En Italia, gana la derecha

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Luigi di Mario, líder del Movimiento Cinco Estrellas, en un acto de campaña electoral.

Las elecciones del pasado 4 de marzo en Italia han provocado un terremoto político. Los analistas vaticinaban la presencia de cambios políticos en la península, pero no que la sacudida fuera tan fuerte. Con los resultados hasta ahora conocidos, los partidos que gobernaron en los últimos 20 años, el Partido Democrático y Forza Italia, que integraron la llamada Segunda República, se vinieron abajo.

Los nuevos ganadores son ahora el Movimiento Cinco Estrellas y La Liga, antes la Liga del Norte, que dirige Mateo Salvini. La abstención, que aparece como otra fuerza, pero negativa, se alzó con un 27.1 por ciento, batiendo un verdadero récord. Sin embargo, nadie tiene una mayoría en ninguna de las dos cámaras parlamentarias. Se inaugura por tanto una etapa compleja, con  algunos ribetes parecidos a lo que sucede en Alemania, en que Italia comienza a transitar por un  terreno desconocido.

Los resultados hasta ahora son provisionales, pues una reforma electoral reciente complica la asignación de escaños parlamentarios, y es allí, en las cámaras legislativas, de donde sale  el nombre del nuevo primer ministro. Lo cierto es que el Movimiento Cinco Estrellas se impone como primera fuerza política, con el 32.6 por ciento de los votos. Sin embargo, una coalición de centro derecha se alza con el 37 por ciento, donde La Liga, uno de sus integrantes, alcanza con el 17.4 por ciento de las papeletas.

Rompecabezas

Corresponde ahora al presidente de la república, el socialdemócrata Sergio Mattarella, indicar a qué formación política pedirá conformar nuevo gobierno, si al partido más votado, o a la coalición más votada. En todo caso, cualquier gobierno que se elija será débil, de corta duración, sin la mayoría parlamentaria necesaria para adelantar las reformas políticas que muchos candidatos prometieron durante la campaña.

Bajo el liderazgo de Matteo Salvini, en cinco años La Liga pasó de tener una votación del 4 por ciento a un 17 por ciento en la actualidad. El discurso político de su líder se caracteriza por continuos vaivenes entre la derecha y la izquierda y la incapacidad por articular un programa de gobierno coherente que responda a los retos que esperan a Italia. En campaña utilizó el recurso del miedo, hablando de la invasión de inmigrantes, de los altos impuestos para los ricos, en contra de la globalización, un discurso por cierto muy parecido al de Trump en Estados Unidos. Con razón el periódico Il Corriere della Sera, tituló la semana pasada: “El gobierno es un rompecabezas”.