José Ramón Llanos
El autor de Respirando el verano, (1962), En noviembre llega el arzobispo, (1981) y Celia se pudre, (1998), el tolueño, Héctor Rojas Herazo, recibió hace cincuenta años el Premio Nacional Esso de novela, por su obra En noviembre llega el Arzobispo. El autor de Mi pequeño credo, nació en agosto de 1921 y murió en Bogotá en abril de 2002. A lo largo de su vida se destacó como poeta, narrador, periodista y pintor. Su columna se llamaba Telón de Fondo, el primer texto lo publicó sin título en el diario Universal de Cartagena, el 22 de mayo de 1948. Comentaba la guerra de Palestina.
Para que el lector tenga una idea de la calidad estética y las metáforas de la prosa de Héctor Rojas Herazo, transcribimos parcialmente varios párrafos de algunas de sus columnas: “La figura terrible y luminosa de Isaías recorre los portales y los atrios y su boca, consumida por el fuego de la cólera divina, lanza sobre los hombres el espanto de los presagios”. (La guerra de Palestina). “Alguien le alargó un tiple. Entre el sudor, el polvo y el tropel de los cascos, la copla aleteó -fresca y sencilla como un trino- sobre los farallones milenarios”. (Los lanceros). “Es verdad, hermano mío, que estás lleno de claridad y hermosura como el paso de un canto”. (La juventud).
Rojas Herazo y García Márquez
Rojas Herazo con apenas tres novelas publicadas ha sido considerado por los críticos y narradores colombianos, latinoamericanos y estadounidenses, como uno de los novelistas que iniciaron la ruptura con la narrativa premoderna nacional. Incluso el norteamericano Seymour Menton plantea la tesis que algunos elementos temáticos, tratamientos narrativos y personajes del tulueño, se anticiparon a las innovaciones y aportes de García Márquez en Cien años de soledad. Miremos algunos de los conceptos del autor del libro La novela colombiana: planetas y satélites.: “El estudio de los puntos de contacto entre Respirando el verano y Cien años de soledad revelará la deuda que tiene García Márquez con su excolega del Grupo de Barranquilla, sin que se rebaje el talento genial del creador de Macondo”1.
Más adelante el autor citado, añade: “Por mucho que se parezcan los personajes macondianos a los de Rojas Herazo, no hay entre ellos una equivalencia total, o sea que a veces un personaje de Respirando el verano parece influir en más de uno de Cien años de soledad, y otras veces, son varios personajes de Rojas Herazo los que contribuyen a la creación de uno solo de los Buendía”.2
Destaca Seymour Menton, cómo Celia, personaje de Respirando el Verano y Úrsula, de Cien años de Soledad, tienen en común el rol central en la familia, sus dotes adivinatorias, su identificación absoluta con la casa; adoptan actitudes de extremada oposición frente algunas decisiones de sus parientes. Tanto Celia como Úrsula sufren las consecuencias de las guerras civiles de Colombia3.
Beatriz Peña Dix, Magister en Literatura Hispanoamericana, también considera que Héctor Rojas Herazo, es uno de los iniciadores de la revolución en la narrativa colombiana y figura eximia de la literatura latinoamericana y un gran forjador de un nuevo lenguaje, que le permite crear impactantes imágenes que regodean al lector. “Héctor Rojas Herazo, afirma, es figura central en las letras colombianas y latinoamericanas, por cuanto es el verdadero precursor de una tradición narrativa que dividió en dos la historia de la literatura en el territorio nacional”.4
La obra de Rojas Herazo en España
La novela En noviembre llega el Arzobispo, tuvo una amplia recepción en los medios intelectuales del país y en el público lector nacional y del extranjero, fue editada en España, Gran Bretaña, Alemania y en la URSS. En España, el poeta Luis Rosales, escribió un prólogo que tituló La novela de una agonía, el poeta Rosales rubrica un comentario altamente positivo de la obra de Rojas Herazo, inicia así su análisis crítico: “…comenzamos diciendo que en Noviembre llega el arzobispo obra compleja y sencillísima, espontánea y experimental, apasionada, sorprendente, original y originaria… Lo originario es siempre misterioso y esta novela tiene misterio y oriundez. Llega a nosotros desde Colombia, enraizada en su tierra y sus costumbres, pero llega también desde muy lejos: casi desde el arranque de lo humano”.5
La obra del autor de Celia se pudre, tanto su prosa como su poesía, ha sido justipreciada por la crítica y ampliamente leída por el lector común. Igualmente en las facultades de estudios humanísticos tanto nacionales como extranjeros han elaborado varias tesis que destacan aspectos poco comunes de su poesía, sus ensayos y sus novelas. Lamentablemente por razones de espacio no he podido referirme a su pintura. Aprovecho la ocasión para invitar a las nuevas generaciones a leer los ensayos, novelas y poemas de Héctor Rojas Herazo.
1 Seymour Menton. La novela colombiana. Planetas y satélites. Fondo de Cultura Económica. Bogotá, pág.204.
2 Ibidem, pág., 204.
3 Ibidem, pág. 205.
4 Beatriz M. Peña Dix. Los laberintos del artífice: Hacia una teoría de la novela y del ensayo en Héctor Rojas Herazo. Instituto Caro y Cuervo. Bogotá, 2001, pág. 135.
5 Héctor Rojas Herazo. En noviembre llega el arzobispo. Fondo Editorial Eafit. Medellín 2001, pág. 18.