La política de trabajo e ingresos en el Plan Nacional de Desarrollo

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Maquila de confección textil. Foto internet.

Alberto Maldonado Copello

El proyecto de Plan de Desarrollo del gobierno Duque incluye dentro del Pacto por la Equidad la política laboral y de ingresos1. Técnicamente se caracteriza por un diagnóstico precario -insuficiente información y prácticamente nula explicación-, unas metas vergonzosas -cambios mínimos-, y unas líneas de acción mediocres. Pero, desde la perspectiva del dominio sobre los trabajadores, es una excelente pieza de ocultamiento de la realidad que evita relacionar la situación de bajos ingresos y desempleo con el sistema capitalista.

El producto total del país es elaborado por cerca de 22 millones de trabajadores, de los cuales aproximadamente 11 millones son asalariados2 y 9,5 millones por cuenta propia. Los primeros produjeron en 2016 cerca de 600 millones de valor agregado, pero se quedaron solo con la mitad entregando la otra mitad a cerca de 900 mil patronos: el 7% de se queda anualmente con la mitad del valor agregado, la misma cantidad que el otro 93%. El ingreso promedio anual de los primeros es de $320 millones y el de los segundos de apenas $25 millones.

Centralización capitalista

La mayoría de los trabajadores obtiene apenas el salario mínimo e incluso una proporción importante está por debajo, lo que conduce a que 27% de los colombianos no tenga dinero suficiente para adquirir una canasta básica. Buena parte de los trabajadores asalariados -especialmente aquellos que trabajan para multitud de pequeñas empresas- no tienen salarios formales que cumplan con todos los requisitos legales y se ven sometidos a diversas formas de contratación que reducen sus ingresos y desmejoran sus condiciones de trabajo.

Aproximadamente dos millones de trabajadores no consiguen trabajo y por tanto no cuentan con fuentes de ingresos y una proporción importante de los ocupados se encuentra en subempleo, es decir en trabajos precarios o que no corresponden con sus capacidades y formación. El desempleo es una característica inherente al capitalismo que se fundamenta en el desarrollo técnico y el aumento de la productividad que conduce a que el crecimiento económico se traduzca en la supresión de trabajadores en diversas ramas de la actividad económica, garantizando un ejército industrial de reserva permanente. Asimismo, el crecimiento económico se caracteriza por el predominio de las empresas capitalistas y su concentración y centralización que conduce, por la competencia, a la quiebra y desaparición de empresas medianas y pequeñas, cuyos dueños y trabajadores caen en el desempleo, la informalidad y las actividades por cuenta propia.

Los trabajadores son un costo para los capitalistas que buscan reducir al mínimo su salario. La tendencia es reconocer un salario que permita a los trabajadores conseguir los medios de vida mínimos necesarios para subsistir y estar en condiciones de presentarse a trabajar todos los días. El salario mínimo es actualmente $828.000 mensuales (un poco más de $1.300.000 si se pagan todas las prestaciones legales), cifra que se aproxima al valor de la canasta básica que se calcula en poco más de $1.000.000 para sostener a una familia de cuatro personas. La determinación del salario mínimo y la canasta familiar responde a este criterio de subsistencia pero depende también de las relaciones de fuerza entre capitalistas y trabajadores y de la situación de oferta y demanda. El mercado de trabajo se caracteriza por exceso de trabajadores lo que genera una situación favorable para que los capitalistas puedan imponer con mayor facilidad sus condiciones.

Disfrazados de empresarios

De otra parte, una masa grande de trabajadores colombianos realiza actividades por cuenta propia con características que conducen a la generación de muy bajos ingresos: i) Una parte importante realiza tareas en forma “independiente” para grandes empresas capitalistas: venta de servicios de telefonía celular, helados, chocolatinas, alimentos, etc. Se trata de trabajadores asalariados precarios, disfrazados de “empresarios”, que contribuyen a la realización de las ganancias, pero en condiciones de precariedad y bajos ingresos. Otros como los pequeños productores agrícolas dependen en gran medida de los comerciantes informales y formales, como los grandes supermercados, para los cuales terminan trabajando en condiciones desventajosas y convirtiéndose en trabajadores a domicilio, en una forma intermedia de trabajo asalariado; esto ocurre también con pequeños productores no agrícolas. Adicionalmente, buena parte de las actividades de los cuenta propia y pequeños productores se realizan en ramas de producción de muy poco desarrollo técnico, con facilidades de entrada de competidores, y por tanto con posibilidades efectivas de ingresos muy bajos.

El Plan Nacional de Desarrollo, en su punto sobre trabajo decente e ingreso digno no dice nada de fondo sobre esto. Presenta, precariamente, algunas cifras que describen la situación existente, en términos de bajos ingresos, informalidad, desempleo y malas condiciones de trabajo, pero no hace esfuerzo alguno por explicar la situación y por el contrario la oculta: se muestran los síntomas pero no las causas. El plan habla de exclusión productiva, como si los trabajadores no estuvieran incluidos dentro del sistema pero en condiciones de explotación y precariedad. Tanto los trabajadores asalariados, como los cuenta propia y los desempleados, hacen parte del modelo económico. El diagnóstico se queda en las consecuencias y por tanto las medidas se limitan a ciertos retoques. Lo fundamental no está en discusión, lo que se plantea es poner unos paños de agua tibia. Las metas son vergonzosas, incluso dentro del marco capitalista: mantener desempleado al 7,9% de los colombianos, aumentar en cuatro puntos porcentuales los cotizantes al sistema de pensiones y en 1,5 al sistema de riesgos laborales; no hay metas sobre ingresos de los trabajadores y su participación en el valor agregado. El énfasis del diagnóstico y las acciones se pone en el Estado como responsable de las situaciones, de forma tal que no se dirija la atención a las características estructurales de la producción capitalista.

1 Dentro del “Pacto por la equidad: política social moderna centrada en la familia, eficiente, de calidad y conectada a mercados”, está el literal f “Trabajo decente, acceso a mercados e ingresos dignos: acelerando la inclusión productiva”, en las páginas 287 a 308.

2 Incluyendo aquí trabajadores asalariados del sector privado, servicio doméstico y peones o jornaleros.