La nueva estrategia de Duque: ¿remezón o continuismo?

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Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, y Alicia Arango, nueva ministra del Interior.

Ante un escenario de tropiezos y dificultades, desde la Casa de Nariño se ha venido confeccionando un cambio en la estrategia general, no solo alrededor de las iniciativas y políticas del Gobierno, sino en la composición de una nueva correlación de fuerzas que le sea favorable ante la crisis

Redacción Política

Se agota el tiempo para el presidente Iván Duque. Dos años y medio es lo que tiene el actual mandatario para sacar adelante las iniciativas prioritarias de su Gobierno. Hasta el momento la sensación que dejan sus actuaciones, como la de sus ministros, es la materialización de una regresiva agenda económica que profundiza el desempleo y la desigualdad social, nulo compromiso con la implementación de los componentes transformadores del Acuerdo de Paz, una política internacional encuadrada a los intereses de Estados Unidos, y un largo etcétera de posiciones que despiertan todos los días un generalizado descontento en las mayorías.

Con una fuerte y creciente indignación convertida en protesta social, el gobierno Duque no solo tiene dificultades en las calles. Los problemas con un Congreso clientelista que le cobró el repartir la “mermelada” solo al partido de Gobierno, junto al nuevo mapa político regional derivado de las pasadas elecciones locales de 2019, agudizan cada día más una inocultable crisis de gobernabilidad.

Ante este escenario de tropiezos y aprietos, desde la Casa de Nariño se ha venido confeccionando un cambio en la estrategia general, no solo en lo que gira alrededor de las iniciativas y políticas del Gobierno, sino en la composición de una nueva correlación de fuerzas que le sea favorable ante la crisis.

Comunicaciones

La llegada del periodista Hassán Nassar a Palacio ha significado un cambio en el manejo de las comunicaciones. Con las protestas en caliente el pasado noviembre, el principal estratega de RCN llegó a la jefatura de comunicaciones con el propósito de contrarrestar la opinión desfavorable de Iván Duque que alcanza un 70%.

La primera estrategia fue invertir en campañas publicitarias con un doble objetivo: por un lado, propaganda a favor de las políticas de Gobierno, por el otro, confrontar los argumentos de la protesta social. Para ese propósito, la Casa de Nariño pagó solo para el mes de noviembre un total de pauta por 88 millones de pesos distribuidos en tres contratistas: DDB Wordwide Colombia S.A., DU Brands S.A y Alotrópico S.A. Entre estas tres empresas y Palacio hay una relación contractual que supera los 4.700 millones de pesos.

La segunda estrategia ha sido cambiar el lenguaje en cualquier salida que tenga el Gobierno en medios. Por ejemplo, con la inminente reforma pensional, que si o si se debe tramitar, los funcionarios uribistas han salido a maquillarla con el eufemismo que “no es una reforma, es un instrumento de apoyo para la vejez”.

Mermelada

Ante las crisis políticas que vive cualquier Gobierno, una de las reacciones normales es un cambio en el gabinete ministerial. El caso de Duque ha sido caracterizado por un hermetismo a la hora de configurar su nuevo equipo gubernamental luego de las protestas de noviembre. Pero debe hacerlo o no tendrá capacidad de maniobra. La estrategia es sencilla: gobierno a cambio de puestos.

Son dos las dificultades. La primera, es que existe una nueva coalición en el Congreso, donde Cambio Radical, el Partido de la U y el Partido Conservador serán beneficiados de la “mermelada” política con nuevos ministerios y departamentos administrativos, burocracia que hasta el momento estaba destinada a las redes clientelares del Centro Democrático y que ya generan fracturas en las toldas uribistas. La segunda dificultad, es que cualquier movimiento en el Gobierno debe generarle confianza al senador Álvaro Uribe.

Así las cosas, con el anuncio del nombramiento de Alicia Arango como nueva ministra del Interior, las carteras estratégicas siguen en manos del uribismo. Defensa, Hacienda, Cancillería y política siguen orientadas por funcionarios de la entraña del Centro Democrático, que, a juzgar por los nombres de los responsables, no responden a ninguna renovación y representan la vieja política del uribismo.

Las reformas van

Una vez posicionado el nuevo gabinete, el principal reto será sacar adelante las reformas que necesitan para salvar al Gobierno de su crisis. Son prioritariaso para el Gobierno nacional las reformas de la salud, justicia, laboral, política y pensional. Estos cambios tienen la presión del Fondo Monetario Internacional, FMI, y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE.

Con las nuevas estrategias de la actual administración, el pulso tanto en el Congreso como en las calles, vaticinan un nuevo capítulo en la disputa por la hegemonía política. Las elites políticas están afilando sus dientes en medio de su peor crisis de legitimidad con la gente en los últimos años. Hay que estar atentos a los nuevos cambios.