¿Cuál era el objetivo del periódico en esta época y cómo funcionaba para lograrlo?
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino
El inicio de la década de los 60 en Colombia estuvo marcado por dos hechos trascendentales en el ámbito nacional e internacional: El Frente Nacional y la Revolución Cubana.
En el primer hecho el Partido Comunista fue uno de los más acérrimos combatientes porque se excluía a todo aquel que no perteneciera a los partidos Liberal y Conservador. El rechazo a la antidemocracia y respaldar la experiencia de los cubanos produjo que arreciara la persecución contra los militantes comunistas.
En el plano político el Partido había lanzado la idea de una alianza de todos los sectores que se oponían al Frente Nacional. Esa política es la que refleja el periódico. “Hay que tener en cuenta que el grupo liberal con el que hacemos alianza es muy combativo, muy brillante, con cuadros políticos muy buenos, algunos de los cuales después ingresaron al movimiento revolucionario, pero que se limitaban estrictamente a la supresión del frente nacional, no tenían un alcance democrático general, sin embargo, nosotros aprovechamos esas contradicciones del liberalismo e hicimos alianzas con ellos. Así logramos que Juan de la Cruz Varela fuera representante a la Cámara”, explicó hace unos años a VOZ, Álvaro Vásquez del Real, quien ya era integrante del comité ejecutivo del Partido Comunista y miembro del consejo de redacción del periódico.
Explica que el periódico era muy perseguido y era muy difícil su circulación en pequeñas poblaciones del Huila, Tolima y Antioquia: “Los compañeros que participaban en la construcción del periódico como organismo no solo de propaganda sino de organizador del movimiento popular, tenían muchas dificultades. A muchos los mataron a otros los encarcelaron y a otros los hicieron exiliar. Pero el periódico siempre mantuvo una red de corresponsales que también lo hacían llegar a muchos sectores”.
La redacción
Pero ¿cómo o con que perspectivas funcionaba VOZ para conseguir sus objetivos? “El sistema que había en ese tiempo era que la dirección del PC se reunía y designaba generalmente a algunos compañeros para el editorial o para el artículo principal; por eso aparecen allí Vieira y Hernando Hurtado. Pero había otro que colaboraban como Pablo Balcázar que no firma los artículos porque trabajaba en la revista Semana, también estaban Edgar Caicedo y Joaquín Moreno Díaz, quien era el director. Yo también trabajaba allí”.
Desde Manizales había llegado a Bogotá Reinaldo Ramírez en 1959. Con alguna experiencia en periodismo radial inició a trabajar en una radiorevista diaria llamada Latinoamérica, en Voz de la Víctor, realizada por el Partido Comunista. El trabajo en radio en la capital del país duró apenas tres meses porque el programa fue clausurado en varias oportunidades.
Reinaldo tuvo la responsabilidad de la administración del periódico en reemplazo de Edgar Caicedo, quien había sido el primero en ocupar ese cargo. “Entre mis responsabilidades estaba mantener las relaciones con la imprenta que editaba el periódico; distribuirlo en todo el país; recolectar el dinero. Mantenía una comunicación fluida con las ‘agencias’ que eran los comités regionales del Partido”.
VOZ se imprimía en los talleres de El Diario de Colombia, periódico de Gilberto Alzate Avendaño, que para esos años ya no circulaba; luego se imprimió en América Libre. Las oficinas de la administración funcionaban en el barrio La Candelaria.
En 1960, Reinaldo Ramírez dejó el cargo porque aceptó trabajar como secretario del Instituto Aurelio Tobón de la Universidad Libre. “En 1961, me llamó el secretario de organización del Partido, Filiberto Barrero, y me dijo que habían postulado mi nombre para ser corresponsal de la agencia soviética de noticias TASS, en Colombia. E inicié en ese cargo hasta 1983. Trabajé simultáneamente como jefe de redacción de VOZ reemplazando a Aníbal Pineda, quien había dedicado su vida al Partido durante la época de la clandestinidad; también había sido editor de la revista Documentos Políticos. Estuve ahí hasta 1968”.
Los dos cargos le permitieron vincularse a la actividad de los periodistas en el Colegio Nacional de Periodistas, donde perteneció a la junta directiva como fiscal y presidente; siendo partícipe de las tareas para la profesionalización de esa actividad. “Allí buscábamos condiciones para que el periodista fuera tratado como un trabajador calificado, con ciertos derechos y con la necesidad de cierta protección para el ejercicio de la actividad en las condiciones del país. Poco a poco fuimos viendo la necesidad de la formación académica para estos profesionales y colaboramos con entidades como la Javeriana para estimular esos estudios”.
Por el consejo de redacción VOZ pasaron personalidades como Ricardo Samper, quien estuvo encargado de la sección internacional, antes de pasar al maoísmo. También estuvo Manuel Zapata Olivella, el novelista; Álvaro Delgado y Nelson Robles, quien había trabajado en el Diario Popular. Colaboraban personalidades como Francisco Posada, Teodosio Varela y Jaime Mejía Duque, quien nunca fue militante del Partido, así como Carlos Valencia quien hacía una sección de cine y después fue secretario general del Moir; también estuvo Guillermo Montaño, quien estuvo un tiempo como administrador.
El oro de Moscú…
VOZ era financiado exclusivamente con la venta, no había el tal oro de Moscú del que tanto hablan los enemigos del periódico y del Partido. “Se distribuía por flota, pero por represión en ciertas zonas no lo dejaban circular, lo decomisaban. Zonas como el Caquetá, Meta, Magdalena Medio, Urabá, pedían grandes cantidades”, explica Reinaldo Ramírez. Las regiones hacían los pagos a través de cheques postales que el administrador esperaba con afán para cumplir las obligaciones con la imprenta. “Algunas veces nos vimos alcanzados, pero había un señor que era amigo del Partido, quien tenía una venta de fritanga y me prestaba dinero para pagar, hasta que llegaban los giros de la edición. Tenía que cumplir porque el director de esa imprenta era un argentino que siempre vivía en afugias”.
El objetivo fundamental del periódico era transmitir a las organizaciones sociales y a los militantes el pensamiento político del PCC. “También divulgábamos las experiencias de la lucha social; huelgas, mítines, asambleas. Es decir, toda la actividad social que se desarrollaba en torno al Partido era reflejada. De las reuniones también salió la idea de hacer una cartilla para los corresponsales. “En esta le decíamos a los corresponsales qué era lo que tenía que hacer; primero un enfoque teórico que le indicaba su papel como periodista revolucionario que era diferente al de la prensa tradicional y le explicábamos qué era una noticia. Debían entender cómo muchos de los materiales que enviaban eran incompletos porque les faltaban datos”, comenta el exadministrador de VOZ de la Democracia, Reinaldo Ramírez, sobre el funcionamiento en aquellos años.