De Jaime Pardo Leal a Gustavo Petro

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De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Aída Avella y Gustavo Petro

El VII Congreso de la Unión Patriótica proclamó la precandidatura del senador Gustavo Petro de cara a las elecciones presidenciales del año 2022. Desde sus orígenes, la colectividad de izquierda ha promovido diferentes liderazgos del movimiento popular para ocupar el cargo más importante en la política colombiana

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

Minutos antes de clausurar el VII Congreso Nacional de la Unión Patriótica, distintos medios de comunicación ya anunciaban uno de los principales consensos que emergieron en la atípica convención del partido político: La proclamación de la precandidatura del senador Gustavo Petro por la UP para las elecciones presidenciales del año 2022.

Según la interpretación del partido político, el actual momento determina condiciones excepcionales para materializar la propuesta de un gobierno democrático que cambie radicalmente el rumbo del país. Por ello, la Unión Patriótica resaltó “la necesidad de construir un programa común entre las distintas fuerzas políticas del campo alternativo”.

El respaldo al senador Gustavo Petro tiene como propósito buscar y dinamizar una consulta interpartidista para elegir una candidatura unánime a la Presidencia de la República, que tenga la posibilidad real de disputarle el poder a las descompuestas fuerzas políticas del Establecimiento.

Si bien la decisión confirma los lazos de unidad que existen entre el movimiento Colombia Humana y la UP, no es la primera vez que este partido político promueve el nombre de un liderazgo popular para ocupar el cargo más importante en la política colombiana.

En consecuencia, VOZ recuerda algunas historias de las candidaturas presidenciales de la UP en sus 35 años de existencia.

La opción popular

El 6 de febrero de 1986, por orientación del director de VOZ, Manuel Cepeda Vargas, el experimentado fotógrafo Lucio Lara tuvo que “volar” hacía el conjunto residencial Colseguros con la misión de registrar la reacción del abogado, exmagistrado y dirigente sindical Jaime Pardo Leal ante la noticia que seguramente le cambiaría la vida.

La sorpresa del carismático jurista al ver la inesperada visita del reportero gráfico aumentó al escuchar el estridente sonido del teléfono rojo. Al otro lado de la línea se encontraba Gilberto Vieira, el secretario general del Partido Comunista. El mensaje era contundente: la Junta Nacional de la Unión Patriótica acababa de proclamarlo como el candidato del movimiento político para las elecciones presidenciales de 1986. La respuesta de Pardo Leal no pudo ser otra que su inolvidable carcajada. El momento quedó registrado por Lara en una de sus memorables fotografías.

Portada de la edición 1372 – febrero 6 de 1986.

“La candidatura es una tremenda responsabilidad con mi pueblo. Lo interpreto como una tarea de honor que me impone el movimiento revolucionario colombiano”, diría Jaime Pardo Leal días después de su nombramiento.

Con la elección del combativo jurista, la UP ponía fin a la búsqueda del liderazgo que necesitaba la campaña política ante la renuncia irrevocable del guerrillero Jacobo Arenas, proclamado como candidato presidencial por el congreso fundacional realizado en noviembre de 1985. La decisión del insurgente no podía ser otra que la falta de garantías para desarrollar proselitismo electoral, en medio de un inestable proceso de paz amenazado por el implacable militarismo.

Así las cosas y bajo el eslogan de ‘Pardo Leal: la opción popular’, la UP comenzó su campaña electoral con base en su primera plataforma de apertura democrática, reformas sociales y solución política al conflicto armado.

Es precisamente esta intempestiva campaña la que encendió las alarmas de los “enemigos agazapados de la paz”. En las elecciones del 9 de marzo de 1986, la UP logró elegir cinco senadores, nueve representantes a la Cámara y 18 diputados en todo el país. “Somos la opción democrática”, diría Pardo Leal al finalizar la jornada que consolidaba al partido como la tercera fuerza política en el país

Para las elecciones presidenciales, la UP cuadriplicaría la votación de la izquierda en 1982. El 25 de mayo de 1986, Jaime Pardo lograría el histórico de 320 mil votos en una jornada imperecedera para el movimiento popular. “Vamos a recoger toda la inconformidad en el país”, sería el balance del candidato, al tiempo que orientaba “amplitud, flexibilidad y, ante todo, limpiar de cualquier sectarismo la actividad de la UP”.

Portada de la edición 1388 – mayo 29 de 1986.

Un año, tres meses y 14 días después, el país se estremecía con la noticia del asesinato de Jaime Pardo Leal ocurrida el 11 de octubre de 1987.

¡Venga esa mano, país!

Bernardo Jaramillo Ossa acababa de cumplir 34 años cuando el segundo congreso nacional de la Unión Patriótica lo eligió por unanimidad como candidato presidencial para las elecciones de 1990. Sin embargo, el panorama para septiembre de 1989 no era el más esperanzador, pues eran cuatro años de una guerra sucia sin piedad contra dirigentes y militantes de la UP.

El también presidente nacional de la UP y militante del Partido Comunista resumiría la hoja de ruta orientada por el segundo congreso: “Nosotros planteamos la unidad y un gobierno pluralista, pero para que haya más democracia. Ninguna persona sensata puede pretender que un solo partido puede sacar al país de la crisis”.

Portada de la edición 1555 – septiembre 14 de 1989.

Asumida la orientación, el lanzamiento de la campaña fue el domingo 8 de octubre de 1989 en Apartadó, Urabá antioqueño, región adoptiva de Bernardo Jaramillo. Allí, en medio del cariño de la clase trabajadora de la industria del banano, el joven manizaleño se había convertido años atrás en dirigente nacional, y allí mismo oficializaba por la puerta grande su deseo de llegar a la Presidencia de la República.

“Vamos a gobernar para resolver los problemas de la gente. Para gobernar con la gente, con ustedes, queridos hermanos de Urabá”, fueron las primeras palabras de Bernardo frente a los 7.000 manifestantes que se congregaron sobre la vía principal de Apartadó.

Portada de la edición 1559 -12 de octubre de 1989

Con el eslogan ‘¡Venga esa mano, país!’ y en medio de la guerra sucia, la UP logró resistir al escenario adverso desarrollando una campaña electoral digna para el momento. Si bien los resultados del 11 de marzo de 1990 no fueron los mejores, si aseguraron la representación parlamentaria con un escaño en el Senado de la República y cuatro representantes a la Cámara.

Bernardo Jaramillo Ossa, electo senador y aspirante a la Presidencia, caería asesinado el 22 de marzo, tan solo 11 días después de la jornada electoral. Con el magnicidio del joven dirigente de la UP, se apagaba una nueva esperanza para Colombia.

Heroica resistencia

La historia posterior es conocida. A la sistemática guerra sucia contra el movimiento popular, se le agregaba a la atmósfera la crisis producida por la caída del “socialismo” soviético y la subsiguiente división de las fuerzas de izquierda, escenarios que no eran ajenos para la UP.

La participación en la Constituyente con la dirigente sindical Aída Avella y las campañas electorales de 1991 como de 1994, mantenían el espíritu democrático de una colectividad que resistía con heroísmo.

Sin embargo, el asesinato del senador Manuel Cepeda Vargas el 9 de octubre de 1994, el atentado contra Aída Avella el 8 de mayo de 1996 y el macabro genocidio contra la colectividad política en la región del Urabá antioqueño, territorio donde era gobierno en la mayoría de ciudades, conducirían al repliegue temporal del proyecto, situación que muchos consideraron su partida de defunción.

Ante el turbulento escenario, la UP se abstuvo de presentar candidatos presidenciales para las elecciones de 1994 y 1998. El Partido Comunista, principal fuerza política upecista, apoyó a Lucho Garzón en el 2002 por el Frente Social y Político y la candidatura de Carlos Gaviria en el 2006 por el Polo Democrático Alternativo, propuesta electoral que alcanzó dos millones y medio de sufragios, convirtiéndose para el momento en la votación de izquierda más sobresaliente en la historia.

Portada de la edición 2344 – 31 de mayo de 2006.

Elige la paz

“Se reencontraron los rostros de la esperanza. Entrelazados en abrazos, cada mirada era una historia de vida con recuerdos inagotables que durante años se dejaron de contar”, relataría conmovido el periodista Hernán Camacho ante las imágenes que dejaba el quinto congreso de la Unión Patriótica realizado en noviembre de 2013.

Cerca de 1.278 delegadas y delegados provenientes de todo el país se daban cita para renacer como el mitológico fénix griego. Si el tercero (1993) y cuarto congreso (1998) habían sido el ejemplo vivo de la resistencia, en el quinto se respiraba un clima excepcional de esperanza, que aumentaba con la presencia de las dirigentes Aída Avella e Imelda Daza Cotes, ambas exiliadas.

El desbordado congreso se salió del libreto y proclamó por ovación a Aída Avella como candidata a la Presidencia de la República. La veterana dirigente sindical tuvo que asumir la orientación política poniendo fin a 17 largos años de exilio en Europa. Y como en otrora, volvió desde ese día al ejercicio de agitación política y activismo electoral, que hoy siete años después la tiene representando a la UP en el Senado de la República.

Portada de la edición 2715 – 20 de noviembre de 2013.

‘Elige la paz’ fue el eslogan de una maratónica cruzada que recorrió los lugares más remotos de la Colombia olvidada. Esta candidatura trascendió cuando se unificaron las campañas de Clara López Obregón del Polo Democrático Alternativo y Aída Avella de la Unión Patriótica, esfuerzo unitario que alcanzó el 25 de mayo de 2014 cerca de dos millones de votos. La UP regresaba con fuerza.

Decentes

En diciembre de 2017, en una modesta cafetería se hallaban tres jóvenes pertenecientes al equipo de comunicaciones de la UP. Intentaban darle una identidad medianamente aceptable a la atropellada alianza que días atrás habían sellado el movimiento Colombia Humana y Fuerza Ciudadana con los partidos Mais, ASI y UP.

‘La lista de la decencia’, sería el nombre con la cual los dirigentes políticos querían bautizar su experimento electoral. Por supuesto, la propuesta era inaceptable en la cabeza juvenil del equipo de comunicaciones de la UP por tratarse de una idea con ausencia notable de creatividad.

Y como casi todo en la vida, simplemente salió. “Decentes, eso somos y eso proyectaremos”, dijo con potencia alguien, mientras otra alguien ya consultaba y el tercer alguien dibujaba la propuesta. Con el color existía un particular consenso, pues se trataba del violeta, tono elegido por la corriente social más dinámica en los últimos tiempos, el movimiento de mujeres.

Así arrancó una campaña electoral que tenía el amargo precedente generado por la derrota en el llamado plebiscito de la paz. Los miedos para alcanzar el inequitativo umbral electoral se fueron dispersando con el pasar de los días. La razón: el fervor popular que despertaba el exalcalde de Bogotá Gustavo Petro en todas las regiones que visitaba.

Contra viento y marea, Decentes logró 520 mil votos para el Senado y 352 mil votos para Cámara en la jornada electoral del 11 de marzo de 2018. Gran parte de este resultado electoral está en el movimiento social que lidera Gustavo Petro, pero también en el acumulado popular de procesos como la Unión Patriótica, que con la jornada recuperaba la añorada curul en el Congreso.

Petro Presidente

Con la campaña presidencial a todo furor, este redactor pudo experimentar el entusiasmo que despertaba Gustavo Petro en el Caribe colombiano. Santa Marta, Riohacha, Maicao, Fonseca, Barrancas, San Juan del Cesar y Valledupar fueron algunas ciudades cuyas manifestaciones multitudinarias desbordaron las plazas públicas imprimiendo un esperanzador escenario de cambio social.

Portada de la edición 2933 – 23 de mayo de 2018

Las movilizaciones sociales y culturales de la campaña ‘Petro Presidente’ le fueron dando al escenario de la política una interpretación de politización progresista al demandar más democracia y justicia social, más educación y salud como condición vital de la existencia, más humanidad y preservación de la naturaleza, más política y menos politiquería.

El resultado final: cuatro millones y medio de votos en primera (27 de mayo de 2018), y ocho millones de votos cerrados en la segunda vuelta (17 de junio de 2918) por Gustavo Petro presidente y Ángela María Robledo vicepresidenta.

El proyecto de la Colombia Humana encarnó un temor histórico y real en «los de arriba» de perder la conducción de la estructura sociopolítica y económica del país. Razón básica que permitió la unidad automática de quienes representan una larga tradición de injusticias, violencias y conflictos. Con las elecciones de 2018, el Establecimiento demostró que le tiene pánico al cambio.

Por ahora no se cumplía el objetivo, pero en el horizonte quedaba el anhelo de ser gobierno por parte de una mayoría social hasta ahora ignorada. La UP acompañó sin vacilaciones esta campaña.

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