La Comuna de París: las protagonistas, Louise Michel (I)

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Louise Michel y la obra de Jules Girardet, Louise Michel a los comuneros

José Ramón Llanos

Louise Michel una de las más destacadas comuneras, quien había nacido en 1830 y murió en 1905, estudió pedagogía, pero al culminarla como no quiso adherir al gobierno de Napoleón III, no pudo trabajar en calidad de maestra en una entidad oficial. Por esa razón fundó instituciones para educar a los niños y especialmente a las niñas en Francia. Tiene una obra narrativa extensa, especialmente se destacan sus Memorias, la Historia de la Comuna y varios libros de poesía. Algunas de estas obras fueron traducidas al español, pero hasta el año 2012 solo tuvieron una primera edición. A raíz de los 150 años “del Asalto al cielo”, se multiplicaron las reediciones en español entre otras la Historia de La Comuna, Vida rebelde y los relatos recogidos en un libro titulado los crímenes de la época.

De la calidad de su obra habla el hecho de que Víctor Hugo al conocer algunos de sus textos le escribió estimulándola para que siguiera el sendero de la narrativa y la poesía, esta se convirtió en la primera de una abundante correspondencia.

La Comunera

Louise Michel se destacó en los años 70 y 71 por su gran capacidad organizadora, por sus iniciativas para difundir el pensamiento rebelde femenino y a la hora de las acciones militares. En estas labores contó con el apoyo de muchas mujeres entre las cuales se destacan Nathalie Le Mel, Ferré y Elizabeth Dmitrieff quien había sido enviada por Marx para mantenerlo informado de los acontecimientos que tenían ocurrencia en Francia en esa época.

Los periódicos y los historiadores de los acontecimientos de 1871 tales como Lissagaray, Albert Olivier la destacan por sus actividades como enfermera y también por la iniciativa y valentía en sus actividades militares. Tomó la iniciativa de armar a las mujeres para tratar de quitarle las armas a los miembros de la Guardia Nacional; era además una gran agitadora y complementaba su actividad revolucionaria por la facilidad conque redactaba manifiestos, boletines y en general literatura agitacional.

Los historiadores y los cronistas que se ocuparon de escribir sobre La Comuna tales como Jacques Rougeri, Louis Lazare, Lissagaray, Albert Olivier destacan la forma valiente como Louise Michel afrontó su juicio y la posteridad destaca su intervención ante el jurado. Transcribimos parcialmente su defensa: “No quiero defenderme, no quiero ser defendida. Pertenezco por entero a la Revolución Social, declaro aceptar la responsabilidad de todos mis actos. La acepto sin restricciones. ¿me reprochan ustedes que haya tomado parte en la ejecución de los generales? Responderé: si; si yo me hubiese encontrado en Montmartre cuando quisieron hacer disparar sobre el pueblo, no hubiera vacilado en mandar hacer fuego yo misma contra los que daban semejantes ordenes. En cuanto al incendio de París, si he tomado parte en él quería oponer una barrera de llamas a la invasión de Versalles. No he tenido cómplices he obrado por propio impulso… puesto que parece que todo corazón que late por la libertad no tiene más derecho que a un poco de plomo, yo reclamo mi parte. Si me dejan vivir no cesaré de gritar venganza y denunciare a la venganza de mis hermanos a los hermanos de la Comisión de Indultos. El presidente del Jurado – no puedo dejarle que siga haciendo uso de la palabra. Louise Michel-he terminado…si no son ustedes unos cobardes matadme”[1]

La personalidad y la valentía de Louise Michel en las acciones militares en la primavera de 1871 y ante sus jueces también la manifiesta en su poesía, una muestra de ella es el epigrafie con el cual comienza su obra La Comuna publicada en 1898:

“La comuna se levantará

Nosotros volveremos olas sin nombre,

Nosotros vendremos por todos los caminos,

Espectros vengadores saliendo de la sombra,

Nosotros vendremos tomados de las manos.

La muerte traerá el estandarte;

La bandera negra teñida en sangre;

Y el purpura florecerá en la tierra,

Libre bajo el cielo flamboyán.”[2]

El jurado la condenó a 9 años de destierro en Nueva Caledonia, en ese momento una colonia francesa que quedaba a 17.000 Kms. de Francia, en el Océano Pacifico. A esta misma colonia fueron deportados 4.500 comuneros entre los cuales se contaban Louise Michel y Nathalie Le Mel. Las prisioneras recibían raciones de comida de muy mala calidad y escasa por eso algunas de ellas enfermaron y murieron allí. Varios historiadores afirman que el viaje hasta Nueva Caledonia duraba meses, algunos incluso dijeron que 5 meses.

A Louise Michel la condujeron a un recinto fortificado en la Isla de Ducos a unos 10 kms donde estaban otros prisioneros. Ella allí construyó una pequeña escuela. En 1873 ya habían muerto 40 de los deportados franceses. En 1878 los indígenas canacos se revelaron contra el dominio francés y Louise Michel apoyó su movimiento e incluso les entregó una bandera roja de esas que habían utilizado en las luchas en la primavera de 1871 en París.

Louise Michel se integró tanto con los nativos de Nueva Caledonia que aprendió su dialecto, a los niños y jóvenes les enseño a escribir y escribió un libro que llamó Relatos y Leyendas Canacas; además escribió algunas obras de teatro sobre la historia de los canacos.

Al volver a Francia algunas autoridades militares la persiguieron e incluso trataron de matarla, incendiando su casa, por esta razón tuvo que asilarse en Londres. Allí se integró a las organizaciones de refugiados e incluso con algunos antiguos miembros de La Internacional.

[1] H. P. O. Lissagaray. Historia de La Comuna de 1871. Artiach Editorial. Primera edición. Mayo de 1896. P. 472

[2] Louise Michel. La Commune París. P.V. Stock, Editeur 1898. P 9