El gobierno Duque y su escamoteador ministro de vivienda Malagón, han publicado el decreto que crea la nefasta hipoteca inversa, como medida “voluntaria” para supuestamente suplir los pírricos o inexistentes ingresos de nuestros abuelos, ello debido a que solo el 28% acceden al derecho a la pensión, pero el 67% a lo largo de su vida han logrado adquirir una vivienda.
Este instrumento financiero fue creado en los países anglosajones en la década de los 60’s y 70’s, el cual consiste en un préstamo que permite la generación de una renta mensual de por vida, a cambio de su vivienda. La hipoteca inversa es otro de los instrumentos neoliberales para poder cubrir los gastos de la familia, dadas las bajas mesadas entregadas en los regímenes de ahorro individual gestionados por las Administradoras de Fondos de Pensiones, AFP. Como constituyen una estafa amparada por la ley, esta modalidad de hipoteca es poco utilizada en el mundo.
La propuesta de la hipoteca inversa constituye una acción inhumana y perversa, elaborada por el Gobierno para esquilmar al pensionado y a sus descendientes e inflar las utilidades del capital financiero. El objeto final de la norma es transferir el patrimonio de los pobres, logrado con sacrificios a lo largo de muchos años, a los banqueros y otros miembros del capital parasitario, aprovechando los precarios ingresos de los ciudadanos de la tercera edad, en estos momentos de pánico generado por la pandemia, agravada por la pésima gestión gubernamental.
La jugada se implementa reduciendo los precios de la vivienda, al evaluarla agentes especializados, aparentemente independientes de los bancos e imparciales. Por otra parte, los funcionarios de los bancos y otras agencias financieras, seducen, traman a los ancianos acosados por deudas y necesidades para que caigan en la trampa y así despojan a los descendientes del patrimonio que hubieran podido heredar de sus padres.
Por ello la figura de hipoteca inversa se promociona y se relanza en épocas de crisis como la del año 2008 y la del presente, para aprovecharse del agravamiento de las condiciones de vida de las personas, ya que, sobre el precio de la vivienda, la tasa de interés, la esperanza de vida y los gastos de la operación financiera -que recaen totalmente sobre los adultos mayores-, se calculan los pagos mensuales dependiendo de la modalidad de la hipoteca inversa. El conocimiento de lo que ha sucedido en los países donde se aplicó, enseña que siempre lo que reciben los ancianos hasta su deceso no llega a cubrir ni el 50 por ciento del valor real de la vivienda objeto de la hipoteca inversa. Es que el capitalista financiero, no da puntada sin dedal.
Esta nueva forma de expropiación de los que viven del trabajo, es presentada y defendida por el gobierno de Duque y los neoliberales de todos los pelambres como una medida de beneficio social, en el fondo buscan un mecanismo sustituto del derecho a la pensión; además, convertir la tragedia de la precariedad de los adultos mayores, en un medio de derivar utilidades el capital financiero.
La hipoteca inversa es una clara y descarada expropiación del patrimonio de los ancianos, los cuales han sacrificado su vida para lograr acceder a una vivienda, que generalmente se convierte en tabla de salvación para mitigar las necesidades de los hijos afectados por la pobreza.
La hipoteca inversa somete el derecho a la vivienda a un nuevo tipo de financiarización, ya que favorece la apropiación por parte del sector financiero de las rentas futuras por valorización y la especulación sobre el suelo. Mediante esta figura indirectamente también se promueve el desalojo de los trabajadores que viven en urbanizaciones bien ubicadas en relación con las redes de transportes, con condiciones ambientales óptimas, con entornos sanos, zonas verdes, a desplazarse a periferias urbanas o semiurbanas, con mucha contaminación, con servicios de agua potable deficientes, ausencia de alcantarillado. En esa forma el sector inmobiliario, ligado al capital financiero desarrolla sus proyectos urbanos, los desarrollan en los espacios antes ocupados por los trabajadores desplazados a los extramuros.
La figura de hipoteca inversa debe ser rechazada por los trabajadores colombianos, en su lugar es necesario impulsar con mayor organización, unidad y fuerza la lucha para conquistar la pensión universal para todos los colombianos, especialmente para aquellos abuelos que no lograron cotizar o lo hicieron de manera intermitente, forzados por el carácter precario de sus empleos o ingresos. Los recursos para ello existen y están en las más de 200 exenciones tributarias a los ricos y mega ricos y las trasnacionales que operan en el país. Solo se requiere elevar el nivel de conciencia de los asalariados para potenciar la lucha y negarle el voto a los partidos responsables de la implementación y sostenimiento del neoliberalismo. El movimiento progresista y los comunistas, mujeres y hombres, debemos involucrar en nuestros objetivos de lucha, la defensa a ultranza de los ancianos, para saldar la deuda que tenemos con ellos por su valioso aporte a la construcción de la nación. Evitemos que el patrimonio de los abuelos, se convierta en festín del apetito insaciable del capital financiero.
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