La negociación del mínimo oculta la pérdida de los salarios en la distribución de la nueva riqueza creada, de la cual el empresariado se queda con la mayor porción. Es prioritario que las centrales obreras replanteen el esquema de acordar el incremento salarial anual. Hay que defender la capacidad adquisitiva con la movilización de los trabajadores
Alberto Maldonado Copello
En diciembre de cada año, como un rito, se realiza la negociación del aumento del salario mínimo que consiste, en esencia, en compensar la pérdida en la capacidad adquisitiva debido al incremento de los precios -la inflación-, de los bienes que componen la canasta básica de consumo de los trabajadores. El incremento, aprobado por decreto, ya que no hubo acuerdo entre los gremios, el gobierno y las centrales obreras, fue de 6 por ciento, y como la inflación en 2019 fue de 3,8 por ciento, el aumento real es de 2,2 por ciento. Los trabajadores y los sectores populares que no alcanzan a devengar ni siquiera el mínimo, ya saben que este simbólico incremento es absorbido por el alza de precios a principios de cada año en los artículos de primera necesidad, en los gastos para el ingreso de los hijos al colegio, en el transporte público, etc.
Lo que no se discute
En la discusión del mínimo no se aborda el salario relativo, esto es, la distribución entre los salarios y las ganancias globales en el valor agregado generado por los trabajadores. Las negociaciones año tras año evidencian el mayor poder de la clase capitalista y su aliado el Estado, que logran mantener el salario mínimo real en niveles miserables, así como el salario relativo a favor del empresariado.
El capitalismo se fundamenta en el trabajo asalariado, una relación social de producción donde el capitalista, dueño de los medios de producción contrata a un trabajador a cambio de lo cual le paga un salario. El conflicto fundamental es la distribución del valor agregado creado por los trabajadores, entre el salario y la ganancia (que se distribuye entre todo tipo de capitalistas, los dueños de la tierra y el Estado). Si suben los salarios bajan las ganancias, por eso el empresario trata por todos los medios de mantener los salarios lo mas bajo posible.
Mínimo de subsistencia
Existe un mínimo físico que consiste en el conjunto de bienes y servicios que necesita un trabajador y su familia para subsistir y estar en condiciones de reproducir su fuerza de trabajo. El salario debería alcanzar para adquirir esta canasta básica que se determina socialmente mediante la lucha entre los trabajadores, los capitalistas y el Estado. Según el Código Sustantivo del trabajo “salario mínimo es el que todo trabajador tiene derecho a percibir para subvenir a sus necesidades normales y a las de su familia, en el orden material, moral y cultural”. Es claro que el salario mínimo legal no permite cubrir estas necesidades básicas del trabajador y la tendencia constante es hacia la reducción al mínimo posible de dicha canasta.
El contrato de trabajo
Los capitalistas contratan a los trabajadores en forma individual pero estos realizan su actividad productiva en forma colectiva, social, por lo cual la producción de la plusvalía total y del salario total es de igual forma, un proceso social. Los trabajadores producen con su trabajo todo el valor agregado, pero solamente se quedan con una parte; en otros términos, los capitalistas les pagan a los trabajadores con parte de su propio producto. Es un robo permanente. Pero como la contratación es individual y el trabajador tiene la opción de retirarse cuando lo desee, parece como si fuera un acto libre. Sin embargo, en su conjunto la clase trabajadora está esclavizada, tiene forzosamente que vender su fuerza de trabajo para asegurar su subsistencia.
Conflicto capital – salario
El objetivo de los trabajadores es incrementar sus salarios, el de los capitalistas mantenerlo igual e incluso disminuirlo. Pero no solo debería interesar el monto absoluto del salario, sino su participación relativa con relación a la plusvalía de los capitalistas. En 2002 los asalariados recibían 47 de cada cien pesos de todo el ingreso nacional y en 2018 apenas 371. Los salarios reales se han mantenido e incrementado ligeramente, pero la distancia con los capitalistas aumenta.
La lucha por mejorar los salarios es un conflicto permanente – parte de la lucha de clases – en la cual normalmente ganan los capitalistas, por varias razones: 1) porque a pesar de que compiten entre ellos, cuando se trata de los salarios actúan como una familia unida que se opone a los aumentos: 2) porque el mercado laboral es sesgado en contra de los trabajadores, dado que siempre hay un excedente de trabajadores – un ejército de reserva – que presiona los salarios a la baja y una competencia entre los mismos trabajadores; 3) porque el Estado está al servicio de los patronos y la actividad sindical es riesgosa y perseguida en Colombia. Los capitalistas y el Estado cuentan además con el apoyo “desinteresado” de los economistas tradicionales que inventan toda suerte de teorías para tratar de culpar a los “altos salarios”, del desempleo y del bajo crecimiento. Además en el país el ambiente mediático es hostil a los trabajadores.
Objetivo de largo plazo
La lucha para aumentar el salario es necesaria pero no debería ser lo fundamental. Luchar solamente por un salario “digno” es aceptar que se mantenga la relación entre capital y trabajo, la relación asalariada, la explotación, es como hacerle el juego a las reglas del capitalismo. Los trabajadores deberían además de esto incluir dentro de sus banderas políticas la lucha por la abolición del trabajo asalariado, o sea, lo que implica un cambio de régimen socioeconómico. La experiencia histórica en la lucha salarial debería ser suficiente evidencia para mostrar que dentro del capitalismo habrá siempre un salario indigno para la mayoría de trabajadores.
1 https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/aurelio-suarez-montoya/salario-minimo-empleo-ganancias-productividad-e-inflacion-aurelio-suarez-444298