La peor droga es el poder

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Renata Cabrales
@RENATARELATA

Una de las promesas de Iván Duque, al asumir la presidencia de Colombia, era prohibir la dosis personal de droga, ya despenalizada en el país en 1994 por la Corte Constitucional. Pero esto no constituía un problema, pues era fácil para su gobierno tramitar un nuevo decreto que hiciera posible que la policía pudiese decomisar la dosis mínima de droga, multar al portador y destruir el bien incautado.

Pero, todo este discurso de poner fin al narcotráfico, por medio de la persecusión a consumidores en las calles, con el pretexto de que hay que proteger a los y las jóvenes de no caer en las trampas de los jíbaros, no es más que una estrategia para indignar a la población más conservadora del país con el discurso moralista de atacar todo aquello que constituya un peligro para “La sagrada familia”, creando también la necesidad de un Ministerio de la Familia que protegerá los “valores cristianos”, para que las hijas e hijos educados en un ambiente católico no se pierdan en el oscuro mundo de las drogas.

Al llegar al corazón de los defensores del ideal de familia tradicional, se busca ocultar la verdadera magnitud del asunto, para que no se haga un escándalo por el regreso de la fumigación de cultivos ilícitos con glifosato, ni por la ridícula propuesta de decomisar la dosis mínima en las calles, a sabiendas de que esta propuesta, de apariencia ingenua, puede conllevar en su iniciativa las más terribles formas de represión bajo el regreso de un Gobierno uribista.

Pero, es evidente que a este Gobierno lo único que le interesa es conservar de cualquier forma el poder, la peor droga del uribismo, (por la cual le ha causado tanto daño a Colombia), y por lo que es conveniente mantenerse de rodillas ante el Gobierno imperialista de Estados Unidos, y una de sus estrategias para este fin ha sido nombrar como embajador de Colombia en ese país, a Francisco Santos quien supuestamente, según Duque, debe “cumplir una misión” que es fortalecer las relaciones bilaterales con Estados Unidos y desnarcotizarlas.

El nuevo embajador ha manifestado estar de acuerdo en que la aspersión con glifosato es necesaria para combatir la expansión de los cultivos ilícitos y el narcotráfico, sin tener en cuenta el rechazo de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas (ACSC) y de la Organización Mundial de la Salud, debido a los graves riesgos para la salud de las y los colombianos, que el uso de este veneno implica.