Ricardo Arenales
El escenario de la confrontación entre las grandes potencias amenaza con desplazarse al espacio sideral, según se desprende de las acusaciones de uno y otro lado, entre los Estados Unidos y la Unión Europea de una parte, y China y Rusia de la otra, entre los actores más notables de esta nueva guerra. Atrás van quedando los discursos del combate al tráfico de estupefacientes o el de la lucha contra el terrorismo, que se acomodan a nuevos escenarios, en concordancia con los intereses estratégicos de los países involucrados.
En la pasada cumbre entre los presidentes Vladimir Putin, de Rusia, y Joe Biden, de Estados Unidos, el tema de los ciberataques estuvo en la agenda de discusión. Biden declaró ante distintos medios de comunicación, antes de la reunión, que esta era una de las ‘líneas rojas’ sobre las cuales sería absolutamente intransigente.
Las cosas se caldearon hace algo más de una semana, cuando el presidente Biden advirtió que un ciberataque significativo podría llevar a “una verdadera guerra a tiros” con una potencia importante, refiriéndose a lo que Washington considera amenazas crecientes planteadas por Rusia y China.
Los verdaderos conspiradores
Como se dice popularmente, a la Casa Blanca ‘se le bajaron los humos’ cuando Rusia y China -y aún el presidente Putin durante la cumbre con Biden- demostraron que la mayoría de los ciberataques en el mundo provienen de territorio estadounidense. Estadísticas de inteligencia así lo prueban.
En julio pasado, China puso en evidencia esta situación. En esa ocasión, el titular de la cartera de Exteriores del país asiático, Zhao Lijien, acusó a Estados Unidos de ser la fuente de la mayoría de ciberataques en el mundo y de realizar escuchas “tanto a rivales como a aliados”. El canciller chino dijo que Washington “contrata” a “piratas informáticos criminales” para llevar a cabo “operaciones cibernéticas no permitidas a nivel global”, para obtener ganancia financiera.
Esta práctica de espionaje ilegal, aprovechando que no existe aún una legislación global que regule la actividad en el ciberespacio, es consentida por las potencias occidentales, contrario a la idea de imputar la responsabilidad a países como Rusia y China. En efecto, Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Canadá y Nueva Zelanda, constituyeron la Alianza de los Cinco, una sórdida coordinación que auspicia el espionaje. Por eso, tanto China como Rusia califican de “hipócritas” las quejas de Washington pretendiendo endilgar a otros lo que es de usanza cotidiana en sus dominios.
Hackers de élite
Un ciberataque es la explotación deliberada de sistemas informáticos, empresas y redes dependientes de la tecnología. Utilizar códigos maliciosos para alterar la lógica o los datos del ordenador, lo que genera consecuencias perjudiciales que pueden comprometer información y provocar delitos cibernéticos, como el robo de identidad. Puede estar detrás un equipo muy unido de hackers de élite que trabajan bajo el mando de un estado nación.
De esta connivencia, a manera de ejemplo, da cuenta una información del 4 de agosto pasado, según la cual Israel habría trasladado unidades de ciberespionaje a los Emiratos Árabes Unidos para interferir en la navegación aérea y marítima regional, trasladando al Golfo de Omán, en Asia, el “foco de la crisis”.
Esta noticia fue confirmada por un funcionario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán: “Hace aproximadamente un mes que las unidades cibernéticas del Mossad han transferido equipos avanzados a uno de los emiratos de los EAU”, dijo la fuente. Con la medida, “Israel busca perturbar los sistemas de navegación aérea y marítima de la región del Golfo Pérsico y del mar de Omán, desestabilizando así la situación de seguridad regional”, precisó el funcionario.
Convención Internacional
Adelantándose a la falta de regulación internacional de las actividades en el ciberespacio, Rusia se constituyó en el primer país en presentar un proyecto de regulación contra la ciberdelincuencia. El pasado 27 de julio radicó ante una comisión especial de las Naciones Unidas un proyecto de Convención sobre la lucha contra el uso de tecnologías de la información y la comunicación con fines delictivos, según informó la Fiscalía General de Rusia.
“De esta manera Rusia ofrece a la comunidad mundial sus propios avances, que podrán servir de base para una futura herramienta integral (que será elaborada) teniendo en cuenta las posiciones de los Estados de todo el mundo”, precisó un comunicado de la Fiscalía General.
El embajador de Rusia en Washington, Anatoli Antónov, declaró que el proyecto de Convención demuestra “el enfoque responsable de Moscú sobre este tema. Rusia está abierta a una cooperación honesta y mutuamente beneficiosa, sin politizaciones ni agendas ocultas. Adoptamos un enfoque responsable de los problemas de la ciberseguridad”, indicó el diplomático.
En esa misma línea se manifestó el gobierno chino, que rechazó “las acusaciones sin fundamento” de países como Estados Unidos y los de la Unión Europea que pretenden vincular al gigante asiático a presuntas tareas de espionaje internacional.