Gustavo Tabares Ramírez
El triunfo inesperado de Trump produjo algunas reacciones sorpresivas del “mercado”. Esto se manifiesta en parte, en que los inversionistas asumen mayores riesgos en sus compras de activos (acciones) en vez de bonos y que compran dólares vendiendo otras monedas e incluso oro. Este comportamiento sucede porque el presidente ha afirmado que implementará políticas de inversión en infraestructura y aplicará recortes tributarios para fortalecer la producción. Si prosigue en este plan, conducirá también a mayores déficits fiscales y tasas de interés en alza en los Estados Unidos de América (EUA).
Por esto, es importante analizar la próxima fase del ciclo de crédito, y sus implicaciones para las tasas de interés y de inflación. Un recorte fiscal para estimular la producción en EUA significará un alza en las tasas de interés y con ello sobre los precios, que van ir en ascenso. El alza de precios de las materias primas se producirá de todos modos debido al almacenamiento continuo de materias primas realizado por China y su plan ya en marcha de la Nueva Ruta de la Seda, cuya demanda de estos “commodities” compite con la demanda esperada que generan las obras de infraestructura y reindustrialización anunciadas por Trump.
Sin embargo, los actores que apuestan por la actividad industrial, comercial y agraria ya han anticipado a la baja los precios de los bonos en poder de los bancos. Han anticipado enormes pérdidas para los bancos que recibieron bonos emitidos a tasa 0% y sin respaldo, y que ahora deben sí o sí venderlos. Pues, el precio del bono es inverso a su rentabilidad.
Grandes pérdidas
Se esperan pérdidas muy grandes para los bancos debido a que deberían venderlos cuando, tanto fuera de EUA (Chinos sobre todo) como los mismos bancos dentro de EUA, hay una fuerte presión para invertir en: a- los grandes proyectos de infraestructura dentro y fuera de EUA, b- por la política de la FED de elevar las tasas de interés por motivos geopolíticos en la disputa entre los capitales financieros dentro de EUA, c- también como resultado de las expectativas de inflación, y d- como consecuencia de la propia caída de los bonos.
La expansión monetaria y las tasas de interés: Los keynesianos argumentan que las tensiones a las que se enfrenta el sector financiero pueden compensarse con la expansión del crédito. En general podría ser, siempre y cuando los bancos tengan espacio en sus hojas de balance para un incremento adicional del crédito, lo cual no es la realidad actual. La realidad muestra un sistema bancario financiero sobresaturado de bonos de deuda (burbuja financiera) principalmente en dólares, por un monto que es 22 veces la economía real, que no tienen respaldo en la economía real. Y que necesitan que los tenedores de bonos asuman las pérdidas, para poder ser re-direccionados a potenciar la economía real (infraestructura y producción industrial, comercial y agraria).
El oro se encuentra atrapado en una baja temporal de su precio, siendo su venta una forma rápida para que los fondos de cobertura ubicados en Estados Unidos compren dólares con un precio y rendimientos en alza. Si bien esta presión puede persistir, sobre todo si el euro se debilita más, consideramos que es esencialmente un efecto temporal de coyuntura. En 2017, el oro tendrá una tendencia al alza.
Por lo tanto, una manera de mirar el precio del oro en perspectiva es pensar en él en términos de precios de las materias primas, que en el largo plazo tienden a ser más estables cuando se mide en oro, que cuando se mide en monedas fiduciarias. Dada la perspectiva al alza de los precios de las materias primas, ya que tanto China como Estados Unidos compiten por las mismas y aumentan la cantidad de dinero para pagarlas, es más lógico que el precio del oro mantenga su nivel de poder adquisitivo frente al aumento de los precios de los “commodities” y no en relación con la pérdida de poder adquisitivo de las monedas fiduciarias.
China y Brics
Ahora bien, China, y los Brics, se han preparado para este momento histórico, habiendo emprendido una política de larga data de almacenamiento de oro desde 1983. La cantidad de oro que el país ha acumulado, además de las reservas oficiales declaradas, es un secreto de estado, pero la estimación es de al menos 20.000 toneladas. En 2002, el Estado chino probablemente ya tenía asegurado suficiente oro físico para permitir que sus propios ciudadanos se unieran a la iniciativa, porque en ese año el Banco del Pueblo estableció la Bolsa de Oro de Shanghái y levantó la prohibición de la propiedad privada de oro en China.
En los últimos catorce años, los particulares y las empresas en China han acumulado al menos otras 10.000 toneladas, y China por lejos se ha convertido en el mayor productor y refinador de oro. Podemos decir que China se ha preparado a sí misma y a sus ciudadanos con suficiente antelación para el colapso del poder adquisitivo de las monedas fiduciarias que su demanda de “commodities” probablemente provocará. Lo único que debe hacer es deshacerse de sus bonos del Tesoro de los Estados Unidos acumulados en el pasado antes de que se estos se queden sin valor, cosa que ya está haciendo de manera acelerada.
Además, China ha ido desarrollando un esquema de poder productivo, multipolar y de escala universal. Esquema que comparte con Rusia y la Unión Económica Euroasiática, con la India y su área de influencia, con Brasil-Argentina y la Unasur-Celac, con Sudáfrica y la Unión Africana, a los cuales se suma Pakistán, Irán, Siria, Egipto y otros. Un esquema con moneda internacional centrada en el yuan y la canasta de monedas Brics, con un Banco de Infraestructura y Desarrollo (BAII), un Fondo de fomento, un sistema propio de compensación de intercambio, un plan de infraestructura y desarrollo que muy pronto llega a Inglaterra con un tren de cargas de alta velocidad.
En cambio, EUA está muy mal preparado para enfrentar un alza de precios de las materias primas. Sus reservas de oro, asumiendo incluso que son como se indica, lo cual es por lo menos dudoso, son insuficientes para asegurar un dólar en declive, y en cualquier caso la conversión en oro de posiciones en dólares ya no será fácil. En los años venideros y en términos de demanda de los “commodities”, Estados Unidos le tocará jugar de todos modos de segundo violín a la par de China (y no como en 1970, cuando Gran Bretaña ocupaba ese lugar), empeorando potencialmente la situación de los precios en dólares.
El papel del dólar
Debido a la continua demanda no cíclica de materias primas de China, existe un riesgo significativo que ni siquiera una depresión debido a la liquidación de la deuda provocada por alzas significativas en las tasas de interés logrará controlar la inflación de precios expresada en monedas occidentales. A diferencia de los años setenta, cuando el dólar ponía la música con que todos los demás bailaban, en este momento China, Rusia y todas las naciones vinculadas a ellos por el comercio ya no bailan al son de la música del dólar. En consecuencia, la política monetaria estadounidense ya no ejerce un control absoluto sobre la inflación de los precios mundiales, medida en dólares u otras monedas fiduciarias.
Por lo tanto, las presiones inflacionarias (de los precios de las materias primas) podrían persistir, por más que caigan los precios de los bonos del Tesoro (títulos de deuda estadounidense). La posibilidad de que el entorno de precios en dólares siga siendo inflacionario en medio de una fuerte recesión económica de Estados Unidos no puede descartarse.
Un probable colapso financiero en la UE en el 2017: Otra diferencia importante es la interconexión de los mercados. El aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos sin duda se traducirá en la migración de euros a dólares buscando rendimientos crecientes de inversiones en dólares. Esto afecta en particular a la zona del euro. Los bancos de la eurozona enfrentarán pérdidas en el mercado de bonos (ya que sus inversores buscarán venderlos para invertir en dólares) potencialmente tan grandes que todo el sistema bancario europeo podría colapsar y hasta su propia supervivencia podría verse amenazada por estos desarrollos. Es probable que el Banco Central Europeo continúe inyectando dinero en el sector financiero en un intento desesperado por salvar a los bancos, pero sólo podrá hacerlo mientras que el efecto de la inflación de precios de un euro en caída, no lo obligue a elevar las tasas de interés también.
Amenaza de crisis
Ante la amenaza de una fuerte crisis bancaria, la Comisión Europea está aumentando los controles sobre la moneda en efectivo y los metales preciosos como el oro y la plata. En el marco de los “ataques terroristas” se pretende limitar la posibilidad de operar con dinero en efectivo y, primero que nada desde y hacia el exterior. Lo anterior tiene que ver con la implementación de un corralito que cierra las oportunidades de fuga de dinero hacia afuera. La posesión de oro se hará ilegal, lo que implica una clara confiscación de la riqueza ciudadana. Al sacar de circulación los billetes de mayor valor, se limitará la posibilidad de guardar dinero fuera del banco, bajo el colchón. Todo lo anterior para preparar un ´bail in´ (corralito cambiario) para el momento de la bancarrota.
La crisis de la UE es un proceso que viene desde 2009 y tiene que ver con resolver en que esquema de poder mundial formara parte, ya que no puede serlo por sí misma pero es un componente central para definir el poder mundial. Las tensiones están siempre presentes por este motivo y la UE no solo tiene opciones en el esquema unipolar financiero continental, sino que también los tiene en los esquemas universales multipolares. Decimos que la UE no tiene opción en el globalismo unipolar porque implica su desaparición como UE.