Juanes SI en Rock al Parque

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Simón Palacio
@Simonhablando 

En el capítulo “Reventón” de la séptima temporada de Los Simpson, Homero es obligado a llevar a Bart y Lisa al colegio. El protagonista de la popular comedia animada quiere estar en onda con sus hijos Al ser acusado de tener los gustos más dinosaurio del universo, Homero visita una tienda de discos propia de la generación X y decepcionado vocifera: “para que quieren nuevos grupos, todos saben que el rock llegó a la perfección en el 74”.

Esta divertida referencia muestra en el fondo la tendencia anacrónica de muchos amantes del rock al no aceptar los cambios. Olvidan que la potencia de este indefinible género musical está en su permanente renovación, en su sentido dialectico de época, en su pluralidad de sonidos y estilos.

La organización de Rock al Parque confirma a Juanes como el artista principal del line-up e inmediatamente comienza la polémica. Para los fanáticos conservadores del género, como del Festival, la presentación del artista paisa configura un doble sacrilegio: se le esta dando tarima a un artista no-rock catalogándolo como “un vendido de la música”.

No soy seguidor ni admirador de Juanes, pero defiendo su presencia en el principal escenario de rock del país pues su espectáculo aporta a la idea de un festival incluyente y diverso. El artista con mayor éxito comercial de pop-rock colombiano merece tener un lugar como lo han tenido bandas que evidentemente no son rock, por ejemplo, la portuguesa Buraka Som Sistema o Choquibtown, solo por mencionar un par de ejemplos.

Por otro lado, el recorrido de Juanes, no solo en el Ekhymosis chimba del thrash y luego rock en español, sino también en su trayectoria como solista, ha demostrado versatilidad en la música que produce y una constante innovación siendo la guitarra la protagonista. Puede gustar o no, pero la carrera de Juanes genera respeto artístico.

Finalmente, Juanes se ha involucrado en el activismo. Es verdad que iniciativas faranduleras como “Paz sin Fronteras” rayan con el tibio fajardismo, pero se rescata del artista que se meta en política, sobre todo en tiempos donde la tendencia de la industria musical sea la máxima hipócrita: arte sin compromiso político.

La iglesia no perdona que un artista que comenzó tocando thrash metal terminara virando al pop-rock, ni que su éxito comercial le diera la vuelta al mundo. Es válido que se presente en la tarima de Rock al Parque. ¿Por qué no? Esto demuestra la madurez de un festival cuyo sentido siempre será la tolerancia y el respeto por la diferencia.