La juventud del Cauca se la juega por la paz

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Velatón por la paz en Popayán.

Óscar Viveros

El departamento del Cauca, por sus condiciones geográficas y en especial por los conflictos sociales, desigualdades y falta de oportunidades, ha sido uno de los territorios en donde históricamente la confrontación armada se ha vivido con mayor intensidad. El que los caucanos y caucanas hayan vivido y conocido la guerra y la violencia, hace que la esperanza de la paz se viva y se sienta de manera más intensa, razón por la cual la gran mayoría de la población se haya manifestado y movilizado de forma contundente a favor de la implementación de los acuerdos alcanzados entre el Gobierno nacional y la exguerrilla de las FARC-EP y por el impulso a las negociaciones con la guerrilla del ELN.

La guerra que hemos conocido en el Cauca no ha sido solo la de la confrontación entre guerrillas y las fuerzas del estado y paramilitares, conocemos también aquella que ha desatado el gobierno cuando las organizaciones sociales y populares decidimos movilizarnos, otra dinámica guerrerista en la cual campesinos, indígenas, afros, estudiantes, han sido asesinados a manos de la policía y el ejército en ese tratamiento que el gobierno nacional le impone a la protesta. En esa doble confrontación, las y los jóvenes hemos conocido y padecido también sus consecuencias, hemos sido vinculados directa o indirectamente a la guerra y nos han querido condenar a vivir en ella.

Un nuevo país

La juventud es rebeldía, creatividad y alegría, es ansias de vivir y transformar, por eso la juventud caucana decidió vincularse a la construcción de la paz, decidió apostar y trabajar por pasar la página de la confrontación armada. Esta decisión se ha manifestado en la convocatoria y desarrollo de cabildos, asambleas, audiencias de derechos humanos y muchos otros escenarios en donde las y los jóvenes hemos puesto nuestro empeño con la convicción de quien construye un nuevo país. Entre estas iniciativas, recordamos de forma especial la Segunda Brigada Juvenil Internacional por la Paz de Colombia, realizada en agosto de 2015, en la cual organizaciones y procesos juveniles quisieron visibilizar la difícil situación de nuestro departamento convocando y organizando el acompañamiento, por parte de cientos de jóvenes de toda Colombia y de otros países, así como de personalidades políticas trabajadoras de la paz, a uno de los territorios más golpeados del Cauca, como lo es el municipio de Argelia, y en especial el corregimiento de El Mango, en donde sus pobladores decidieron en un acto heroico demostrar su deseo de no vivir más en la guerra. Esta iniciativa, que en años anteriores había enfocado sus esfuerzos en acompañar el territorio de La Macarena en el departamento del Meta, logró demostrar el compromiso y la esperanza de la juventud caucana y colombiana con la paz, la democracia y la justicia social.

Saboteo a la paz

El proceso de paz, que ha implicado el Acuerdo alcanzado entre el gobierno y la antigua guerrilla de las FARC-EP (mas su transformación en partido político), junto a los diálogos con la guerrilla del ELN; es visto por las comunidades caucanas como la posibilidad de empezar a cambiar sus condiciones de vida y de participar democráticamente en la construcción de sus municipios. Sin embargo, la implementación de los acuerdos y la culminación exitosa de este proceso produce temores a aquellos sectores de la sociedad que financiaron y apoyaron el surgimiento de grupos paramilitares, o que se ven beneficiados económicamente del negocio del narcotráfico y de la guerra en general; razón por la cual han establecido una fuerte oposición al proceso de paz y sus actuaciones se han encaminado a sabotearlo y destruirlo.

En este contexto, los territorios donde las antiguas FARC-EP hicieron presencia y ejercían control territorial, y donde el Estado no ha llegado a cumplir e implementar lo pactado, la población de estos municipios y en especial las organizaciones sociales y sus líderes y lideresas, se han convertido en el blanco del paramilitarismo que pretende ahora regular y reordenar los territorios de acuerdo a los intereses del capital del narcotráfico y de los megaproyectos que se pretenden impulsar en la región.

Las noticias de amenazas, desapariciones y asesinatos a líderes y lideresas y a organizaciones sociales y populares son cada vez más comunes en nuestro departamento, fuerzas oscuras afines a los intereses de la clase dominante en el país, pretenden amedrentar y atemorizar a las comunidades para que estas dejen de defender sus territorios.

Enfrentar el terror

La paz y nuestro futuro están en riesgo, por eso las y los jóvenes estamos llamados a manifestarnos con la misma creatividad y convicción que antes, pero con mayor fuerza y contundencia para demostrar que somos más los amigos de la paz, para confrontar con movilización y alegría a quienes nos quieren arrebatar la esperanza, para aferrarnos con fuerza al futuro que es nuestro, un futuro de respeto a las diferencias, un futuro en el cual pensar diferente y actuar de acuerdo a esos pensamientos no nos cueste la vida, un futuro en el que hayamos construido el país al tamaño de nuestros sueños. Ante el terror hemos decidido contraponer la esperanza.