La imparable lucha de las mujeres

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Acto central en la Plaza de Bolívar en la marcha feminista del 8 de marzo de 2019. Foto Alessandra Puccini.

Desde hace más de tres décadas, se celebra en el país el Día Internacional de la Mujer, constituyéndose esta fecha de gran significado en el marco de la implementación del Acuerdo de Paz con enfoque de género

Adriana Vanegas Roldán

Se conmemora, el 8 de marzo, la lucha como experiencia y práctica política imparable por una Colombia justa y digna. Reivindicamos nuestros acumulados políticos, epistémicos, nuestras prácticas y experiencias contra las políticas neoliberales, contra el recorte de las libertades sindicales, cívicas y políticas y contra la violencia de género en lo laboral, en lo económico y en lo político.

En Colombia las mujeres logramos el derecho al voto en 1954, por lo cual nuestros avances se fortalecen en la búsqueda de una representación política paritaria que exprese el mejoramiento de las relaciones entre los géneros, frente al poder político, para frenar la injusticia de los poderes patriarcales, clientelistas y corruptos. En lo que respecta a la educación, impulsamos nuestra formación y nuestra participación en todos los ámbitos de la educación media y de la educación superior.

El desempleo nos afecta en un 16%, frente a los hombres en un 9.8%. La brecha salarial de género en lo urbano es del 17% y en lo rural llega a más del 44%. Por todo esto, nuestra lucha tiene que expresar de manera categórica la importancia de transformar la vida de todos y todas en Colombia.

Celebramos la lucha por la defensa de nuestros derechos sociales, nuestros derechos sexuales y reproductivos. Aunque la Interrupción Voluntaria del Embarazo fue aprobada por la Corte en tres casos específicos, hoy en Colombia se practican en la clandestinidad más de 400 mil abortos. Hemos avanzado en la Ley 1257 de 2008, contra la Violencia hacia las mujeres, la Ley contra el feminicidio “Rosa Elvira Celis” y la importante Ley 1413 de 2010 sobre la economía del cuidado. Avanzamos, asimismo, en la pedagogía sobre los derechos sexuales y reproductivos y la salud de las mujeres y de las diversidades sexuales, así como en la búsqueda de una vida libre de sexismos, contra la misoginia, contra toda forma de discriminación y dominación patriarcal, imperialista, racista y de género.

Ofensiva política hacia el movimiento popular

Se conmemora durante esta fecha el hecho de que las mujeres juntamos esfuerzos con el movimiento sindical, con el movimiento campesino, con miles de mujeres que luchan por la paz, por la implementación del Acuerdo de Paz y que propenden por la construcción de una política antihegemónica, anticapitalista, anticolonialista y antirracista.

La ética del cuidado de la naturaleza, no solamente hace parte de la lucha de las mujeres, sino que  tiene que realizarse  en  relación recíproca entre los géneros, ya que, a su vez, pertenece a la lucha por la valoración de los saberes ancestrales de las mujeres, por la despatriarcalizacion, por el fortalecimiento y comprensión de los diversos feminismos que se acumulan y nacen en el Sur, como medio de transformación de la vida, por la diversidad étnica, por las nuevas relaciones entre lo humano contra el extractivismo, contra el entrecruce de las desigualdades económicas. Desde diferentes territorios, Chile, Bolivia, Argentina, Colombia, Guatemala, El Salvador, entre otros, se consolida la experiencia, la práctica y la lucha del movimiento social y político de las mujeres.

Contra los asesinatos a líderes y lideresas sociales

Rendimos homenaje, en este 8 de marzo a María del Pilar Hurtado y a las madres cabeza de familia a quienes la lideresa acompañaba. María del Pilar era una persona sencilla, que reclamaba sus derechos, y quien había salido desplazada de su tierra hacia el Norte del Cauca a buscar mejor vida para sus cuatro hijos.

En el Putumayo recordamos a la lideresa Gloria Ocampo, asesinada por el hecho de apoyar los programas de sustitución voluntaria de cultivos de uso no lícito. Deja la lideresa una niña de 10 años, quien reclama que no quede impune el vil asesinato de su madre. Asimismo, en Algeciras, Huila, fue asesinada Mireya Hernández Guevara, quien era la tesorera de la Junta de Acción Comunal en el barrio 20 de julio.

Nos solidarizamos con las Madres de Soacha, madres de las miles de víctimas de los falsos positivos y quienes hoy luchan por el esclarecimiento de la verdad de este delito. Al mismo tiempo, rendiremos homenaje a las mujeres que luchan en América Latina contra la impunidad, que buscan un mejor futuro laboral para sus vidas, como también a las madres cabeza de familia, a quienes luchan por pensiones y salarios dignos y por el conjunto de reivindicaciones que nos permitan establecer una economía del cuidado, los derechos a la tierra, los derechos de la comunidad y a la justicia de género.

Neoliberalismo y politización

La refundación de la política por parte de las mujeres hace frente a la derechización del país, que pretende controlarlas y delegarlas al desempleo, a la injusticia laboral.  El neoliberalismo ha vaciado de contenido la política, neutralizando las capacidades de relacionar lo político, lo económico, lo medioambiental y las relaciones entre los géneros, institucionalizando la separación entre todas las esferas del orden social.

El imperialismo y la opresión racial son parte integrante de la sociedad capitalista, tanto como la opresión de género. Dirigimos nuestra lucha con el movimiento social, hacia la ofensiva, marcando diferencia con los feminismos liberales para acabar con la economía neoliberal y con el individualismo meritocrático. Buscamos un sistema político que exprese el sentir, la experiencia, la práctica de las mujeres y una política de reconocimiento sustancialmente sensible y de clase.

El complejo militar de la guerra aumenta, estamos contra la cacería de los recursos naturales, y celebramos una profunda reestructuración societal. Celebramos que el movimiento pueda dirigir el dolor y la ira de los desposeídos, hacia una profunda reestructuración de las relaciones entre los géneros, el estrechamiento de los vínculos sociales y de los lazos comunitarios.