Carlos Fernández
La política colombiana de comercio exterior le ha apuntado, siempre, a ampliar las exportaciones colombianas a otros países con fines diversos, según el período o la intencionalidad de la política económica. Una vez afianzado el café como principal artículo de exportación, se trataba de obtener los recursos para financiar la compra de artículos de consumo que demandaban las élites del país para su goce y deleite. Por otro lado, durante buena parte del siglo XX, se buscaba obtener las divisas necesarias para financiar las importaciones de maquinaria y equipo que demandaba la industrialización.
En el gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), se quiso disminuir la dependencia casi única respecto al café, para evitar los fuertes impactos que las variaciones de precios o de demanda tenían sobre la disponibilidad de divisas requeridas para mantener niveles adecuados de importaciones con fines de consumo o de inversión o para honrar los compromisos relacionados con la deuda externa.
A partir de la apertura económica implantada durante el gobierno de César Gaviria, en pleno auge del neoliberalismo, se planteó entrar en competencia con otros países e industrias mediante el abaratamiento de los costos de importación que, se decía, permitirían que las exportaciones colombianas presentaran precios más competitivos en el mercado internacional.
Las exportaciones
El exportar se volvió un objetivo per se. De ahí que, cada vez que disminuyen las exportaciones (en cantidad, en valor o en ambos), las autoridades y los analistas económicos insisten en el discurso productivista y se toman medidas que buscan, con las divisas disminuidas, garantizar, en primer lugar, el pago del servicio de la deuda, tanto pública como privada, y, luego, las importaciones de los sectores económicos con mayor capacidad de incidencia en la política económica (transnacionales y grandes consorcios económicos), eso sin contar con las transacciones intra-firmas que implican exportaciones a precios disminuidos que generan rentabilidades muy bajas e, incluso, pérdidas a las filiales de las transnacionales mientras sus casas matrices obtienen ganancias extraordinarias en los países donde operan.
A raíz de la información suministrada por el DANE sobre las exportaciones al terminar el mes de julio del presente año, nuevamente, el ministro de Hacienda habló de que ya habíamos tocado fondo en la crisis de exportaciones provocada por la disminución de los precios y de las ventas físicas de petróleo. Al finalizar dicho mes, en efecto, se habían exportado, durante los primeros siete meses de 2017, 20.525 millones de dólares. Un 23% más que en los siete primeros meses de 2016. Lo que no dijeron las autoridades es que lo exportado este año, al finalizar julio, representa tan sólo el 76% de lo exportado en promedio por Colombia en los siete primeros meses de los años que van de 2010 a 2017. O sea que esa política de todo por las exportaciones aún no arranca.
Las exportaciones colombianas, por otro lado, están representadas en un promedio, desde 2010, de 75% por rubros llamados tradicionales: café, carbón, petróleo y sus derivados y ferroníquel. O sea, sector primario, en donde la agregación de valor, que genera mejores ingresos, es baja o no existe.
A quien le exportamos
Estados Unidos sigue siendo el principal comprador de nuestras mercancías de exportación. En el promedio de los siete primeros meses de los años que van de 2010 a 2017, sus compras representaron el 33,5% de nuestras exportaciones promedio, seguidos por la Unión Europea, con el 15,5% de las mismas. La China, por su parte, supera levemente a la comunidad andina y al Mercosur como destino de nuestras exportaciones, con un 6,8% de las mismas, frente al 6,4% de la primera y el 6,5% del segundo. De hecho, las exportaciones a la China crecieron en un 31,4% entre los siete primeros meses de 2017 y el mismo período de 2016.
La perspectiva
Si Colombia no se diversifica, sus exportaciones seguirán dependiendo de la demanda de los países occidentales. La China, Rusia e India podrían jugar un papel más importante en el comercio exterior del país pero todo depende del interés de la soberanía del país que tengan sus gobernantes. Hasta ahora, han demostrado que no es mucho.
* Investigador del CEIS.