La forma del valor en la teoría del valor de Marx

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Trabajador de mina de oro en Antioquia. Foto archivo.

Alberto Maldonado Copello

Tradicionalmente se da mucha importancia en el análisis de la teoría del valor de Marx a las dos primeras partes del capítulo 1 del tomo I de El Capital y se descuida lo relativo a la forma del valor y al fetichismo de la mercancía. El propio Marx advierte en este capítulo sus diferencias con los economistas clásicos y su ruptura en la manera de abordar el análisis de la sociedad capitalista y señala cómo, a pesar de haber avanzado en la comprensión del valor, no se preguntaron nunca por qué el trabajo adopta la forma del valor dentro de la sociedad capitalista.

En las dos primeras partes del capítulo sobre la mercancía, en unas pocas páginas, se concentra lo que tradicionalmente se considera la teoría del valor de Marx. Muy sintéticamente esto consiste en lo siguiente:

  • La mercancía tiene un valor de uso, satisface determinadas necesidades, pero también tiene un valor de cambio, lo que implica que a pesar de sus diferencias materiales debe tener un elemento en común.
  • Lo común es que son productos del trabajo humano y esto es lo que permite que se igualen en el mercado y se conviertan en equivalentes de las demás.
  • El trabajo es la sustancia del valor, pero no cualquier trabajo, sino el trabajo socialmente necesario requerido para la producción de una mercancía y el trabajo abstracto. El trabajo concreto produce los valores de uso pero al mismo tiempo el trabajo abstracto produce valor.
  • La magnitud del valor de cambio depende de la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para la producción de mercancías. Este trabajo se mide en tiempo y es trabajo social, no trabajo individual.
  • Las oscilaciones de los precios se explican por los cambios en el tiempo de trabajo socialmente necesario, que depende de la capacidad productiva del trabajo.

Existe una línea de continuidad con los clásicos, pero no es lo fundamental del aporte de Marx, cuyo análisis no se limitaba a encontrar la sustancia y la fuente de la magnitud del valor. Su pregunta de fondo era por qué el trabajo adopta la forma del valor y su expresión cotidiana en el dinero y los precios, dado que esto es algo que no se encuentra en todas las sociedades. Marx plantea esto expresamente, refiriéndose a la economía política: “Pero no se le ha ocurrido preguntarse siquiera por qué este contenido reviste aquella forma, es decir por qué el trabajo toma cuerpo en el valor y por qué la medida del trabajo según el tiempo de su duración se traduce en la magnitud de valor del producto del trabajo” (Marx, El Capital, Tomo I, p. 45, FCE, 7ª reimpresión, 1975). La razón de este “descuido” de los clásicos es que los clásicos ven al capitalismo como la forma natural eterna de la producción social y por tanto pasan por alto lo específico que tiene este régimen social de producción y su carácter histórico.

La respuesta de Marx sobre la forma del valor que adopta el trabajo en la sociedad capitalista es que dado que se trata de una sociedad de productores privados e independientes, el trabajo social no es organizado, ni planificado, ni consciente, sino que resulta de la interacción del intercambio de los productos. La secuencia de la argumentación es la siguiente:

  • En el capitalismo concurren productores privados e independientes, que no coordinan sus esfuerzos.
  • Cada cual busca su propio interés y lleva los productos al mercado con el objeto de encontrar equivalentes de su propia mercancía.
  • Solamente en este intercambio termina sabiendo si su producción: a) Cumple con el requisito de ser trabajo socialmente necesario; b) Satisface una necesidad social en la magnitud apropiada.
  • En el intercambio se genera la necesidad de una forma de equivalente general que exprese el valor y aparece el dinero y el precio, que es la expresión en dinero de dicho valor.
  • El trabajo se expresa bajo la forma del valor que no indica claramente su relación con el trabajo social.
  • Los hombres crean las fuerzas económicas y estas terminan dominándolos. Esto lo denomina Marx el fetichismo de la mercancía

En los tres primeros capítulos del tomo I de El Capital, Marx no ha hablado todavía de la relación de explotación y de la generación de plusvalía. Sin embargo, plantea ya una crítica de fondo a la sociedad capitalista y a los economistas clásicos, crítica extensiva a los economistas neoclásicos y modernos, que destacan las enormes virtudes del mercado como mecanismo de coordinación de las actividades económicas, mediante el mecanismo de los precios, cuyo fundamento no les interesa investigar.

Los economistas neoclásicos y modernos, y la gran mayoría de analistas y columnistas de opinión defienden el sistema de “libre mercado”. Al tiempo que muchos de ellos son partidarios de la necesidad de la planificación al interior de las empresas capitalistas, donde ha tenido un enorme desarrollo práctico, se niegan rotundamente a considerar la necesidad de su aplicación al conjunto de la sociedad. ¿Cuál es la razón de fondo? Que la sociedad de mercado está fundamentada en productores privados e independientes, productores capitalistas que son los dueños de los medios de producción y acumulan la gran mayoría de la riqueza.

Por esta razón prefieren someter a la gran mayoría de seres humanos a las consecuencias de una sociedad que escapa al control humano, tanto en despilfarro de vidas humanas como de destrucción de la naturaleza. Los economistas modernos consideran que el mercado es un mecanismo extraordinario de coordinación de las actividades económicas que además respeta la libertad de los individuos. Cuando se les señalan los nocivos resultados en materia de desigualdad, de pobreza, de monopolización, etc., a lo sumo reconocen que se trata de “fallas” del mercado que deben ser solucionadas por el Estado.