¿La Gota Fría o la caliente discriminación?

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“Qué cultura, qué cultura va a tené, un Indio Chumeca como Lorenzo Morales, qué cultura va a tené, si nació en Los Cardonales” 

Wilfrido Jiménez Díaz

A propósito de las últimas noticias de la farándula, con respecto a hechos acaecidos en el mundo del folclor vallenato, en donde un exponente de esta música, como lo es el cantante Tomás Alfonso Zuleta Díaz, conocido popularmente como “Poncho Zuleta”, en plena presentación de su conjunto, da vivas al paramilitarismo, posteriormente se besa boca a boca con su homólogo Silvestre Dangón y después, en desacertados improperios, ofende e insulta al candidato presidencial Gustavo Petro. Y además, las necesarias declaraciones a la prensa, por parte del homenajeado en el pasado Festival de la Leyenda Vallenata, Carlos Vives, cuestionando la politización perversa de este certamen cultural, el debate en la región Caribe sobre el legado del gran “Francisco El Hombre” se ha perdido.

Sí, el acordeón, instrumento vertebral del conjunto vallenato, lo trajeron de Alemania, su país de origen, pero fueron los negros, los campesinos jornaleros quienes con tesón se encargaron de sacarle las notas que posteriormente sirvieron para acompañar la narración de sus quehaceres diarios, sus rutinas, sus historias, sus amores y sus alegrías.

De hecho esta música, que en un principio fue descalificada por las “familias pudientes” (llámense ricos) y catalogada como corroncha, fue posteriormente asimilada por hacendados para animar sus parrandas y algunos de estos personajes hicieron tan suya esta música, que terminaron interpretándola, como por ejemplo, Emiliano Zuleta Vaquero, que la legó a sus descendientes, por eso se habla hoy de la dinastía Zuleta.

Al “viejo” Emiliano se le reconoce como uno de los juglares de este aire musical, tanto que una de sus canciones, “La gota fría”, ha sido tomada como referente vernáculo del mismo. “La gota fría”, aparente tema de piquería contra su rival en el acordeón, Lorenzo Morales, “Moralito”, de ser analizada, no deja de ser lo que quiso su compositor, ofender a su contradictor, no con notas sino discriminando su condición de negro, pobre y campesino:

“Qué cultura, qué cultura va a tené,

un Indio Chumeca como Lorenzo Morales,

qué cultura va a tené,

si nació en Los Cardonales”

Que dicho sea de paso, no existe ni existió Indio Chumeca, ha sido un error de muchos de los intérpretes de esta canción. El autor califica a “Moralito”, como Negro yumeca, porque según la interpretación castiza, así se le llamaba a los negros esclavos traídos de Jamaica, ya que los ingleses al pronunciar el vocablo Jamaica, lo hacían con Y (Yumeica) y en la zona terminó perdiendo la i, popularizándose como yumeca.

No es de extrañar entonces, que cuando la familia Araújo y un grupo cerrado de copartidarios quisieron congraciarse con el entonces gobernador del naciente departamento del Cesar, Alfonso López Michelsen y propusieron realizar un festival de música de acordeón en el marco de las festividades patronales de los valduparenses, en honor a su patrono el Santo Ecce Homo, era para reafirmar y reforzar su liderazgo político y desde ese entonces, el Festival de la Leyenda Vallenata, ha sido la mejor vitrina para exaltar a sus líderes de talla nacional y el momento propicio, entre tragos de Old Parr y música de acordeón, para pactar los acuerdos electorales que le han permitido a estas familias, tener el control de este bello departamento.

Entonces, que no nos tome por sorpresa que el hijo del autor de La Gota Fría, promueva y defienda el mafioso proyecto narcoparamilitar y que el candidato de esa colectividad se haya emborrachado en el parque de la Leyenda Vallenata, pidiendo votos para las próximas elecciones presidenciales.

Una cosa es que el vallenato sea la música de todo un pueblo y otra que, algunas familias adineradas de la región, lo utilicen para ofender, discriminar y buscar votos para sostenerse en el poder.