Muchas mujeres de avanzada edad se dedican a cuidar a familiares en condición de enfermedad o de vejez. A pesar de la falta de remuneración, en muchos casos, las actividades para ellas son un indicador de su calidad de vida
Inés Mujica
En Colombia, según las estadísticas, las adultas mayores pensionadas constituyen un número mucho menor que los hombres, en uno de esos estudios dice que en el país el 9.3% viven solos y solas. En Bogotá, el 11% sobrevive; además, no hay sino 80 o 100 geriatras o gerontólogos para todo el país y en ninguna EPS hay este tipo de especialistas. Quien se encarga de esta población es un médico general y uno que otro especialista, como si fueran personas de 30 o 40 años.
Según la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría, Acgg, en el país solo hay un geriatra por cada 35 mil adultos mayores, este dato busca demostrar que no hay garantías para los adultos mayores en Colombia. Además, el informe señala que la pirámide poblacional del país se ha invertido a tal punto de que hay más gente mayor de 60 años que niños menores de cinco y se calcula que para este año “por cada dos adultos mayores habrá un adolescente”.
Por otra parte, a las personas adultas mayores pensionadas no se les sube casi la pensión porque no la aumentan por el salario mínimo, sino por el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Expectativa de vida
En un país en el que están asesinando todos los días líderes y lideresas sociales, y además, hay un conflicto social interno, la institucionalidad dice que la expectativa de vida ha aumentado. Es decir, que ahora alcanzamos los 70 años, si en realidad, cuando hay conflicto social interno baja el promedio de edad en la población.
En el caso de las adultas mayores que viven en los Hogares Geriátricos, las familias de estas son informadas de las cosas buenas que hacen, y la realidad es otra, pues las mismas familias nunca más se acuerdan de irlas a visitar o a llevarlas a pasear, lo único que hacen es pagar cada mes su estadía en esos lugares.
La vejez en el campo
Después de los 70 años, 58 % de los campesinos todavía trabaja de acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida del Dane. No tienen opción, pues en la mayoría de los casos los hijos se han marchado.
Datos importantes del censo 2018 indican que las zonas rurales perdieron 1.400.000 habitantes. Solo quedan adultos y adultas mayores, que se aferran a su territorio porque no tienen otra forma de sobrevivir.
Cuidadoras
Muchas adultas mayores, por su parte, se dedican a cuidar a otras personas que están, bien sea, limitadas por enfermedad crónica, o por la misma vejez. Hay cuidadoras formales e informales, es necesario luchar porque tanto las formales como las informales sean correctamente capacitadas para este trabajo.
Las actividades en la adulta mayor son un indicador de su calidad de vida, si esta se siente satisfecha y feliz puede hacer numerosas cosas que le ayuden a mantenerse activa. Sin embargo, algunas tienden a desmotivarse porque no se sienten útiles y prefieren marginarse en vez de optar por una clase de actividad que pueda desarrollar.