
Un disco sencillo y de fácil consumo donde se combinan magistralmente la libertad artística, como la improvisación y el talento de los solistas con la música. El trabajo del trompetista y compositor, Miles Davis, es sin lugar a dudas, el más importante en la historia de este género musical
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
Para 1959 en los Estados Unidos, como en el mundo entero, los vientos turbulentos del cambio vaticinaban un sentido de época. Las páginas del New York Times o del Daily Worker registraban no solo el fin del milagro económico postguerra de los años cincuenta, sino una serie de acontecimientos que marcarían rupturas políticas y culturales en la sociedad norteamericana, tales como la guerra de Vietnam, la Revolución Cubana y la lucha por los derechos civiles en una sociedad segregada por el racismo.
La década de los años cincuenta había sido para el jazz, expresión musical y cultural de la población negra norteamericana, un periodo de expansión notable. La exploración de nuevos caminos artísticos y la configuración de una nueva vanguardia en los sonidos jazzísticos, fueron dibujando cambios en un género musical que sobrevivía al huracán que auguraba la emergencia rebelde, como masiva, del rock and roll. El sonido acelerado del bebop, como los dóciles ritmos del cool jazz, pasaban a la historia.
El jazz modal
Miles Davis, un joven trompetista y compositor, oriundo de Illinois, anticipaba los cambios al ser una figura clave en fracturar los paradigmas del género. Participe del bebop, el cool y el hardbop, se convirtió en el arquitecto de la vanguardia jazzística en su vertiente modal. El registro perfecto de este proceso experimental fue un disco que este año cumple 60 años de existencia, el mejor en toda la historia del jazz: el Kind of Blue.
La genialidad de Miles Davis estaba ligada directamente a su compleja personalidad. Ególatra, polémico y arbitrario, eran las características de un genio artístico llamado a ser el promotor de un jazz vanguardista y accesible a la gente. Su prematuro talento lo convirtió iniciando la década de los cincuenta, en el pionero del cool jazz junto a Gil Evans, Gerry Mulligan y John Lewis.
En 1953, el baterista, pianista y compositor George Russell publicó el libro Concepto Lidio Cromático de Organización Tonal, un revolucionario material que exploraba la posibilidad de improvisaciones basadas en escalas y no en acordes. Davis, fascinado con esta teorización musical, se involucró rápidamente en el experimento sintonizando sus esfuerzos de composición en esta modalidad de improvisación, cuyo nombre se popularizó tiempo después como jazz modal.
La grabación
En Nueva York, el lunes 2 de marzo de 1959, en el recién inaugurado estudio Columbia 30th Street se daría inicio a la grabación del Kind of Blue, que contó con una alineación de los más importantes músicos en la historia del jazz. John Coltrane en el saxofón tenor, Julian “Cannonball” Adderley en el saxofón alto, Paul Chamber en el contrabajo, Jimmy Cobb en la batería y Bill Evans en el piano, con Miles Davis en la trompeta y a la cabeza de la producción, fueron los artistas que conformaron el sexteto destinado a cambiar el jazz con su histórica grabación.
Con pocos ensayos encima e ideas genéricas de lo que sería el disco, los músicos entraron al estudio con un esquema de escalas y una línea general de la melodía. La única instrucción de Davis y Evans, quienes habían trabajado los bocetos básicos de composición, era improvisar mientras rodaba la cinta. En aquella oportunidad grabaron los temas “So what”, “Freddie Freeloader” y “Blue Green”, con una demostración excelsa donde triunfaba la sencillez de los solos sostenidos y profundos de los vientos clásicos del género.
La segunda y última sesión fue el 22 de abril de 1959. El sexteto jazz capturaba en los rollos de grabación Scotch 190 los icónicos temas “All Blues” y “Flamengo Sketches”, está última ejecutada en una sola toma. Las dos sesiones de grabación duraron 10 horas donde cada músico recibió la ridícula suma de 65 dólares.
Una especie de tristeza
El 17 de agosto de 1959, el sello discográfico Columbia Records sacó a la venta el disco con una caratula tenue de Miles tocando la trompeta. El Kind of Blue, pieza musical construida por los mejores músicos del jazz, brindaba a la humanidad un lenguaje musical completamente nuevo y profundamente humano.
La nostalgia implícita en las melodías, configuran un álbum excepcionalmente sencillo y de fácil consumo donde se combinan magistralmente la libertad artística, como la improvisación y el talento de los solistas con la música. Con cuatro millones de copias vendidas, el disco se transformó en el más vendido en la historia del jazz e inauguró en la cultura occidental la turbulenta década de los sesenta.
Años después, Miles Davis escribiría en su autobiografía que el “jazz se estaba convirtiendo en música de museo.” La misma preocupación tendría el historiador marxista Eric Hobsbawm, pues “el jazz no puede sobrevivir del mismo modo que la música del barroco, como pastiche o arqueología para el público culto.”
Sin embargo, el jazz, que posee una extraordinaria capacidad de supervivencia dentro de una sociedad que no está pensada para sus sonidos, tiene en el Kind of Blue una especie de tristeza vigente que enamora con su melancólica música. 60 años después, miles de jóvenes en Bogotá amantes de la música y de la herencia de Davis, respaldan en Jazz al Parque esta sentencia.