Adriana Yaneth Jiménez Abella fue víctima de una bala disparada por parte de un agente de la Policía al parecer del CAI de Techo en Bogotá. Así lo informó la familia de la víctima.
Los hechos ocurrieron el viernes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, cuando ella y varios de sus familiares decidieron dar una vuelta por Bogotá para mostrarle la ciudad a uno sus primos que vino de visita.
Sobre la Avenida Boyacá con Primero de Mayo, vieron un retén de la Policía Nacional de Colombia, pero el conductor se puso nervioso porque llevaban sobrecupo en el vehículo y por ello se cambió de carril y no atendió el llamado del retén.
Luego de unos minutos la familia retomó rumbo hacia la Boyacá, cuando vieron de nuevo la patrulla, ellos sintieron un impacto como de una piedra que rompió el panorámico y vidrio trasero. Fue entonces cuando Adriana cayó muerta en las piernas de su amiga, pero solo se percataron de la sangre. La joven había sido herida por el disparo de un policía.
La mujer fue trasladada al Hospital El Tunal, pero era demasiado tarde, la joven ya estaba muerta al parecer su deceso fue instantáneo. Uno de los hermanos mayores de la víctima se presentó al CAI, informándole al uniformado su cargo como oficial de alto rango de la Policía Nacional. Llamó a los oficiales encargados de la zona, quienes le informaron que los uniformados que hicieron el retén pertenecían al CAI de Techo.
Un testigo informó que había visto cuando la patrulla motorizada se detuvo, y el policía de atrás le disparó al carro muy cerca, partiendo el vidrio panorámico trasero y luego se subió a la moto, continuando con la persecución del vehículo. El testigo contó que pasada media hora de ocurridos los hechos, los uniformados volvieron al lugar para limpiar la escena del crimen, recogiendo los vidrios y las esquirlas, también las ojivas del arma disparada.
El lugar se acordonó y al llegar la Fiscalía se le entregaron las respectivas pruebas. En el CAI de Techo, los patrulleros negaban los hechos y encubrieron sus actuaciones.
Más tarde el conductor de la patrulla motorizada delató a su compañero, quien confesó el asesinato sin muestras de arrepentimiento.