La Morada, un espacio libre de violencia machista

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Aspecto del café de la casa cultural La Morada. Foto Boris Orjuela.

Ubicada en el corazón de Teusaquillo, la casa cultural le apuesta desde el feminismo a la construcción de espacios seguros, nidos de resistencia y conspiración para el movimiento social

Amaru Terrestre

El pasado primero de septiembre se llevó a cabo el lanzamiento oficial de la casa cultural con perspectiva feminista: La Morada. Este evento tuvo como propósito retribuir el trabajo y la confianza que varias personas aportaron a la consolidación de esta novedosa apuesta colectiva del movimiento de mujeres.

La Morada surge de conversaciones entre mujeres jóvenes feministas de la Universidad Nacional de Colombia. Como sujetas que hacen parte de movimiento social y popular entendieron la necesidad de tener un espacio en Bogotá que supliera las dificultades que enfrentan las colectivas feministas a la hora de buscar un lugar para reunirse y llevar a cabo las múltiples actividades que normalmente realizan.

Jennyfer Vanegas, trabajadora social y magister en estudios de género, es la pionera en la construcción de La Morada y actualmente coordinadora de la casa. Afirma que las colectivas feministas y el movimiento de mujeres tenían dos dificultades fundamentales. La primera, en la mayoría de los espacios se pide una gran cantidad de dinero que normalmente es complicado conseguir en las organizaciones de mujeres; y la segunda, que en el conjunto de los espacios comunes para el movimiento social suele estar vinculado a organizaciones de izquierda donde se han presentado casos de agresiones contra las mujeres, de esta manera para cualquier mujer feminista es incoherente frecuentar ese tipo de espacios.

Es así como surge La Morada, de la necesidad de tener un espacio propio, un espacio donde se puedan encontrar y conocer las iniciativas y procesos locales, barriales y territoriales que las mujeres tienen en Bogotá y en especial, contar con un espacio libre de todo tipo de violencias.

Principio fundamental

Esta casa cultural con perspectiva feminista tiene como principio fundamental la construcción de prácticas libres de violencia, de machismo, de sexismo, de racismo y de colonialismo. Jennyfer afirma que la construcción de estas prácticas se da diariamente en un marco de transformación de todos los sistemas de opresión, donde es absolutamente necesario el respeto por la vida de cada ser humano.

Por ello La Morada, como espacio libre de violencias, tiene prohibido el ingreso a hombres que hayan sido denunciados penalmente o a través de las redes sociales por acoso o agresión, evitando así la incomodidad de verlos y compartir con ellos espacios comunes.

Programación cultural de la casa cultural. Foto Boris Orjuela.

La Morada, sus aliadas y el movimiento feminista

El proceso de planificación, construcción y consolidación de La Morada fue emprendido por varias manos. En una experiencia decididamente colectiva, se realizó una convocatoria a mujeres que quisieran hacer parte de un equipo de voluntarias para darle forma y contenido a lo que en su momento fue una conversación espontánea en el prado de una universidad. Para sorpresa de Jennyfer, acudieron al llamado varias chicas y chicos de universidades públicas y privadas que expresaban diversas corrientes feministas. Después de cinco meses en un proceso donde no han faltado los altibajos, la casa funciona bajo la orientación de un equipo semilla conformado por cinco mujeres que siguen trabajando juntas desde la primera convocatoria.

Unas de las principales aliadas durante todo el proceso de La Morada han sido Las Parceras (Línea de Información y Red Feminista de Acompañamiento en Aborto). En la casa se llevó a cabo el lanzamiento de la Línea de Aborto Seguro y el lanzamiento de la campaña “365 días por la autonomía y dignidad de las mujeres” como contrapeso a la campaña “40 días por la vida” que organiza mítines de acoso frente de los centros médicos donde se practican abortos. Las Parceras no son las únicas aliadas de La Morada. Para tener la casa llena de color y energía, muchas mujeres, entre ellas Sol Trejos y La Wife, plasmaron sus ideas en murales que se pueden apreciar al recorrer la casa.

Jennyfer se reconoce como feminista radical. “El feminismo debe articularse con las demás luchas, no solo contra el sistema patriarcal sino contra el sistema capitalista, el sistema racista y todo tipo de sistema de opresión”, comenta con vehemencia. Es así como la interseccionalidad cobra relevancia puesto que si no se juntan las personas para luchar será aún más difícil lograr transformaciones para el movimiento social y popular.

Por ello, aunque la coordinadora de la casa sea una feminista radical, en La Morada se reconocen las diferentes vertientes del feminismo y las contraposiciones que suelen existir respecto a diversos temas. La casa permite al calor de un café, una cerveza o un postre, abrir el debate, difuminar esas posiciones en blanco y negro que normalmente se tienen y que solo se lograrán disipar entendiendo la posición de la otra, no solo desde su discurso sino permitiéndose escuchar su historia.

Foto Boris Orjuela.

Funcionamiento de La Morada

La Morada es un espacio autogestionado y no depende de ninguna institución pública ni privada. Las fundadoras creen en la autogestión como apuesta política porque comprenden el daño que las ONG han hecho al movimiento feminista y de mujeres desde los años noventa. La casa se sostiene gracias a los aportes en dinero o en especie que provienen del préstamo de los espacios y salones. Estos préstamos se saldan muchas veces a través de trueques por trabajo.

La casa cuenta con otro tipos de espacios como lo son: el co-working (espacio para trabajar), lugares de descanso, un consultorio jurídico y psicosocial que se transa de acuerdo a los ingresos de las mujeres que necesitan conseguir una asistencia real y con todas las garantías, un área para niños y niñas en la necesidad de lograr una zona donde tener hijos e hijas y que ello no sea un impedimento para salir a tomarse un café, asistir a un taller, etc. Por último, un lugar de posada para chicas que van de paso por Bogotá y quieren alojarse en un lugar seguro.

Libre de violencia

La Morada ha sido un trabajo colectivo. Detrás de cada ambiente, mural y nombre hay un sinnúmero de discusiones. Su nombre como su logo responden a la forma en que se pensó: El feminismo como alternativa de vida, la casa de todas, un lugar seguro y un espacio para transgredir la heteronormatividad. Por lo tanto, es un compromiso colectivo mantener este espacio con las puertas abiertas como nido de resistencia y conspiración para las mujeres y hombres que sueñan y trabajan por un mundo diferente, un mundo libre de violencias.

Lugar: Cra 19# 36-34, Teusaquillo, Bogotá D.C.

Facebook: https://www.facebook.com/lamoradacc/ 

Instagram: https://www.instagram.com/lamoradacolombia/