Haití: crisis, corrupción y pobreza

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Aspectos de las protestas que reclaman fin de la corrupción en Haití y una política social democrática.

¿Quién se acuerda de Haití? La nación más pobre del continente parece dar pasos hacia el abismo, hacia un Estado inviable. El actual presidente, Juvenal Moise, parece un fantasma. Elegido por recomendación de su antecesor, Michel Martelly, fue electo en unos comicios salpicados de irregularidades, con la participación de apenas el 22 por ciento del electorado.

En medio de protestas generalizadas por la denuncia creciente de hechos de corrupción, Moise apareció en público el 3 de octubre pasado, por primera vez en tres meses, en un barrio de gente adinerada, para dar apretones de manos durante 55 segundos, y volvió a perderse en la penumbra.

La anterior aparición en público fue el 25 de septiembre, en una alocución por televisión, a las dos de la madrugada, cuando el pueblo haitiano dormía, para proponer “un gobierno de unión nacional”. En la mayoría de los barrios de la capital no había electricidad, y en el campo menos. Por eso el mensaje presidencial se perdió en la bruma. El mandatario, prefiere comunicarse por Facebook, como hace su protector, el presidente norteamericano Donald Trump.

Alza en combustibles

Con semejante perfil, el mandatario, un empresario de 51 años de edad, que antes de ascender al gobierno era un perfecto desconocido en la política, hoy afronta una de las peores crisis de las últimas décadas. Desde el 16 de septiembre el país permanece semiparalizado, por las protestas de los haitianos que reclaman expulsar del poder a los corruptos y una política social que se compadezca con las necesidades de la población.

Las manifestaciones estallaron cuando el gobierno anunció un alza del 50 por ciento en los precios de los combustibles, producto de la suspensión de una serie de subsidios, una situación similar a la que se vivió en Ecuador y Chile. La medida es en extremo lesiva en un país en el que, según el Programa Mundial de Alimentos, la mitad de la población sufre de insuficiencia alimentaria. Haití además padece una inflación que bordea el 20 por ciento.

La eliminación de subsidios en los combustibles, la población lo asocia a lo que allá se denomina los recursos de Petrocaribe. En tiempos del gobierno de Chávez, en Venezuela, la Revolución Bolivariana entregó petróleo a precios de saldo a Haití, que le permitieron ingresos de 2.500 millones de dólares, entre 2008 y 2016. La intención de Venezuela era que esos recursos se invirtieran en obras sociales y humanitarias. Pero fueron a parar a los bolsillos de parlamentarios corruptos, diputados, alcaldes. Entre los defraudadores está el presidente Moise y sus empresas.

Por esta circunstancia, el país entero se alza contra la corrupción. La idea de que Moise renuncie al cargo, se disuelva el parlamento y se abra una investigación a fondo de los hechos, es apoyada por un buen número de iglesias, organizaciones sindicales, defensoras de derechos humanos, profesores universitarios, músicos, artistas, escritores y hasta asociaciones del sector empresarial.