Ricardo Arenales
Afirma el musicólogo y contrabajista Jaime Ramírez, docente de las universidades Nacional y Javeriana, con maestría y doctorado de la Universidad de Cincinnati, que el célebre Bolero, del compositor francés Maurice Ravel, fue estrenado en París, en noviembre de 1928, con una estructura de ballet, la coreografía de Bronislava Nijinska y el protagonismo de la bailarina Ida Rubinstein.
Y no obstante que la obra fue bien recibida entre el exigente público francés, más adelante, como pieza de concierto y con el mismo nombre, ha cautivado al público de numerosos países, a lo largo de ocho décadas, logrando que se incluya en los repertorios de numerosos programas sinfónicos a lo largo de la geografía del planeta.
En la estructura del Bolero, se escucha suavemente un mismo acorde reiterado; comienza la melodía, y continúa, pasando de un instrumento a otro, en volumen siempre creciente, repitiéndose una y otra vez una misma composición musical. La obra la integran cuatro bloques musicales, tomando en cuenta la participación de los instrumentos y el tono de la melodía.
Éxtasis del Creador
Y aunque Jaime Ramírez asegura que la obra fue producto de un ofrecimiento que el compositor hizo a Rubinstein, otros afirman que Ravel la compuso tras el contacto que realizó en Túnez con un grupo religioso y la intención era evocar a Dios, más y más profundamente. El estallido final de la melodía podría expresar el éxtasis del encuentro con el Creador.
Ravel estudió en el Conservatorio de París, entre 1889 y 1900. Quienes han seguido los pasos a la historia de la música, aseguran que la obra de Ravel está vinculada al impresionismo y por momentos muestra un audaz estilo neoclásico.
Junto a Claude Debussy, se le atribuye ser el representante de la moderna escuela musical francesa. Y aunque concibió piezas como la Rapsodia española, Cantos populares, basados en el folclor de Francia, Italia, España y Rusia; Valses nobles y sentimentales, Sherezada y una serie de melodías afincadas en la tradición judía, la verdad es que en el mundo se le conoce más por su Bolero, que ha sido interpretado por orquestas nacionales de todos los continentes.
En Bogotá
Una de las mejores interpretaciones de Bolero, en los tiempos actuales, ha sido lograda por el director venezolano Gustavo Dudamel, bien sea con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, de su país, o la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, ambas bajo su dirección. Hace ya casi un mes, los amantes de la buena música en Bogotá, tuvieron el privilegio de escuchar una versión para dos pianos, ejecutada por los maestros, portugueses Mario Laginha y Pedro Burmester, que se ejecutó en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango.
Maurice Ravel concebía su arte como un recinto mágico y ficticio, alejado de la realidad y las preocupaciones cotidianas. Otro contemporáneo suyo, el ruso Igor Stravinsky, lo definió como “el más perfecto relojero de todos los compositores”, aludiendo a la meticulosidad de la obra de un verdadero artesano, obsesionado por la perfección final y la técnica de su creación.
Nacido el 7 de mayo de 1875 en Ciboure, Francia y muerto en París, el 28 de diciembre de 1937, Ravel concibió la mayoría de sus obras como piezas para orquesta y piano.