A la expectativa se encuentra la diplomacia del continente por la decisión colombiana de romper relaciones con Venezuela. Consecuencias económicas y sociales enormes se avecinan en la frontera
Redacción política
Por vía Twitter el gobierno colombiano le anuncia al mundo la decisión unilateral del presidente de romper relaciones diplomáticas con el vecino país de Venezuela.
La determinación se hace efectiva desde el próximo 10 de enero, día en que Nicolás Maduro Moros, el presidente elegido democráticamente para los próximo ocho años, tome posesión de su cargo y eche a andar una promesa de campaña, garantizar la paz de su país y los planes económicos que le permitan salir del bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos.
Dijo Duque: “En enero, cuando entre el nuevo periodo del dictador con esa apariencia de formalidad, no vamos a hacer la pantomima de seguir manteniendo relaciones diplomáticas”. La decisión fue respaldada por los sectores más ratrasados del país y con el aplauso de una oposición venezolana fragmentada.
Decisión caprichosa
¿Por qué el 10 de enero? Se cuestionó en la columna de opinión de VOZ “Diplomacia de establo”: la fecha está determinada por la posesión del presidente venezolano después de ganar el proceso electoral del pasado mes de mayo, fecha atípica pues las elecciones debían ser en noviembre del año en curso, sin embargo, las elecciones se adelantaron fruto del acuerdo político entre sectores de la oposición en Venezuela y el gobierno Maduro, a finales del año 2017.
Lo que no esperaba la oposición, en aquella oportunidad, mayo de 2018, era la victoria de un Nicolás Maduro, supuestamente débil y a punto de caer. Por eso se apresuraron a llamar a elecciones, pero los cálculos les fallaron y tras la derrota de los dos candidatos de la oposición, Henri Falcón y el cristiano Javier Bertucci, Maduro fue elegido para el siguiente periodo electoral de ocho años.
La primera consecuencia de la decisión de Duque es la salida por expulsión de los funcionarios del cuerpo diplomático venezolano en suelo patrio. Con ello, el cierre de su embajada y sus consulados, que suman 10 en todo el país. allí los funcionarios venezolanos reciben, tramitan y gestionan solicitudes de los casi 800 mil venezolanos radicados, o de paso, en el país.
Hostigamientos a Venezuela
La embajada venezolana en Colombia está siendo víctima de un hostigamiento político y económico, este último por parte de la banca colombiana puntualmente. Se asiste a una especie de bloqueo para facilitar el pago de los gastos que demanda la estadía del cuerpo diplomático de ese país en Colombia.
La decisión de Duque afectaría los planes de retorno de los venezolanos que han querido volver a su país con la ayuda del gobierno venezolano. Y otras consecuencias diplomáticas obvias. La respuesta del gobierno venezolano será de proporción a las acciones de Colombia.
Es decir, el cuerpo diplomático colombiano en suelo venezolano sería expulsado y se cerrarán los 25 consulados que atienden a casi cinco millones de personas en el vecino país. Lo mismo sucederá con el cierre fronterizo, pues de hacerse efectiva la decisión, el cierre del puente Simón Bolívar del lado venezolano será inminente.
Preocupación parlamentaria
VOZ conoció que se puso en marcha por iniciativa legislativa una comisión de parlamentarios que comparten el problema, en especial aquellos que tienen su electorado en las zonas limítrofes de la frontera. Los parlamentarios muestran solapadamente su inconformidad por la decisión del gobierno colombiano por considerarla desfavorable para la economía de los habitantes fronterizos y hacen énfasis en la catástrofe económica que puede traer la unilateralidad de la decisión. Buena parte de la economía de los habitantes de ciudades como Riohacha, Cúcuta o Arauca depende del tránsito de mercancías, bienes y servicios de un lado a otro de los dos países.
Algunos de esos parlamentarios estarían dispuestos a citar a un debate al canciller Carlos Holmes Trujillo, por las acciones de los embajadores nombrados por Duque en la OEA, Alejandro Ordóñez, en Washington, Francisco Santos y en París la exfiscal Vivian Morales, debido a la falta de méritos diplomáticos para ocupar esos cargos, así como los nombramientos de cónsules para los familiares de senadores del Centro Democrático.
Pero también existe otra importante consecuencia de la ruptura de relaciones, los planes fronterizos de seguridad que comparten las dos fuerzas armadas. La tensión militar se elevaría, pues cualquier pretexto servirá de excusa para enfrentamientos diplomáticos como parte del plan de desgate que quiere imponer Colombia a Venezuela. Por ejemplo, en las fronteras es evidente que existen carteles del narcotráfico inmersos allí, pero también bandas de contrabandistas y paramilitarismo que tendrían, con el cierre de la frontera, el mejor escenario para sus ilícitos.
Diplomacia bajo cero
Relaciones al mejor estilo de la guerra fría. Hace ocho meses no hay comunicación entre los cancilleres, no han cruzado palabra el presidente Duque y su homólogo venezolano, se le prohibió al cuerpo diplomático colombiano intercambiar palabra alguna con sus pares de Venezuela.
La preocupación es que la decisión del gobierno Duque la mantenga a lo largo del periodo, y con ello un enfriamiento de las relaciones que dejaría muchas pérdidas para ambas economías, por eso no todo el empresariado y los gremios aplauden la decisión.
Un error grave que está cometiendo el Gobierno colombiano es cerrar toda posibilidad de contacto entre cancillerías. Es tradicional que hasta en guerras mundiales los enfrentados puedan mantener un canal de diálogo directo con el adversario. Y no dejar un mínimo de contacto entre Colombia y Venezuela preocupa.
El Gobierno colombiano ha incrementado notas de protesta a su homólogo venezolano denunciando la posible incursión de tropas venezolanas en territorio colombiano pero no muestra en esas notas las coordenadas de las denuncias ni narra los hechos cuando ocurren esas presuntas incursiones.
Error tras error
El cuerpo diplomático venezolano asume las provocaciones de manera tranquila. De hecho, han enviado un mensaje de cordialidad y disposición al diálogo. Organizaciones sociales de solidaridad con Venezuela han mantenido contacto con fuerzas políticas y sociales explicando las consecuencias de la decisión tomada por el Ejecutivo.
La calificación negativa del nuevo gobierno en sus primero tres meses de gobierno integra la pésima gestión diplomática. Nombramientos politiqueros como solía criticar al gobierno pasado, salidas en falso de embajadores y declaraciones de guerra, convertir los consulados en cócalas de clientelismo para las familias del circulo duro del uribismo, son muestra del nefasto camino diplomático por el que va Colombia. La comunidad internacional no reaccionará a la decisión con grandes pronunciamientos en contra pero sí con significativos mensajes diplomáticos.