Hechos & comentarios

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Hecho: Según León Valencia, las relaciones entre Santos y Uribe Vélez muestran que “las diferencias son tan profundas que es muy aventurado predecir una salida tranquila y concertada a la crisis”.

Comentario: La situación es muy compleja y se puede hasta pensar que estamos estancados en la primera mitad del siglo XX, y, que lo sucedido se asemeja al estado que vivimos con la guerra civil de 1948 a 1954, con motivo del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, que enfrentó fuertemente a los liberales con los conservadores. Esperemos que no sea así, pues, además de refrendar el atraso político del Estado y los colombianos, quedaría en claro que no hemos superado el Estado violento y cantinero, propio del capitalismo emergente de los procesos de acumulación primitiva de capitales.

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Hecho: Se nos informa —¿o desinforma?— que el sector privado del capital tiene inquietudes sobre cuáles pueden ser los alcances y los posibles excesos de la justicia transicional. ¿Cómo va a ser el proceso?

Comentario: Este tipo de comportamientos refleja la mentalidad cositera y mezquina que acompaña a una franja importante de los “empresarios colombianos”, ligada al capital doméstico y transnacionalizado, que manifiesta sus temores ante la palabra expropiación, libertad y vinculación a la vida civil a través del trabajo digno para miles de jóvenes militantes de la insurgencia armada que no tuvieron otra oportunidad de vida por la falta de Estado inversor y la tacañería histórica de los capitalistas colombianos.

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Hecho: Estamos cerca de iniciar el debate en el Congreso de la República sobre el monto del presupuesto de la nación para la vigencia 2018 y, a renglón seguido, viene la tradicional reunión para fijar el incremento del salario de los trabajadores. Este último evento va acompañado de unas capacidades histriónicas del Estado y el representante de los gremios del capital, para “mamarle gallo” a los trabajadores.

Comentario: Aprove­chan­do los Acuerdos de La Habana, los trabajadores colombianos, si estuvieran unidos sindicalmente y tuvieran una conciencia de clase altamente formada, tanto en la teoría como en la práctica, estarían en condiciones de presionar esa alianza Estado-Capital-Estado para alcanzar verdaderas reformas, que incluyan la ¡reforma laboral democrática, participativa y redistributiva!