La abogada y dirigente progresista del Pacto Histórico, Cielo Rusinque, reflexiona sobre las perspectivas y la importancia de la agenda feminista en la actual coyuntura, que exige una profunda transformación social
Adelita Silva
@adelitaSM
¿Qué significa el feminismo para ti?
-El feminismo para mí ha sido una forma de afrontar la vida, siendo consciente de las mayores dificultades que enfrentamos las mujeres para superar las barreras sociales que nos han sido impuestas desde el nacimiento, y de la necesidad de luchar por una sociedad equitativa e igualitaria.
Soy hija de una madre soltera que, con mucho carácter, me sacó adelante a pesar de las dificultades propias de quien no pudo terminar sus estudios universitarios por haber tropezado con un hombre machista, mujeriego e inestable que nunca asumió responsablemente la paternidad, pero con quien mantengo una relación respetuosa y de afecto.
¿Cómo pueden los mismos sectores del feminismo trabajar en la modificación de los patrones culturales machistas y violentos desde la política y la sociedad?
-Desde la diversidad. Debemos reconocernos como diferentes, hay que entender que tenemos múltiples pensamientos y formas de asumir el feminismo, y aunque nos movemos en diferentes posturas sociales y políticas, somos un país llamado a superar el modelo patriarcal imperante. Es el momento de generar múltiples alianzas como mujeres para salir de la trampa patriarcal y crear una sociedad más justa e igualitaria, viable para todos.
Participación política
¿Qué iniciativas deberían tomar los partidos políticos para aumentar la participación de las mujeres en política y generar nuevas apuestas frente a las múltiples vulneraciones?
-Considero que se debe propiciar el establecimiento de políticas que garanticen la paridad material en los diferentes escenarios de poder, ya que es una de las principales y más efectivas iniciativas que beneficien a la mujer, esto acompañado de mucha pedagogía y de un discurso que se vea materializado en políticas públicas con enfoque de género, incluyentes y progresistas.
¿Qué mensaje enviarías a las mujeres de Colombia para que se empoderen en sus derechos y participen en política?
-Que es el momento de unirnos como mujeres para ayudar al cambio que necesita nuestra sociedad. Las mujeres somos las madres y debemos asumir nuestra naturaleza de protección y cuidado de la armonía social. Debemos reconocernos como sujetas políticas de transformación y cambio social. Nosotras podemos aportar, podemos cambiar desde la comunidad. Somos lideresas en el cuidado de la vida. El mensaje es a unirnos y complementarnos. Juntas todo lo podemos.
Todas somos diferentes
¿Cómo pueden ayudarse las mujeres entre sí para lograr la equidad de género?
-Partiendo del entendimiento de que todas las mujeres en nuestra diversidad enfrentamos en mayor o menor medida los mismos desafíos en razón de nuestro género, pero que es necesario reconocernos entre todas como seres iguales y con mucho que aportar desde nuestras diferencias y no hacer contrario de estas diferencias un motivo de competencia y rivalidad.
Es urgente construir lazos y redes de apoyo horizontal, que permitan nuestro crecimiento colectivo sobre la base de principios de reciprocidad, reconocimiento y sororidad. Por otra parte, es necesario el establecimiento de políticas públicas con criterios diferenciales y con un enfoque de género interseccional, que permitan enfrentar las diversas realidades que enfrentamos las mujeres dependiendo del medio en el que nos desenvolvemos.
¿Cómo planeas continuar tu trabajo a favor de las mujeres desde la comunidad?
-Mi trabajo es siempre en pro de la mujer, antes quizá no le daba nombres, pero siempre he trabajado en lo que hoy se conoce como círculos de mujeres en los cuales nos apoyamos y cada una aporta desde sus conocimientos y vivencias. Es algo que siempre hacemos, pero que cuando le damos aún más valor y construimos a partir de esa fuerza, creamos espacios seguros y de avance.
Pasando fronteras
¿Cómo percibes el panorama político, participativo y feminista al interior del país y desde el exterior?
-Vivir en una sociedad como la francesa transformó mi perspectiva de la sociedad y de hecho la forma de asumir mi feminidad. En Francia la igualdad de género se vive de manera natural en cada espacio de la sociedad, las mujeres, por ejemplo, no están tan preocupadas por su apariencia, pero sí por cultivarse intelectualmente. En esa experiencia perdí muchos hábitos que acá son normalizados porque allá para las mujeres lucir sexys o deseables no es una prioridad, por el contrario, hay un gran aprecio por la diferencia y por lo natural.
Me molestaba mucho el estereotipo de la “bomba latina”, que tiene mucho de menosprecio por la forma en que en América Latina muchas mujeres tradicionalmente han asumido la feminidad. Allá las mujeres son muy independientes, pragmáticas, menos romanticonas y los comportamientos machistas tienen una mayor sanción social.
Proviniendo de una familia tradicional y machista, me casé y me hice madre en Francia, y allá coincidí con una familia matriarcal en la que las mujeres, por los vestigios de la guerra, son de armas tomar. Mi marido es más feminista que las feministas, y con él aprendí a amar desde la absoluta libertad, eso contrasta con mi regreso a Colombia. Por lo demás, en Francia conocí una sociedad más equitativa, capaz de brindar la garantía de los derechos fundamentales que en países como el nuestro se vuelven privilegio de pocas y el sueño casi inalcanzable de las inmensas mayorías.
Estamos Vivas
Recientemente se ha anunciado tu precandidatura a la Cámara de Representantes en Cundinamarca por el Pacto Histórico. Cuéntanos una anécdota de campaña, la cual resalte la importancia de las mujeres en Colombia.
-A mi campaña como precandidata decidieron unirse un grupo de mujeres con un liderazgo en la región de Cundinamarca denominado “Estamos Vivas”. Se trata de unas 100 lideresas comunitarias ubicadas a lo largo del territorio que llevan hace muchos años haciendo una hermosa labor social. Las he ido conociendo y me siento demasiado afortunada de contar con su respaldo pues no suelen hacer política, sin embargo, me manifestaron que hoy son conscientes que solo mediante una activa participación en política es que podremos transformar nuestra sociedad.
La primera vez que me reuní con ellas y escuché sus testimonios, me hicieron llorar de alegría y de esperanza, pero también de tristeza, pues mientras las escuchaba me preguntaba cómo es posible que mientras ellas están día a día trabajando en medio de tanta dificultad por sacar adelante esta sociedad, frecuentemente estemos midiéndonos entre mujeres con la vara feminista.