Luis Jairo Ramírez H.
Hace poco científicos del Instituto de Antropología de Leipzig, Alemania, encontraron fósiles del Homo Sapiens más antiguo en Marruecos; la antigüedad de los restos hallados es de 300.000 años, lo que implica que son 100.000 años más viejos que los hallados antes en Etiopía. Estas investigaciones sugieren que nuestra especie no surgió en una única región de África, sino que toda el África fue su cuna.
Adolf Hitler estuvo obsesionado con la «pureza racial” o «raza aria superior», es decir, rubio, de ojos azules y alto. Pensaba que su raza debía permanecer “pura” para poder tomar el control del mundo. Con el apoyo de científicos alemanes los nazis sostenían que la raza humana podía ser mejorada limitando la reproducción de personas «inferiores». Para “desgracia” de la actual aristocracia capitalista la ciencia está demostrando que la cuna de la “pureza racial” tiene origen y se ubica en África.
El racismo y la discriminación racial surgen con el capitalismo y tienen continuidad en regímenes de opresión y explotación humana; desde hace 500 años, para justificar el secuestro de millones de africanos con fines de acumulación del modo de producción capitalista, se denigró al africano y sus descendientes; se institucionalizó el uso de la violencia física y también simbólica, que se refiere a estas personas con argumentos de “inferioridad biológica e intelectual”.
Esta discusión revive ahora a propósito de la muerte del joven afro Anderson Arboleda, el pasado 19 de mayo, en Puerto Tejada, Cauca, tras una golpiza policial, que tiene conmocionada a la opinión pública y desató un debate sobre el racismo en el país. Evidentemente en Colombia la policía tiene un comportamiento discriminatorio hacia la población afrodescendiente.
Solo unos días después, en Minneapolis, Estados Unidos, es asesinado el ciudadano afro George Floyd, el 25 de mayo, luego de que un policía blanco le presionara el cuello con su rodilla durante más de ocho minutos. El hecho generó una oleada de indignación y protestas a lo largo de todo Estados Unidos en contra de lo que llamaron el racismo, la xenofobia y la brutalidad policial.
Estados Unidos, es quien más ha practicado el exterminio racial desde la esclavitud; desde los linchamientos, hasta la marginalidad, la pobreza hacia los afroestadounidenses y los asesinatos selectivos, como enviarlos a las invasiones y guerras a otros países para que mueran defendiendo los intereses de las grandes corporaciones, como ya lo conocemos en los casos de Vietnam, Irak, Afganistán, Siria y Latinoamérica.
El sistema policial de la supremacía blanca, sobre todo en los últimos años, bajo la presidencia de Donald Trump, ha puesto en evidencia que el exterminio racial es una política de Estado que no solo funciona en Estados Unidos, sino que se practica masivamente en países como Colombia, donde el actual gobierno del presidente Duque ha asesinado a más de cien afrocolombianos.
La población afrocolombiana representa un poco más del 10% de toda la población de Colombia y durante varios siglos el dominio de regímenes clasistas les ha impuesto la violencia, despojo de sus territorios, pobreza extrema y exclusión. El racismo es un problema político, económico y cultural que debe abordarse por toda la sociedad sin exclusión; será un nuevo poder de fuerzas democráticas el encargado de elaborar un programa de inclusión integral para las poblaciones históricamente marginadas por las elites gobernantes.
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