Libardo Muñoz
Desde lo más alto del Monte Kosnoaga, tal como estaba convenido en la Junta Municipal de Defensa, el vigilante comenzó a agitar su bandera roja tantas veces como le dieron sus fuerzas, cuando vio en el horizonte la primera ola de aviones cargados de bombas.
El reloj marcaba un poco más de las 3 de la tarde, de ese 26 de abril de 1937, que el pueblo vasco no iba a olvidar jamás.
El segundo guardia del pueblo, que debía recibir la señal de la bandera roja, estaba con la mirada fija en la punta de la montaña, en el campanario de la iglesia de Santa María, con la cuerda tensa entre sus manos empapadas en sudor, como lo relataría después a la prensa mundial.
Las campanas fueron la alarma convenida con el toque de rebato, para evitar que la agresión fuera del todo sorpresiva, en lo profundo de la campiña, más allá de los fértiles valles y de los árboles que dieron sombra a los antepasados campesinos varios siglos atrás, se sintió lo que más parecía un rugido salido de las entrañas de la tierra.
El primer ataque sobre Guernica lo hicieron un avión Dornier Do-17 alemán y tres Savola S-79 italianos enviados por Mussolini que despegaron de Soria a las 3 de la tarde, con el objetivo de destruir la carretera y el puente del este de la ciudad, para obstaculizar una eventual marcha del Ejército de La República.
Las bombas de los S-79 cayeron alrededor del puente y de la estación del ferrocarril y las del Dornier hicieron blanco en la iglesia de San Juan.
“Operación Rugen”
El bombardeo de Guernica fue cifrado con el nombre clave de “Operación Rugen” durante la Guerra Civil Española, por la Legión Cóndor hitleriana y la aviación legionaria de Italia, que atacaban al gobierno de la Segunda República Española. La Legión Cóndor estaba bajo el mando de un teniente coronel llamado Wolfran Von Richthoffen, autor de la orden del despegue, un oficial nazi sanguinario y jactancioso que menospreciaba al pueblo vasco con frases insultantes y burlonas. El grueso de la flotilla destinada a bombardear Guernica lo formaban cuatro escuadrillas de JU-52 y el grupo de VB 88 de bombardeo experimental, con Heinkel He 111 y Dornier Do 17.
Los bombarderos fueron escoltados por cazas Heinkel He 51 de las escuadras de caza 1 y 3 J/88 y por los ME 109 del 2 J /88, escuadrilla al mando de otro oficial nazi llamado Gunter Lutzow, un exagerado despliegue de fuerza sobre Guernica que tenía unos 5.000 habitantes.
Guernica no contaba con defensas antiaéreas, tampoco tenía algo que se pudiera llamar cuerpo de bomberos en esa época.
El mando franquista sabía que en Guernica unos combatientes se preparaban para la defensa de Bilbao, y que por allí pasaban muchos desplazados por la ofensiva fascista sobre Madrid.
El ataque contra Guernica, como lo confesarían después criminales de guerra nazis, fue un “ensayo de guerra totalitaria”, conocida como el “blitkrieg” o también guerra relámpago. Pero hay antecedentes de bombardeos fascistas contra población civil, Franco ordenó tanto el de Guernica, como el de Madrid un año antes, en 1936, para “desmoralizar a los republicanos y conseguir la rendición de la ciudad”.
El ataque sobre Guernica fue lunes, día de mercado según la costumbre de sus habitantes.
Ofensiva devastadora
La ofensiva contra la ciudad vasca fue devastadora, como se deduce de las crónicas periodísticas conservadas hasta nuestros días: primero se arrojaron unas bombas para producir alarma en la población, luego oleadas de bombardeos con explosivos seguidos por bombas incendiarias y, por último, aviones ligeros que ametrallaban a las largas filas humanas que buscaban refugio en los montes cercanos.
Se lanzaron sobre Guernica bombas medianas de 250 kilos, ligeras de 50 y más de tres mil proyectiles incendiarios de aluminio de un kilo sobre el casco urbano.
Un relato de gran valor del sacerdote Alberto de Onaindia, dejó para la historia estas palabras: “los cazas dispararon rasantes contra las personas, el fuego no pudo ser controlado, no había una dotación de bomberos”.
El bombardeo más implacable en Guernica se produjo a las 6 de la tarde, por los 19 JU-52 alemanes, tanto de bombas explosivas como incendiarías que causaron una gran destrucción. Las últimas acciones se produjeron entre las 6 y 45 y las 7 de la noche, cinco cazas FIAT y cinco Messerschmitt Bf 109 ametrallaban dentro de la población y en los alrededores.
El tiempo total del bombardeo alemán sobre Guernica fue de un poco más de cuatro horas, con un 5 % de población muerta, 70% de sus edificios quedaron hechos escombros.
Crimen franquista
Las alarmas de la montaña y del campanario de la iglesia de Santa María produjeron el efecto deseado de evitar una cantidad más alta de muertos en Guernica. Además, la comunidad había construido unos refugios con vigas y techos metálicos, como el de Astra, todavía en pie, hoy convertido en un museo que recuerda a las nuevas generaciones, la salvaje incursión de nazis y fascistas.
Dos días después, el 28 de abril de 1937, bandas franquistas entraron a la población bombardeada, quemaron los archivos de la iglesia de Santa María, para hacer más difícil el conteo y la identidad de los muertos.
De manera descarada y hasta ridícula, el franquismo en sus panfletos quiso señalar al pueblo vasco de su propio bombardeo.
Esa brutal agresión sobre Guernica tuvo una repercusión mundial imborrable en la historia más reciente de la humanidad.
Periodistas de varios países, como George Steer de The Times, de Londres, le contaron la verdad al mundo sobre la masacre de un pueblo pequeño e indefenso.
El pintor Pablo Picasso, militante del Partido Comunista español realizó entre mayo y junio de 1937 el cuadro “Guernica” que pronto se levantó como un símbolo anti bélico, después de su grandiosa exposición en París en 1937.
El “Guernica” es un óleo sobre lienzo de 3,5 mts. de alto por 7.8 de ancho, en él aparecen seis seres humanos y tres animales: un toro, un caballo y una paloma, desgarrados en una escena de impresionante efecto, se conserva en el Museo Nacional centro de arte Reina Sofía, de Madrid, y fue un encargo del gobierno de La República.
El País Vasco o Euskadi, es una comunidad autónoma española, situada en el extremo nororiental de la franja cantábrica, linda al norte con el Golfo de Vizcaya y Francia, al sur con La Rioja, al oeste con Cantabria y Burgos y al este con Navarra.
El escritor Miguel de Unamuno es el intelectual vasco más conocido internacionalmente.
Del bombardeo se mantuvo en pie el Árbol de Guernica, un roble situado delante de la Casa de Juntas, simboliza las libertades tradicionales de Vizcaya y los vizcaínos y por extensión, las de los vascos.
En 1997, el entonces presidente de Alemania, Roman Herzog, en una carta que leyó el embajador alemán en el 60 aniversario del bombardeo de Guernica, pidió perdón públicamente al pueblo vasco.
El dictador Francisco Franco, cabeza del golpe fascista contra el gobierno republicano, nunca pidió perdón.