La consolidación del anticomunismo en Colombia

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Cediendo cada vez más a las presiones del imperialismo, el gobierno de Lleras Camargo se hundía más hondo en el pantano anticomunista. La ironía del caricaturista Espartaco fijó de esta manera los momentos más delirantes del anti- marxismo llerista. VOZ de la Democracia N°73.

Enmarcado en las dinámicas de la guerra fría, un conflicto de baja densidad en Colombia aseguraba a las fuerzas armadas de Estados Unidos su presencia en nuestro territorio, y la influencia militar a escala global a partir de la centralidad geoestratégica del país

Colectivo el Gato en el Tejado

El desencadenante de la guerra durante el Frente Nacional tuvo que ver con la participación de Colombia en la guerra en Corea (1950 – 1952), guerra que sirvió de academia para propalar la doctrina del anticomunismo que se traslada intacta al Frente Nacional, establecido tras el derrocamiento de la dictadura de Rojas Pinilla, siendo un magistral cordón ideológico en el Estado por cuenta del aparato militar que pasa totalmente intacto de un periodo a otro.

La aplicación del anticomunismo en Colombia es diferente a cualquier otra forma que se haya implementado en América Latina. A comienzos de la década de 1950 se creó el Batallón Colombia para participar en la guerra en otro continente, con la única finalidad de desarrollar militarmente el anticomunismo. 4.500 soldados y todo un cuerpo de oficiales quedan inmersos en una cultura bélica desconocida anteriormente en Colombia y América Latina.

Cuando se examina todo el trayecto de las Fuerzas Armadas durante el Frente Nacional (1958 – 1974) nos encontramos con el papel remarcado por el padre Javier Giraldo, cuando apunta a la misión encabezada por el general Yarborough a Colombia en febrero de 1962, la cual no fue solamente el diseño del paramilitarismo sino el de un conflicto de baja intensidad adaptado a Colombia y colocándolo como base de configuración de las fuerzas militares.

Enemigo interno y lucha contrainsurgente

El plan Laso aplicado contra un reducto de autodefensa campesina en el sur del Tolima donde el Partido Comunista de Colombia, PCC, ejerce influencia, no es solamente la continuación de la operación Villarrica en 1955, es la aplicación de un cuerpo de doctrina de una guerra a largo plazo, atribuyéndole al ejército un papel contrainsurgente de lucha contra el enemigo interno.

Este papel contrainsurgente de las fuerzas armadas es reforzado por la tristemente célebre Escuela de las Américas en la zona del Canal de Panamá. Instalada en las bases norteamericanas de la zona del canal que eran el eslabón entre las dos grandes flotas navales de Estados Unidos en el Atlántico y el Pacífico.

Un conflicto de baja densidad en Colombia aseguraba a las fuerzas armadas de Estados Unidos su presencia en nuestro territorio, y la influencia militar a escala global a partir de la centralidad geoestratégica de nuestro país. Por ello el afán de reclutar a oficiales y suboficiales en la Escuela de las Américas formándolos como violadores del Derecho Internacional Humanitario a nivel continental, con el fin de perpetuar un conflicto que justificaba la constante influencia del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de E.U. a este lado de América.

Amplias alianzas populares

Paralelamente el proyecto frentenacionalista, presentado a los cuatro vientos como la perfecta fórmula de paz entre las dos grandes fuerzas políticas del país, es seguida por el cierre  de las puertas a un amplio accionar de masas de otras fuerzas políticas, ello ejemplificado en el primer gobierno bipartidista de Alberto Lleras (1958 – 1962) que promovió un acuerdo de paz en zonas de conflicto como el Tolima y el Sumapaz y seguidamente ordenó la expulsión de los sindicatos cercanos al PCC en el Congreso de la CTC en 1960.

Pero este cierre del Frente Nacional fue respondido por el PCC con la la línea de “Amplias Alianzas Populares”. En marzo de 1960 esta política de alianzas, propuesta por el Partido Comunista al MRL- inicialmente denominado “Recuperación Liberal”- fuerza disidente nucleada en el periódico “La Calle”, producto de las contradicciones de un sector liberal encabezado por Alfonso López Michelsen al interior del partido por los acuerdos del Frente Nacional.

Alianza que llevó a una elevada votación de los sectores alternos a los grandes partidos Liberal – Conservador. Alianza que se materializó en la convención reunida en el Teatro California. La respuesta al avance político del Partido Comunista fue el asesinato de Jacobo Prias Alape, alias Charro negro en Gaitania, seguido del atentado contra el dirigente agrario Juan de la Cruz Varela en la carrera séptima en la ciudad de Bogotá, donde resultó herido su hijo Teodosio.

Operación Marquetalia

En 1962 llega al país la misión militar norteamericana en cabeza del general Yarborough motivada por el fracaso de la administración Kennedy en la operación “Mangosta” que procuraba el derribo de la primera experiencia del socialismo en América Latina con el triunfo de la guerrilla 26 de julio liderada por Fidel Castro contra el régimen de Fulgencio Batista, estableciendo las bases de la experiencia socialista en el continente.

El primer laboratorio de esta doctrina de guerra traída por la misión Yarborough, producto de las guerras coloniales francesas en Indochina y Argelia, fueron las operaciones contra Marquetalía en 1962 y 1964, con el apoyo norteamericano a través del Plan Laso. Estas acciones son la puesta en operación de una más compleja y profunda estrategia que pasa por el relacionamiento de las fuerzas armadas y la doctrina de guerra de baja intensidad.  Es allí donde empieza a emerger el tema Panamá, con la llegada de helicópteros de Estados Unidos desde la zona canalera, custodiada por tres grandes bases militares con personal norteamericano, no solo operativo sino de inteligencia electrónica.

Durante la operación Marquetalia, hubo tanta oposición en el país que incluso se dio la división de la burguesía nacional en torno a la ofensiva militar con la colaboración de las fuerzas armadas de E.U. a una comunidad campesina en el sur del Tolima que había formado grupos de autodefensa bajo la influencia del Partido Comunista.

Esta resistencia se dejó sentir al interior de las Fuerzas Armadas con el intento de golpe de Estado atribuido al general Ruiz Novoa contra el presidente Guillermo León Valencia. Ruiz Novoa pertenecía a la generación de militares que habían hecho carrera ascendente en las fuerzas armadas por su participación en la guerra en Corea.

La experiencia de Marquetalia dio paso al establecimiento de la Legislación de Orden Público a través de la declaratoria de Estado de Sitio en 1965 bajo el artículo 120 de la Constitución que permitía al gobierno un rápido posicionamiento del aparato institucional frente a la labor política encabeza por el Partido Comunista, así como de otras fuerzas progresistas que apuntaban a la vía del socialismo.

Alianza obrero-campesina

En tanto el PCC registraba una relación más cercana con el movimiento agrario que se desplegaba en la apertura de la frontera agrícola producto de la inserción de la economía colombiana en el capitalismo mundial. Abriéndose paso en regiones como Urabá, el Magdalena Medio, Meta, donde su actividad suplía la carencia del Estado y donde orientó la construcción de barrios, acueductos, servicios de salud, etc, y donde hizo alianzas con otras fuerzas políticas como la Anapo, la Uno, resolviendo problemas que un estado lejano no alcanzaba a visualizar.

Cuando finalmente el Estado llega a estas regiones de frontera, se encuentra con un gran avance político del Partido Comunista, donde las fuerzas del bipartidismo contemplaron una forma alternativa de sociedad que hacía peligrar el status quo del Establecimiento.  Entrando estos avances sociales y políticos jalonados por el PCC en la pantalla del radar de las fuerzas que habían consolidado la doctrina anticomunista como vórtice operativo de las fuerzas armadas.