Impeachment en Estados Unidos: Juzgamiento al emperador

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Foto Erik Mc Gregor-2017.

Ahora que Trump pidió a terceros países una investigación contra el candidato demócrata Joe Biden y su hijo, ahí sí se movió la maquinaria parlamentaria en su defensa

Alberto Acevedo

El desenlace del proceso de investigación contra los desafueros y probables violaciones a la ley por parte del presidente Trump en Estados Unidos, que ha iniciado la Cámara de Representantes, no está completamente claro. El juicio por ahora, es mediático. La sociedad norteamericana se ha polarizado en torno a la idea de un juzgamiento al primer mandatario, que es en lo que consiste lo que allá se denomina el impeachment.

Los cargos contra el presidente Trump son de vieja data, pero en contraste, la interpretación constitucional que apunte a su responsabilidad es bastante laxa. Debe quedar claro, que el proceso iniciado en la Cámara baja, es eminentemente político y está marcado por la polarización entre los partidos Republicano y Demócrata, en el marco de una campaña electoral que igualmente divide opiniones.

La Casa Blanca responde

El gran obstáculo para que el proceso salga adelante es su paso por el Senado de la República, donde el partido de Trump tiene holgada mayoría. En la Cámara puede prosperar, pero se requiere que también siga un curso igual en el Senado. En estas condiciones, el proceso se convertiría en penal, y el presidente debería abandonar su cargo.

El Impeachment es una figura extraña en la política norteamericana, pero tiene sustento constitucional. La cuestión es que la vaguedad normativa hace deleznable la posibilidad de que prospere la acusación. Trump y sus asesores saben esto, y junto a sus abogados han pasado a la ofensiva. El mandatario dice que en el fondo se trata de una “cacería de brujas” y de un intento de “golpe de Estado” contra su gestión.

Los abogados que apoderan a Trump han enviado una temeraria carta a la Cámara de Representantes, indicando que el proceso de investigación es ilegal, y por consiguiente no van a colaborar con el parlamento, entregando la información  que la corporación solicite.

En estas condiciones, el proceso avanza en momentos en que al mismo tiempo, el país pierde liderazgo por su errática política internacional, que anuncia sanciones e imposición de aranceles a diestra y siniestra, contra amigos y “enemigos”. Pero al mismo tiempo se intensifican contradicciones en la sociedad norteamericana, no solo porque crecen factores de exclusión y pobreza entre sectores cada vez más amplios de la población, sino por pugnas cada vez más evidentes entre los círculos del poder, dado que sectores empresariales y aún militares, cada vez se muestran más indignados frente a los desplantes de su presidente.

Delitos que no contaron antes

Algunos rasgos del proceso de investigación contra Trump, muestran singularidades en la política norteamericana actual. Según informaciones de la propia campaña presidencial de Trump, tras el anuncio de la presidente de la Cámara, Nancy Pelosi, en las tres primeras horas siguientes recaudaron un millón de dólares; cinco millones en las 24 horas siguientes y 8.5 millones en ocho días. En total, la campaña de Trump recibió 50 mil nuevos donantes.

Analistas de la política norteamericana advierten además, que el Partido Demócrata, que promueve el impeachment contra el presidente, no acudió a esta figura antes, pese a que Trump desconoció la ley norteamericana en repetidas ocasiones. Como cuando arremetió contra los inmigrantes en la frontera, cuando separó a padres de sus hijos; cuando desconoció acuerdos nucleares con Rusia e Irán, que ponen en peligro la paz del planeta.

Pero ahora que Trump pidió a terceros países una investigación contra el candidato demócrata Joe Biden y su hijo, ahí si se movió la maquinaria en la defensa partidaria. Trump tocó con su soberbia a uno de los peces gordos del partido contrario, un hombre que es símbolo entre los demócratas. Y por eso las mayorías parlamentarias en la Cámara baja se pusieron en marcha y piden que Trump sea llevado a la picota pública.

También factores como este son tenidos en cuenta por la opinión pública norteamericana, que interpreta en esta actitud de los demócratas, no como el compromiso con la sociedad norteamericana, sino en defensa de sus intereses partidarios, en momentos en que se ponen en juego las canonjías electorales que disfrutan.