La cuadratura del círculo

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Bancada de oposición.

Gabriel Becerra
@Gabocolombia76 

A dos semanas del 27 de julio, fecha límite para la inscripción de candidatos a participar en las elecciones que renovarán los gobiernos locales, las perspectivas y el panorama para la izquierda y los sectores progresistas en una buena parte del país continua siendo incierto. Después de meses de reuniones, llegó el momento de definir candidaturas propias o en coalición para las 32 Asambleas y Gobernaciones, 1.122 Concejos y Alcaldías, y Juntas Administradoras Locales en los 83 municipios donde ellas existen.

La izquierda y los sectores progresistas en medio de sus diferencias podrían llegar a acuerdos e ir unidos a ganar la voluntad ciudadana a favor de candidaturas de cambio, o sencillamente su incapacidad se verá reflejada en el triunfo de los partidos tradicionales en cualquiera de sus versiones.

Lo ideal sería que ante la crisis política que corroe a la inmensa mayoría de gobiernos territoriales, varios de ellos con altos niveles de impopularidad como en el caso de Bogotá, emerjan nuevos liderazgos decentes comprometidos con impulsar programas de gobierno y planes de desarrollo en defensa del ordenamiento democrático del territorio, la defensa del agua, el patrimonio público, la participación ciudadana, la lucha contra la corrupción, la defensa de la vida, las libertades, el acuerdo de paz y su implementación, entre otros temas.

Esta meta exige en lo inmediato saber ubicar y resolver las contradicciones internas donde existan. En decir, precisando con claridad los objetivos políticos para el actual momento, conforme a la correlación de fuerzas existente, esquivando la tentación de sobredimensionar las diferencias secundarias, y a la vez, garantizando el método más adecuado para resolver en democracia y con respeto las diferencias.

Aquello que Álvaro Vásquez señala como el deber ético y político necesario para construir y cuidar la unidad, sabiendo manejar la polémica y superando la idea de arrasar el contrincante dentro de un bloque progresista y de izquierdas, que por más diferencias que tengamos con él, no es el mismo de la derecha.

El objetivo político en este momento conforme a cada territorio debería ser impedir que las maquinarias tradicionales articuladas a la política nacional del uribismo y la extrema derecha, comprometidos con la guerra y la política antisocial, lograran consolidarse en los gobiernos departamentales y municipales.

En este horizonte, se debe ir más allá de las aspiraciones individuales o de grupo, de los egos y también de los simples pragmatismos, saber colocar al centro la necesidad de la unidad para conquistar representaciones y acumular fuerzas.

Para muchos, una tarea igual o más compleja que la respuesta al problema geométrico de la cuadratura del círculo. Ya veremos qué pasa.