“Estamos convencidos de que al capitalismo no le interesa resolver los problemas de la clase obrera, porque por lo contrario, produce desempleo, hambre, pobreza, privatizaciones, desplazamiento, violencia, guerras, enfermedades y catástrofes medioambientales. En definitiva, el capitalismo produce ganancia para unos pocos y miseria para muchos”, dice Ómar Romero, candidato al comité ejecutivo nacional de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, en las elecciones que se realizarán el próximo 21 de septiembre, en todo el país.
Este abogado laboralista pertenece al sector sindical clasista y siempre ha sido un duro crítico de muchas acciones que considera inconvenientes en la central.
Dice que la historia ha demostrado que solo con la combinación de las batallas de los obreros en sus sindicatos, con movimientos sociales y partidos revolucionarios es posible abolir la explotación del hombre por el hombre.
“Para eso necesitamos organizaciones de trabajadores clasistas y revolucionarios que luchen contra el capitalismo y el imperialismo; que luchen por una verdadera democracia; que luchen contra toda recriminación de los trabajadores; que promuevan la alianza entre mujeres, campesinos, trabajadores y jóvenes; y que sean solidarios con las peleas de otros pueblos”, explica el dirigente obrero del Valle del Cauca, quien quiere llegar a la dirección de la Central en representación del sector de los obreros cementeros, de la construcción y del sector industrial.
Expresa que la CUT también debe intervenir ante organismos internacionales para exigir soluciones a problemas de los trabajadores en el orden nacional, como la falta de libertades democráticas y sindicales.
Propone una CUT autónoma y de línea clasista. Por esto, asegura que se la jugará por una central que aglutine un movimiento de convergencia para los cambios sociales, políticos y económicos. Una central que se movilice contra reformas como la pensional, laboral y tributaria y se la juegue por un Estado que responda por el financiamiento total de la educación pública y mejores ingresos a los docentes.
También anota que los sindicatos le deben apostar a la defensa de los acuerdos de paz con las guerrillas, y por un cambio de modelo económico y de salud en beneficio de toda la población.
“Debe haber una CUT que luche por la defensa del medio ambiente, que defienda el patrimonio público como el Sena y Ecopetrol; que esté por los derechos de los indígenas, los campesinos, los afrodescendientes y la comunidad LGTBI; es decir, por una central que luche por cada rebanada de pan hasta que la clase trabajadora obtenga el pan entero que ella misma produce, y lo reparta entre todos con base al trabajo realizado y a sus necesidades”, concluye Ómar Romero.