José Ramón Llanos
Infortunadamente los pronósticos que se hicieron desde finales de marzo se están cumpliendo. El 21 de marzo en un artículo intitulado: En la cuarentena, ¿quién protege a los marginados?, se decía: “Qué sentido tiene pedirles a los habitantes de regiones que carecen de agua potable, que se laven las manos con frecuencia, ejemplo Chocó o los barrios de los extramuros de algunas ciudades”
Posteriormente, se criticó el hecho que de manera absurda, aunque en cuarentena se incrementaron los infectados y fallecidos, al pasar de 470 a 5.944 los primeros, y los segundos de 4 a 269, se procedió a una apertura limitada. Se dijo, entonces, en el texto intitulado Genocidio, ¿programado?: “Es fácil suponer que un mes después de la apertura, el incremento de infectados y fallecidos debe ser mucho mayor”.
Se señalaba además, que el Gobierno había hecho caso omiso de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, OMS, que advertía de la necesidad de evaluar cuidadosamente el nivel y dinámica de la pandemia, antes de ordenar una apertura limitada del confinamiento. Que de precipitar la apertura se corría un grave riesgo de rebrote.
El artículo terminaba con una exhortación: “En consecuencia, el Gobierno del Centro Democrático, en la persona de Iván Duque, en lugar de aplanar la curva de afectados y fallecidos, los aumentó. Será que tiene como objetivo ¿un genocidio programado? Para bien del país, ojalá la respuesta a la pregunta sea negativa. Si fuera así, el presidente debe dejar de escuchar el canto de sirena del gremio empresarial y atender más a los epidemiólogos y a la OMS Todavía hay tiempo de abandonar la senda errónea”
Los pronósticos se cumplieron
Los pronósticos, infortunadamente se cumplieron, los datos hablan: 15 días después de los vaticinios, la situación era la siguiente: “el día 19 de mayo ya habían fallecido 640 y los infectados son 16.935 según informes del Minsalud. Esto significa que en menos de un mes los fallecidos han crecido un poco más de dos veces y media y los infectados más de tres veces. Por tanto, el Gobierno mintió cuando dijo que se estaba aplanando la curva”.
Ahora, se va hacia el desastre, en el primer artículo escrito aquí sobre el Covid-19, se advertía que el Gobierno debía prestar atención especial y proteger las zonas como el Chocó y los barrios pobres, hacer pruebas en los centros urbanos donde residen los trabajadores y aislar a los que resultaran positivos. Así procedieron lo gobiernos de los países que mejor resultados lograron en la lucha contra el Covid-19. Eso no lo hizo.
Hay que observar lo que está sucediendo en el Pozón, Nelson Mandela, La Esperanza y barrios similares en Cartagena, en Soledad, y los barrios de invasión en Barranquilla: El Bosque, La Sierrita, El Recreo, La Playa, Las Nieves y Santo Domingo y un barrio populoso como Kennedy, en Bogotá. Lamentablemente, una vez más los indígenas serán víctimas de una clase gobernante que desde el siglo XIX, los despojó de sus tierras y en el siglo XXI los tiene marginados y fácil víctima del Covid-19
Sin embargo, Iván Duque, todavía puede evitar una tragedia mayor, debe crar equipos de médicos, enfermeras y otros paramédicos que hagan pruebas, en los barrios de máxima concentración de pobreza e indigencia y aíslar en sitios adecuados a los infectados para que no contagien familias y comunidades enteras, eso hicieron en Singapur, China y Corea.
Señor presidente, modifique su estrategia de comunicación para llegar a las comunidades marginadas y alejadas de los grandes centros urbanos para crear conciencia de autocuidado; invierta para llevar los servicios de agua y sanitarios a la Colombia profunda que carece de ellos, envié médicos y personal de salud a dichas áreas, en vez de ejército y policía, y deje de malgastar el presupuesto en carros de guerra y para mejorar su mala imagen, consecuencia de sus falencias como gobernante.
Si no se procediera así, faltarán hornos donde cremar cientos de muertos, hospitales y clínicas donde atender los infectados. A solo un mes de la apertura limitada ya van 939 decesos; 29.383 infectados y en las últimas 48 horas fallecieron 79. ¿Cuántos muertos e infectados habrá dentro de un mes, con la apertura casi total de las actividades? Seguramente se multiplicarán por lo menos, por cinco. Tengan en cuenta, en dos meses se pasó de 4 fallecidos a 969, o sea que en dos meses los fallecidos se multiplicaron más de 23 veces.
Al tener en cuenta la situación de Ecuador, Perú e Italia, en 20 días colapsarán hospitales y clínicas. Ojala estemos equivocados. Aunque tenemos muchas experiencias positivas de las cuales aprender, por ejemplo China, Singapur, Corea, Alemania, las acciones del presidente Iván Duque, se parecen más a las aplicadas por Donald Trump, quien prefiere tratar de salvar la economía, y favorecer al capital financiero, que salvar vidas.
¿Qué hacer?
¿Es inevitable el genocidio de la población pobre y de clase media? Es la hora de la política y la acción de los partidos y movimientos revolucionarios y progresistas, el Partido Comunista, La Unión Patriótica, La Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, La Alianza Verde, la Colombia Humana, y El Polo Democrático Alternativo, deben en el Senado, los concejos presentar proyectos para agenciar políticas más adecuadas para combatir el Covid-19; movilizar a los sindicatos, las organizaciones de mujeres, los campesinos, los estudiantes para exigirle al Gobierno que replantee su política sanitaria para combatir la pandemia y evitar el genocidio. Impulsar una política económica más audaz para enfrentar las carencias de los trabajadores; superar la falta de liquidez de las pequeñas y medianas empresas y de los sectores del rebusque diario.
Sagita
Los campesinos, mujeres y hombres, los líderes sociales, los estudiantes colombianos, ya saben cómo tratarán de matarlos: asfixiándolos oprimiendo su garganta con la rodilla. Esa técnica asesina la aprenderán de los maestros estadounidenses de torturas que enseñaron a los verdugos de Guantánamo y que a petición del presidente Iván Duque y su ministro de Defensa- o de ¿Guerra?- Carlos Holmes Trujillo, montarán su Academia del Terror, para enseñar a soldados y policías nacionales. Pedagogos de la tortura, Go home.