
La pandemia de 1918, igual que está ocurriendo con el Covid-19, tuvo un aspecto positivo: estimuló las investigaciones científicas, hizo necesario diseñar políticas públicas para el control de enfermedades y creó nuevos hábitos sociales
José Ramón Llanos
¿Por qué es importante compartir con los lectores de VOZ un texto sobre la gripa española que afectó el mundo en 1.918? Porque nos parece correcta la sugerencia que hace el científico Anton Erkoreka quien conceptúa: “Que el conocimiento de los datos de las pandemias históricas nos debe servir para comprender mejor las actuales… entender la gripa española nos tiene que servir para entender mejor la covid-19 y las pandemias que están por venir”.
Consideramos que, si esto es necesario para el mundo científico, debe ser útil también para el hombre común. En esta forma se evitaría el discurso distractor de quienes propagan mentiras que acaban causando actitudes desacertadas en el pueblo. Ejemplo, el temor a las vacunas que tienen algunas personas debido a las falacias que circulan por las redes sociales.
De la gripa de Etiopía a la gripa española
Parece ser que la gripa es la más recurrente de todas las afecciones del aparato respiratorio, ya que en la historia la encontramos desde Etiopía hasta la pandemia de la llamada gripa española. Según Tucídides la enfermedad que aquejó a la tropa griega en la guerra del Peloponeso podría identificarse como una gripa ya que él narraba que el enfermo presentaba fiebres, inflamación en los ojos, en la garganta, la lengua, estornudos, ronquera, dolor pectoral y fuerte tos. Tucídides consideraba que esta enfermedad se había iniciado en la parte alta de Etiopía que se extendió a Egipto, el Imperio Persa, apareció en el norte del mar Egeo y finalmente llegó a Atenas. Él considera que la guerra la perdió Grecia por el debilitamiento de su tropa a causa de esta peste.
En el tránsito del feudalismo al capitalismo en el año 1500 nuevamente se identificaron manifestaciones de enfermedades que se denominaron entre otras “catarrhus epidemicus” o “Tussis epidemicus”.
En la historia más reciente encontramos la gripa rusa de 1889-1890 que se convirtió en el inicio de las pandemias de gripa y de otros virus de la modernidad; la más letal de todas fue la gripa española de 1918.
Vale la pena destacar un hecho insólito, no recibió este nombre porque hubiera empezado en la península Ibérica, sino por un hecho positivo: como España no participó en la Primera Guerra Mundial el gobierno y los medios de comunicación destacaron esta enfermedad y diariamente informaban sobre el número de afectados y fallecidos, pasada la guerra se le dio el nombre a la enfermedad de gripa española ya que en este país había sido descrita pormenorizadamente.
El mundo científico ha vuelto a estudiar la gripa española de 1918 debido a la pandemia de covid-19, ya que es útil para identificar y entender mejor esta. Es necesario, por ejemplo, el estudio de las cuatro ondas que tuvo la gripa española en algunos países del mundo.
La letalidad de la gripa española
Tengamos en cuenta que en 1918 el mundo era habitado por 1.825 millones de personas. Según Anton Erkoreka, entre 1918 y 1920 el 50 por ciento de la población mundial padeció la gripa y fallecieron 40 millones o sea el 2,5 por ciento de sus habitantes. El continente europeo presentó el menor número de fallecimientos, el 1,1 del total de su población.
Los países del sur tuvieron un porcentaje de letalidad más alta, por ejemplo, Italia tuvo 15,1 fallecidos por cada mil habitantes; en cambio Noruega solo tuvo 5,6 fallecidos por cada mil. Los adultos jóvenes fueron los que más se enfermaron, del total de las cuatro ondas la más grave fue la segunda a finales de 1918 y la mayor incidencia ocurrió entre octubre y noviembre. El País Vasco tuvo una tasa de letalidad de 12,1 por mil habitantes; el 55,8 por ciento de los fallecidos eran jóvenes de edades entre 15 y 44 años, la mayor parte de los fallecidos fueron hombres.

registraron los primeros casos
El origen de la gripa española
Sobre el origen, como siempre pasa con todas las pandemias, se aventuraron varias hipótesis, se afirmó que había comenzado en China y que la propagaron la gran cantidad de trabajadores de ese país que llegaron a Europa y Estados Unidos entre 1916 y 1918. Otra hipótesis de la Universidad de Oxford afirma que apareció entre los militares norteamericanos que participaban en la Primera Guerra Mundial quienes llevaron la gripa a Europa.
Algunos científicos consideran que pudieron ser esas dos grandes movilizaciones humanas, la china y la norteamericana las que contribuyeron a esparcir la gripa. El hecho real es que la primera onda en Europa se presentó en la primavera de 1918; las afectaciones fueron relativamente benignas tanto en la población civil, como en los soldados que luchaban en la guerra. Solo hasta el mes de julio empezaron a fallecer los soldados estadounidenses.
En cambio, en Madrid la primera onda se presentó en el periodo mayo–junio y la letalidad fue de 1,0 por mil habitantes, Sin embargo, Erkoreka considera que en el trimestre mayo-junio en España la correlación de fallecidos fue de 1,7 por mil habitantes. Alemania, Polonia, Rusia, África, India y Japón fueron afectadas en el mes de mayo.
La segunda onda
Esta onda fue la de mayor letalidad en todo el mundo. Una gran parte de los científicos considera que el número de muertos osciló entre 40 y 50 millones. Sin embargo, unos pocos opinan que murieron entre 50 y 100 millones. Pero Erkoreka consideran que es una cifra exagerada.
Al País Vasco lo afectó la gripa entre septiembre y noviembre de 1918, pero la mayor parte de los muertos se presentó en el mes de octubre y hubo una onda leve en el mes de marzo de 1919. La segunda ola afectó a Bilbao con un 57,7 por ciento de los fallecidos, en la tercera ola más benigna murió el 21,9 y en la cuarta onda falleció el 16,3 por ciento, según las estadísticas presentadas por Erkoreka1.
La “gripe española” igual que está ocurriendo con el covid-19 tuvo un aspecto positivo: estimuló las investigaciones científicas, hizo necesario diseñar políticas públicas para el control de enfermedades y creó nuevos hábitos sociales. Inicialmente las pesquisas científicas se orientaron a identificar una bacteria y solo finalmente se hizo el hallazgo de que la enfermedad la producía un virus, solo 15 años después en 1933. Debido a esta pandemia se dinamizaron las investigaciones virológicas.
Fuentes:
Anton Erkoreka. La gripe española en el País Vasco y en el mundo. Gaceta Medica de Bilbao. 15 de diciembre 2020
Revista Salud Pública. México volumen 47, nro. 6. Noviembre diciembre de 2005
Tucídides. Historia de la guerra del Peloponeso. Alianza Editorial. Madrid. 1989
1 Anton Erkoreca. La gripe española en el País Vasco y en el mundo. Gaceta medica de Bilbao. 15 de diciembre 2020. Pág. 16.
Si te gustó este artículo y quieres apoyar al semanario VOZ, te contamos que ya está disponible la tienda virtual donde podrás suscribirte a la versión online del periódico.