En momentos en que el país revive la represión y el asesinato sistemático no solo de comunistas sino de líderesas y líderes sociales que defienden los derechos humanos, es oportuno publicar este texto del recordado secretario general del Partido Comunista Colombiano sobre el fenómeno anticomunista en Colombia iniciado el periodo del Frente Nacional
Gilberto Vieira White
Precisamente para detener el ascenso de las luchas de masas y para impedir la integración del Frente Nacional Democrático se despliega rabiosamente y en proporciones cada día mayores la campaña anticomunista.
Si en un principio la fuerza que integran la coalición gobernante y su gran prensa creyeron que, para el buen éxito de su maquinación antidemocrática paritaria, lo mejor era ignorar la existencia del Partido Comunista, desde comienzos del año -1959–cambiaron de táctica y comenzaron a encontrar al comunismo actuando en todas partes, impulsando cada protesta popular, cada huelga obrera, cada acción campesina por la tierra. Al mismo tiempo, los imperialistas norteamericanos movilizaron todo su enorme aparato de propaganda en la campaña anticomunista y la jerarquía de la Iglesia Católica resolvió también, como en los días de la política de sangre y fuego, imprimirle el carácter de una cruzada religiosa.
La conjura de la prensa y la iglesia
La campaña anticomunista tiene diversas modalidades. Se caracteriza, ante todo, por el empleo sistemático de embustes y calumnias contra el Partido Comunista, que aparecen en la gran prensa burguesa y se difunden por radio, así como también en los púlpitos. El Tiempo, por ejemplo, ha acusado a los comunistas con cinismo insuperable de haber sido “aliados de Rojas Pinilla”, de “aliarse ahora con los leivistas”, y obligar a los campesinos a comprar bonos de la campaña de finanzas bajo amenaza de muerte. Por su parte la jerarquía eclesiástica haciendo caso omiso de su Octavo Mandamiento, no ha tenido inconveniente en inventar un supuesto “Decálogo de los comunistas” con el objeto de hacer aparecer a los militantes de nuestro partido como gente sin moral y sin dignidad.
La ofensiva anticomunista de la alta Jerarquía de la Iglesia Católica toma cada día mayores proporciones en las ciudades y especialmente en los campos, donde se distribuyen millones de hojas calumniosas contra nuestro partido. Varios obispos han lanzado sus consabidas pastorales amenazando con la “excomunión” a quienes colaboren con los comunistas y fulminando a los trabajadores afiliados a organizaciones sindicales independientes.
Recientemente ha tenido lugar en Fómeque una Conferencia de 16 Obispos de diversos países de América Latina, de Estados Unidos y Canadá, para acordar planes de acción “contra el comunismo” … se encaminan a preparar medidas de represión antidemocráticas y terroristas.
Ilegalización y “excomunión”
Es de anotar que algunos voceros de la gran burguesía, combatiendo furiosamente las huelgas obreras, han llegado a solicitar la ilegalización del Partido Comunista, como en el caso de los periódicos liberales y conservadores de Medellín, que invitaron abiertamente al gobierno a ponerse fuera de la Constitución cuando la prolongada huelga de los mineros de Segovia.
Igualmente es un hecho que en algunos departamentos especialmente en el Tolima, son los latifundistas liberales los que fomentan especialmente la violencia “anticomunista” para perseguir con ese pretexto la organización campesina.
Levantar las reivindicaciones populares
A la campaña anticomunista debemos replicar con mayor agilidad en el frente ideológico y en el terreno de la propaganda, poniendo nítidamente al desnudo su siniestro propósito antidemocrático y antinacional. Especialmente, debemos señalar de manera sistemática como el imperialismo norteamericano es el empresario y promotor de la campaña anticomunista, apoyándonos con más fuerza en hechos concretos, como la escandalosa presencia en nuestro país de la misión del servicio de inteligencia norteamericano FBI para dirigir la lucha contra el comunismo que es en realidad el ataque contra los intereses y derechos del pueblo colombiano.
Pero la réplica más efectiva a la campaña anticomunista es levantar con más fuerza las reivindicaciones populares, capaces de movilizar unitariamente a las masas contra sus opresores, que son los jurados enemigos del comunismo hay que replicar la campaña anticomunista trabajando más efectivamente por la organización y la unidad de la clase obrera, por la alianza obrero-campesina, por el acercamiento y alianzas con los sectores populares para echar los cimientos del Frente Nacional Democrático.
A la propaganda de la jerarquía de la iglesia católica no vamos a responder con argumentos antirreligiosos, puesto que respetamos los sentimientos del pueblo colombiano, debemos refutar las calumnias anticomunistas y responder a los argumentos de los jerarcas de la iglesia, en forma seria y persuasiva.
Apartes del Informe al XXII Pleno del Comité Central del Partido Comunista Colombiano.