Venezuela. El chavismo representa un sentimiento patriótico que subraya que los problemas de Venezuela deben ser resueltos por los propios venezolanos, sin interferencias extrañas y menos todavía amenazas de injerencia militar, asegura el secretario general del Partido Comunista Colombiano
Albero Acevedo
A su regreso de Caracas, en donde estuvo invitado por el gobierno venezolano para que asistiera, en calidad de observador internacional en los comicios del 15 de octubre pasado, en donde se eligieron gobernadores, el secretario general del Partido Comunista Colombiano, Jaime Caycedo, dialogó con este semanario y nos transmitió sus impresiones.
–¿Cómo vio la jornada electoral del 15 de octubre en Venezuela, la participación de los ciudadanos, de los sectores populares?
–Fue una jornada normal, debidamente preparada en sentido técnico, en orientación a los electores y en organización. En 18 años, Venezuela ha hecho 22 elecciones distintas, con un poder electoral autónomo, digitalizado y sujeto a múltiples auditajes, principalmente por los propios electores. La participación fue masiva, con mucho sentido cívico y, según la ley venezolana, desde las 6 de la mañana, hasta que el último elector haya ejercido su derecho.
–¿De dónde nace la fuerza del chavismo?
–De todo lo que representa la revolución bolivariana que tiene su fuerza en lo social. La gente sabe por qué y para qué está votando. Hay un proyecto democrático de sociedad, que está enfrentando doblemente los efectos de la crisis económica del capitalismo, que se reflejan de modo peculiar en Venezuela y aquellos de la guerra económica, que constituye un crimen contra el pueblo venezolano. Ese proyecto democrático, con sus alcances y también con sus limitaciones es una fuerza que mueve masas mirando hacia el futuro. Aunque aparezca como algo institucional, ajeno a la ideología, el Poder Electoral autónomo ha sido una gran conquista democrática, que a diferencia de Colombia, genera confianza y da garantías a la forma de lucha electoral.
–La oposición, que aumentó el número de gobernaciones, ¿puede reclamar también un triunfo? ¿O ha sufrido una derrota, al no haber alcanzado los objetivos desestabilizadores que se trazó en los últimos cuatro meses?
–La ultraderecha se ha propuesto el derrocamiento violento del gobierno sin contar con la correlación de fuerzas para lograrlo. Intentó entre abril y julio de este año desestabilizarlo con las “guarimbas”, permitiéndose todo tipo de actos agresivos. Aquello fracasó y provocó un desgaste notorio aún en zonas favorables electoralmente a la derecha.
Notorio desgaste de la derecha
Se calcula que redujo su votación con relación a las legislativas de 2015 en no menos de 2.800.000 electores. En cinco gobernaciones venció, pero la fuerza política ganadora en cuatro fue Acción Democrática, partido histórico, en cuyo seno hay corrientes que no comparten el actuar violento. La consigna de Venezuela en paz y elecciones en paz, tuvo un efecto positivo.
–El chavismo tiene ahora a su favor la Asamblea Nacional Constituyente y un triunfo electoral sólido. ¿Cuáles en su opinión, son las tareas del gobierno y de los sectores populares en esta nueva etapa?
–La elección de la Asamblea Nacional Constituyente fue una derrota mayor de la ultraderecha. No sólo la fatiga ante los desestabilizadores y sus métodos destructivos sino por las nuevas medidas de Washington y el anuncio de “no descartar” una intervención militar. El chavismo representa un sentimiento patriótico que subraya que los problemas de Venezuela deben ser resueltos por los propios venezolanos, sin interferencias extrañas y menos todavía amenazas de injerencia militar.
Contra la guerra económica
Consolidada la ANC y concluidas las elecciones de gobernadores, en el orden del día están las tareas que confrontan y mitigan la guerra económica, el contrabando, la especulación con el dólar y con los productos básicos de consumo social, paralelamente a las disposiciones que está tomando la ANC para hacer frente al bloqueo económico de EE.UU. Hacer frente al acoso internacional de la OEA y de vecinos malintencionados, como el gobierno de Colombia, que se empeñan en desconocer a la ANC en tanto institución legítima de la Constitución bolivariana y acusar de dictadura a un gobierno democrático que se somete a las urnas.
–Hay un cerco internacional contra Venezuela: sanciones de Estados Unidos, amenazas de la Unión Europea, pronunciamientos injerencistas de presidentes latinoamericanos… ¿A qué se debe esta inusitada ofensiva contra el gobierno de Venezuela?
–Se debe a que Venezuela, más allá de sus dificultades, representa un rumbo alternativo al modelo dependiente, neoliberal y neocolonial que el imperio intenta restablecer con la contraofensiva de la derecha. EE.UU. y la derecha mundial le apuestan a los derrocamientos, como hicieron en Honduras, Paraguay y Brasil. Han puesto en crisis a la democracia que tanto dicen defender. Contrario a la idea de que se ha cerrado un ciclo progresista, lo que vemos es un continente en lucha donde las fuerzas democráticas y sus proyectos no han sido doblegados. Ni en Venezuela ni en Colombia, ni en ningún otro país latinoamericano, tiene la derecha ningún proyecto alternativo democrático. La derecha juega a la regresión y a la antidemocracia con rasgos fascistas.
–Durante su visita a Venezuela, su residencia en Bogotá fue objeto de hostigamientos y amenazas, coincidiendo con las que sectores de derecha hicieron contra líderes de la UP. ¿De qué magnitud son esas amenazas y qué origen tienen?
–Observamos con preocupación el deterioro de las garantías para luchadores sociales y dirigentes de izquierda. Es una franca degradación con crímenes de Estado que llaman a la vigilancia social y a la exigencia cívica en defensa de la vida, de la integridad y de las libertades públicas efectivas para todos y todas en el país. Hemos recibido extraños mensajes vía Internet o vía directa, como la amenaza a la dirección de la UP, que muestran que la estigmatización sigue en pie y es necesario tomar medidas para detener las manos criminales.