Simón Palacio
@Simonhablando
Asistí hace algunos días al estadio Nemesio Camacho “El Campin”. Existía mucha expectativa ante la promocionada jornada de “Doblete”, es decir, al partido normal de la Liga Águila lo antecedida el partido de fútbol femenino entre Millonarios y Santa Fe. En la actualidad las mujeres colombianas nos han dado más gloria que la selección de varones, siendo el oro en los pasados Panamericanos una muestra de ello.
Algo muy bueno ocurre con el balompié femenino. Lo mejor de la jornada fue el fútbol. En la actualidad el popular deporte se caracteriza por excesiva táctica, supremacía del estado físico del deportista por encima del talento, engaño permanente en la simulación de faltas, escasos goles y poco fútbol. El juego excepcional y bonito lo tienen las ligas europeas.
Las mujeres tienen buen pie. Juegan bonito. Tocan el balón, van al choque sin botarse y hacer un show, corren todas las jugadas, gambetean y controlan la pelota sin miedo, se arriesgan, le pegan de afuera, centran buscando la cabeza de la goleadora, son ordenadas atrás. A este despliegue de profesionalismo deportivo se le agrega que son cero farándulas, no hay guayos extravagantes, contratos multimillonarios, peinados extraordinarios o tatuajes desproporcionados. No. Las mujeres juegan fútbol, y así lo demuestran, porque sienten lo sublime del juego.
También fue bueno ver que la gente se está apropiando de la liga femenina. Es cierto que en las estrategias de los clubes la figura del “Doblete” incentiva la presencia de público a los partidos de mujeres, pero también es cierto que el buen momento por el que pasan nuestras deportistas nacionales, promueve el interés de apoyar la competencia, los clubes y sus protagonistas.
Sin embargo, hay que decirlo, aún falta mucho para construir afición abnegada de la liga femenina. No se conocen los nombres de las jugadoras, no hay cantos propios que “alienten” al club y a sus representantes, se mide con el mismo racero deportivo el rendimiento desplegado en la cancha, y por supuesto, se putea de la misma forma como se hace en el juego de hombres. En otras palabras, se desconocen las dinámicas propias del fútbol femenino.
La sugerencia es, tanto al movimiento feminista como al conjunto del movimiento social, que así como se han acompañado las denuncias que desde las entrañas emergen día día, se acompañe el trabajo del fútbol femenino siguiendo la liga. La mejor forma de apoyar el fútbol de mujeres es viéndolo por TV o alentándolo en la cancha.
Mientras esto no cambie, la vice Martha Lucía Ramírez seguirá instrumentalizando el juego de nuestras deportistas a sus intereses y el fútbol femenino continuará siendo un territorio conquistado por el poder.