
Posesión de Maduro el 10 de enero
Ricardo Arenales
“Aquellos que pretenden doblegar nuestra voluntad, no se equivoquen, ¡Venezuela se respeta!”, indicó en un trino el pasado domingo 6 de enero el presidente de ese país, Nicolás Maduro, en una contundente respuesta a los planes golpistas alentados por el llamado Grupo de Lima, que un día antes anunció que sus integrantes no reconocerán la legitimidad del próximo período presidencial de Maduro, que comienza este 10 de enero.
“La legitimidad nos la ha dado el pueblo con su voto”, precisó el mandatario, en una rueda de prensa, en respuesta a la falacia del Grupo de Lima, en el sentido de que el último proceso electoral en Venezuela ilegitima el mandato de Maduro, que en opinión de Washington, debe dar un paso al costado y ceder el gobierno a la Asamblea Nacional, esa sí sub júdice, por decisión de las altas cortes de justicia venezolanas.
En relación a la cuestión de la legitimidad del mandato del gobierno, Maduro recordó que la Revolución Bolivariana llegó al poder por la vía democrática hace veinte años y ese poder se ha ratificado con 23 victorias electorales. El mismo Maduro, indicaron conocidos historiadores, en cinco años de gestión, se ha sometido a la prueba de nueve procesos electorales que lo han favorecido y legitimado. Ningún mandatario en América Latina puede ostentar semejante palmarés. Pero para las “democracias” burguesas sumidas en la corrupción y en la violación de derechos fundamentales, Maduro es un “dictador”.
Informe y reconocimiento
El presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, indicó esta semana que Maduro se posesionará este jueves 10 de enero ante el Tribunal Supremo de Justicia, como lo estipula el artículo 231 de la Constitución Nacional. Ese mismo día será reconocido por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, FANB, y más tarde se reunirá con el pueblo en la plaza pública.
Al día siguiente, el mandatario comparecerá ante la Asamblea Nacional Constituyente para que sea reconocido por el poder originario, que convocó a elecciones presidenciales. En esa comparecencia Maduro presentará el Plan de la Patria 2019-2025 y rendirá el informe anual a todo el pueblo, con el balance y los logros de su gestión en 2018.
Cabello indicó también que el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, convocó a una serie de movilizaciones en todo el país, que confluirán en una “gran toma de Caracas”, para defender la Constitución y al presidente Maduro, y “para defender nuestro derecho a vivir en paz”.
Libreto aplicado a Cuba
Tales movilizaciones, y los parámetros de una política económica que algunos comparan con la que Lenin en su momento definió como la NEP, en los años de construcción del poder soviético, enmarcan los desafíos que deberá afrontar el segundo mandato de Nicolás Maduro.
No solo tiene por delante el reto de superar la crisis económica, derivada de un criminal bloqueo a sus finanzas y al comercio de sus recursos, impuesto por la administración norteamericana y la Unión Europea, sabotaje al que ahora se suma el Grupo de Lima, sino que deberá enfrentar el asedio internacional que pretende imponer la Casa Blanca a través de gobiernos títeres en el continente.
En efecto, la decisión que acaba de tomar el Grupo de Lima cumple al pie de la letra las indicaciones del Pentágono y del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Washington utiliza la misma estrategia de aislamiento que aplicó contra la Revolución cubana, cuando en 1962 expulsó a Cuba de la Organización de Estados Americanos, OEA, buscando aislarla y asfixiar su economía, para apoderarse del país.
El titiritero y sus marionetas
El Comando Sur de los Estados Unidos diseñó el manual “Venezuela Freedom 2 Operation”, ya referido en edición anterior de este semanario, para derrotar a la revolución bolivariana y retrotraer al país a su anterior estado de colonia norteamericana. En el texto se consigna que solo será posible derrotar a Maduro a través de una “operación militar bajo bandera internacional, patrocinada por la Conferencia de Ejércitos Latinoamericanos, bajo la protección de la OEA y la supervisión, en el contexto legal y mediático, del secretario general, Luis Almagro”.
Los países del Grupo de Lima, actuando como títeres de Washington, acaban de dar el primer paso para aplicar el libreto golpista contra Venezuela. Han dicho que no reconocerán legitimidad al nuevo mandato de Maduro, que comienza este 10 de enero. Pero además anuncian medidas para impedir el ingreso a sus territorios de funcionarios venezolanos, y aplicar sanciones económicas diversas.
El secretario general de la OEA, Almagro, por su parte, convocó a una sesión de emergencia de ese organismo, para el 10 de enero, coincidiendo con la fecha de posesión de Maduro, en la idea de conseguir un consenso para extender las sanciones al gobierno bolivariano. Almagro, desde hace tiempos, acaricia la idea de aplicar la llamada Carta Democrática a Venezuela, una medida sancionatoria que acaba de aplicar contra Nicaragua.
En la mira del Comando Sur
El Pentágono, además, ha designado como nuevo jefe del Comando Sur de los Estados Unidos al almirante Craig Faller, un veterano de la guerra en Afganistán, partícipe en el operativo de invasión a Irak y experto en asuntos de Seguridad Nacional y Terrorismo. Faller llega con la tarea de crear las condiciones para una intervención militar directa contra Venezuela, que no consiguieron sus antecesores.
El nuevo titular del Comando Sur ha confesado su estrategia: “La acción militar norteamericana ha dado preferencia a la diplomacia para garantizar una transición pacífica en Venezuela. Pero la situación es desastrosa y está afectando a toda la región. Nuestro foco principal serán nuestros aliados”, dijo el alto mando militar. Y ese papel mercenario es que acaban de declarar el Grupo de Lima y el señor Almagro, con el aliento del presidente Iván Duque.
En ese intrincado panorama anti venezolano, el presidente Maduró denunció hace algunas semanas, que en territorio colombiano, tanto en la base militar de Tolemaida como en un municipio del Norte de Santander, se está entrenando un grupo paramilitar, compuesto por al menos 734 unidades, para participar en los planes golpistas contra Venezuela. Esta fuerza podría actuar con bandera falsa, en un típico ‘falso positivo’, actuando como si fuera una fuerza venezolana, atacando a unidades colombianas, en una provocación para justificar una escalada intervencionista contra el país vecino. El gobierno bolivariano ha dicho en forma categórica que está preparado para un evento semejante y dará “la madre de todas las batallas” para defender su soberanía y autodeterminación.