Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
Sin lugar a dudas, La Guajira es uno de los territorios más paradigmáticos de Colombia. Sus hermosos lugares, sus vastas riquezas, sus recursos naturales, sus privilegiados vientos y su imponente mar Caribe contrastan agresivamente con el paisaje socioeconómico de la región: Desigualdad social, pobreza extrema, escases de agua y alimentos, la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo, y un caótico flujo migratorio proveniente de Venezuela.
Todo esto cruzado por un histórico olvido por parte del Estado y por la alarmante corrupción regional, que no solo ha saqueado por completo el departamento sino que tiene a sus máximos caciques y políticos locales en la cárcel.
Bajo este panorama, que se agudiza cada día, el candidato presidencial Gustavo Petro, hizo un recorrido entre los días 20 y 22 de abril por La Guajira profunda. Riohacha, Maicao, Barrancas, Fonseca y San Juan del Cesar, fueron los puntos donde el representante de la Colombia Humana hizo sus ya acostumbradas manifestaciones públicas, con plaza llena y despertando en la gente un inusitado efecto popular, nunca antes visto en las actuales épocas.
Acompañado de Martha Peralta, presidenta del Mais e indígena wayúu, y de Aída Avella, presidenta de la UP y senadora electa por la lista Decentes, Petro se dirigió al pueblo guajiro en puntos centrales de la campaña como la lucha anticorrupción, la necesidad de mitigar el cambio climático a partir de la generación de energías limpias, la inaplazable tarea de democratizar la tierra en manos campesinas que quieran producir la tierra, y la posibilidad de construir una era de paz a partir de un gobierno comprometido con la justicia social.
Sin embargo, lo que más llamó la atención de los discursos de Petro en La Guajira, fue su insistente llamado a salir de la economía del petróleo pero en especial del carbón, ya que para el candidato “estos son venenos sociales y ambientales más dañinos que la misma cocaína”. Recordó que la promesa de progreso económico que por cerca de 30 años se ha construido sobre El Cerrejón, no ha traído a La Guajira más que destrucción de la naturaleza y vergonzantes indicadores de pobreza y desigualdad social.
En los territorios de Kiko Gómez, Oneida Pinto, Hernando Deluque, Jorge Pérez Bernier, y otros caciques condenados por corrupción y parapolítica, y en donde el Centro Democrático tiene un importante caudal electoral; Gustavo Petro fractura con sus propuestas a la descompuesta política tradicional de este golpeado departamento y configura un importante bastión de su campaña rumbo a la presidencia.
Como el mismo Petro dijo en la plaza del municipio de San Juan del Cesar, en la tarima Juancho Rois: “Nos decían que estos territorios eran o son uribistas. Lo que yo veo es que eso no es cierto, que acá se asiste a un momento histórico, donde La Guajira y su gente serán el motor del cambio político que propone la Colombia Humana. ¡Que viva La Guajira Humana!”.


