuencia, el gobierno del Centro Democrático, en la persona de Iván Duque, en lugar de aplanar la curva de afectados y fallecidos, los aumentó. Será que tiene como objetivo ¿un genocidio programado? Para bien del país, ojalá la respuesta a la pregunta sea negativa. Si fuera así, el presidente debe dejar de escuchar el canto de sirena del gremio empresarial y atender más a los epidemiólogos y a la Organización Mundial de la Salud. Todavía hay tiempo de abandonar por la senda errónea.